Las cortinas se encontraban cerradas y la cama un poco desatendida. Sobre ella, el magnate millonario Wayne Millard estaba acostado de medio lado, apoyado sobre su brazo derecho y con una expresión tranquila. En la entrada, su esposa Madeleine lo miraba con los ojos cristalinos, las manos sobre su boca e intentaba derribar a los oficiales que allí se encontraban.
A su lado, un hombre con un traje blanco la apartó para entrar a la habitación y tomar las pruebas que había alrededor del ojo izquierdo de Wayne, el cual había sido totalmente destruido por una herida de bala.
Su hijo, Dellen Millard, se encontraba atrás de su madre, tranquilo, viendo cómo la Policía investigaba la muerte de su padre.
Ese fue el primer duelo que tuvo que vivir el millonario heredero canadiense por un crimen por el cual, años después, sería condenado a más de 100 años de prisión.
Esta es la historia de un asesino en serie que perdió todos sus privilegios de cuna y pasó a ser uno de los criminales más peligrosos de la historia de Canadá.
Hijo ”prodigio”
Dellen Millard nació en Toronto en 1985. Era el único hijo de Wayne Millard y Madeleine Burn, una pareja de esposos adinerados, ya que eran dueños de la línea aérea canadiense MillardAir.
Se conocieron en la aerolínea Air Canada, cuándo Wayne trabaja como piloto y Madeleine como azafata. Desde entonces formaron un hogar lleno de prestigio y lujos, pensado especialmente para que su pequeño pudiese crecer con todas las comodidades posibles a nivel material e intelectual.
Tanto así, que, según el medio canadiense ‘Global News’, a sus 2 años ya podía nadar, a los 5 era un lector nato y a los 14 años se convirtió en una de las personas más jóvenes de Canadá en volar un helicóptero por su propia cuenta.
No obstante, la fantasía de la familia feliz se acabó más rápido de lo previsto. La pareja se separó en 1990 después de una temporada llena de peleas y malentendidos. Tras esto, el joven, que parecía ser un genio en todo lo que hacía, hizo un cambio radical en su vida.
Antes de cumplir la mayoría de edad y en plena flor de su juventud, Dellen empezó a forjar su personalidad en una dirección muy distinta a la que su madre quería. Arrogante, excéntrico y millonario, así se presentaba ante la sociedad el chico que ahora tenía por costumbre comer galletas para perro y drogarse en horas de clase.
Incluso poco antes de salir de la secundaria, decidió marcar de por vida la palabra ‘ambición’ en su cuerpo. Con el tatuaje en una de sus muñecas, el millonario arrogante se creó toda una imagen, en la que él era el chico malo de Canadá, que andaba de fiesta en fiesta y a su vez, nada le importaba.
Esta actitud incluso se mantuvo, cuando en el 2012 supuestamente había encontrado sin vida a su padre en la habitación. Rápidamente llamó a su madre y a las autoridades diciendo que estaba muerto, pero que no sabía lo que había pasado.
Según la cadena de televisión y radio canadiense ‘CBC’, durante la recolección de pruebas se encontró al señor Wayne en su cama, con un disparo inexplicable en el ojo izquierdo. La escena de por sí era tétrica y escabrosa, pero lo que realmente llamó la atención de los investigadores era que el arma homicida estaba dentro de un cajón.
Era imposible que se hubiese disparado y luego hubiera guardado el revólver en su mesa de noche. Eso puso en duda muchas cosas y abrió paso a la posibilidad de que se tratara de un asesinato. Aun así, por falta de evidencia, al final se dictaminó que el mismo hombre había decidido acabar con su vida.
Mark Smich, una relación de amor-odio
Después de la muerte de su padre, Dellen intensificó el consumo de drogas, abandonó la universidad y se dedicó a robar equipos de construcción Bobcat y cortadoras de césped para sentir un poco de emoción en su vida.
