Hay una tradición de la poesía religiosa, mística en los Siglos de Oro, con nombres como los de San Juan de la Cruz, Santa Teresa o Fray Luis de León, en la Nueva España destacan Luis de Sandoval y Zapata o Carlos de Sigüenza y Góngora, luego están los poetas neoclásicos que publicaron en El Diario de México en los primeros años del siglo XIX, seguidos de Manuel Carpio y décadas después por otros poetas, pasando por la poesía popular, hasta llegar a los poemas de Osvaldo Ogaz (Ciudad Juárez, 1976) en 77 veces ¡Gracias, Dios! (2025).
Ogaz ya había publicado algunas plaquettes de poesía, pero quisiera hablar hoy de este volumen. Hay varias cosas que llaman la atención, primero, es un poemario de corte religioso en 2025, ya avanzado el siglo XXI y pareciera que este tipo de poesía había quedado perdida en el transcurso del siglo XX. Así que en ese sentido Ogaz asume el riesgo de publicar poemas con esta temática, sin importar el qué dirán, al contrario, nadando a contracorriente en las novedades editoriales.
Sin embargo, el riesgo no sólo es temático, sino formal, puesto que se trata de acrósticos escritos en verso libre. En la poesía de Ogaz se cumple la máxima que establece Octavio Paz acerca de que la poesía debe ser un salto mortal. El libro está compuesto por 77 acrósticos que repiten la palabra GRACIAS y lo hace con gran oficio porque son poemas redondos, llenos de emotividad, de ritmo y, contrario a lo que podría pensarse, nada repetitivos.
El título nos brinda este número significativo y simbólico del cristianismo traído desde la numerología judaica, el número 77 que tiende a lo infinito, entonces se trataría de un libro que expresa las gracias infinitas a Dios con este poemario. En este sentido destaco los versículos que dan pie al diálogo de cada acróstico, ya que debajo de cada título está el pasaje bíblico que Ogaz nos invita a leer. Y esta invitación también nos muestra la lectura que el propio poeta hace de la Biblia.
Unido a lo anterior, en Ogaz hay un diálogo entre la alta cultura y la cultura popular, como en el poema “59 Alto calibre”:
Gafas, cholos engafados, ya no
Riñendo con palos o
Armas de grueso
Calibre, si no
Influenciados por una nueva
Arma: arman rimas
Señor, construir escaleras y subir alto.
Así que ahí está la invitación para que se animen a leer este gran poemario de Osvaldo Ogaz.


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