Ante el reciente y escalofriante hallazgo de un campo de exterminio en el rancho Izaguirre, en el estado de Jalisco, la Compañía de Jesús publicó en su portal un comunicado emitido por diversas organizaciones civiles, quienes califican el momento actual como “la etapa más oscura de nuestro país”.
El documento, leído durante una ceremonia en memoria de las víctimas, señala los testimonios y evidencias encontradas en este lugar revelan niveles de crueldad y deshumanización que superan lo imaginable.
Aunque ya se tenían indicios de la existencia de campos de adiestramiento clandestinos, agrega el manifiesto, “Hoy sabemos hasta dónde llega la maldad, el deseo insaciable de poder y las complicidades que desprecian la vida humana”, se lee en el texto.
En el texto, se rinde homenaje a las madres buscadoras y a los colectivos que, ha
n asumido la titánica tarea de buscar a sus seres queridos y exponer la dinámica delictiva que ha cobrado la vida de miles de jóvenes en el país.
Su actuación se da frente a la inacción de las instituciones, añade. “Es increíble que un grupo de mujeres ayuden a comprender los daños cometidos a nuestros jóvenes más que las propias instituciones de justicia”, destaca el texto.
Cada objeto encontrado en el rancho Izaguirre —zapatos, huesos y pertenencias— es descrito como un símbolo de dolor y una llamada a la acción”.
“Cada zapato es una historia de vida frustrada por la maldad, cada hueso es un llamado a transformar este país de cementerios clandestinos, y cada vela que encendemos es un compromiso por la paz y la justicia”, expresa el manifiesto.
En memoria de las víctimas que fueron torturadas, asesinadas o desaparecidas en este y otros centros de exterminio, el documento hace un llamado a la solidaridad, la reconstrucción de las instituciones locales y la comunidad. “
Recuperar la paz del país requiere de tres pilares: solidaridad con las víctimas, reconstrucción de la institucionalidad y reconstrucción de la comunidad”, señala.
El Diálogo Nacional por la Paz, impulsor del manifiesto, reitera su compromiso de trabajar por un México libre de violencia y exige a las autoridades municipales, estatales y federales localizar y desmantelar todos los centros de entrenamiento y exterminio operados por el crimen organizado. “Hoy se juega el futuro de nuestra juventud. No podemos dejarlos a expensas de la delincuencia”, advierte.
El texto concluye con un mensaje de esperanza y un llamado a la unidad: “Cada desaparecido, cada asesinato y cada feminicidio es un llamado a defender la vida.
Las soluciones que necesitamos surgirán desde abajo, articulando a todos los actores de buena voluntad que hoy dicen ¡no más violencia!”.
El manifiesto ha resonado entre miles de personas que, en diferentes puntos del país, se han sumado a las movilizaciones y ceremonias en memoria de las víctimas.
“Somos muchos los que deseamos la paz, somos muchos los que estamos dispuestos a reconstruir la comunidad, somos muchos los que deseamos colaborar para sacar adelante a nuestro querido México”, finaliza el documento.
Mientras las investigaciones sobre el rancho Izaguirre continúan, este manifiesto se convierte en un grito colectivo por la justicia y un recordatorio de que, frente a la oscuridad, la luz de la esperanza y la lucha por la dignidad humana no se apagarán.


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