Fue entonces cuando conoció a Mark Smich, un chico de clase media -muy distinto a lo que era su círculo social- que para ese momento era un delincuente menor y traficante de drogas. Al principio la relación entre ellos dos era tensa, pero al final se volvieron tan amigos que incluso llegaron a ser grandes cómplices.
Juntos llegaron a robar incluso cosas más caras que una simple cortadora de césped. Según el informe emitido por la Corte de Ontario después del juicio hecho en su contra en el 2015, ambos robaron vehículos, embarcaciones y equipos como parte de las “misiones” que les daban una dosis de adrenalina a su cotidianidad.
Así es como comienza el expediente criminal de estos dos jóvenes quienes, años después, se verían envueltos en crímenes más graves.
El tatuaje delator
En el año 2013, en la pequeña ciudad de Ancaster, Canadá, un hombre llamado Tim Bosma publicó un anuncio diciendo que quería vender su camioneta. Según los relatos presentados por su familia ante la corte, Bosma se caracterizaba por ser un hombre entregado a su hija de dos años y a su esposa Sharlene, era un contador excepcional y se la llevaba bien con todo el mundo.
Un día, por problemas económicos, decidió vender su Dodge Ram negra: una camioneta de doble cabina con platón, que funcionaba con diésel y tenía una capacidad de carga de 800 kilos. Fue ahí cuando recibió un mensaje de dos hombres que decían que estaban interesados, pero primero querían hacer una prueba de manejo antes de concluir su compra.
Tim decidió que haría la prueba de manejo con ellos en caso de que decidieran que querían robar el vehículo y les dio su dirección, cuestión que al final, lamentablemente, fue tal vez el peor error de su vida.
El lunes 6 de mayo de 2013, Millard y Smich se presentaron a las ocho de la noche en la casa de los Bosma con el fin de realizar una supuesta prueba de manejo. Para la feliz pareja de enamorados, el hecho de que dos jóvenes quisieran probar una camioneta tan tarde era algo muy extraño, pero al final aceptaron debido a que necesitaban el dinero.
Sin más preámbulo, los tres hombres subieron a la camioneta de Tim y se marcharon hacia el bosque. Esa fue la última vez que Sharlene vio a su esposo.
Una hora después la mujer entró en pánico. Extrañada por la situación y teniendo en cuenta que la noche ya había caído, rápidamente llamó a las autoridades para advertir que a su esposo se lo habían llevado dos extraños en una camioneta.
Los oficiales emprendieron la búsqueda y emitieron una alerta para la comunidad, pidiendo que, quien supiese cualquier información relacionada con el caso, por favor se comunicara con ellos lo antes posible. Y dicho y hecho, un vecino alertó que había visto a los dos jóvenes con Tim, y lo más importante era que uno de ellos tenía la palabra ‘ambición’ tatuada en la muñeca.
El 11 de mayo, Dellen Millard fue arrestado por ser sospechoso de asesinato. Un día después, el vehículo de Bosma fue encontrado dentro del garaje del millonario. Esa misma semana, el 14 de mayo, la Policía encontró los restos quemados de Tim, en el incinerador de la granja de Millard, en la comunidad de Ayr.
Una semana después, el 22 de mayo del 2013, Mark Smich fue capturado y llevado a juicio con su amigo. La verdad es que nunca se supo qué pasó realmente, pues ambos confesaron que le habían disparado a la cabeza, pero así mismo, siempre se culparon mutuamente. Fue así como empezó la historia de lo que sería una serie de condenas.
Un amor no correspondido
Atraída por el físico y la personalidad de Millard, la joven Laura Babcock cayó en las trampas del millonario canadiense al conocerlo una noche en el bar el Brunswick House de Toronto a finales del 2008. Lo que comenzó como una charla causal, terminó en una amistad que iría evolucionando a un amor no correspondido.
Al principio de su relación, simplemente tenían encuentros sexuales esporádicos y pasaban el tiempo como amigos. Así duraron un mes, hasta que Babcock conoció a Shawn Lerner, un hombre muy distinto a lo que Dellen era.
Mientras que uno era conocido por ser caprichoso, mujeriego y un poco peligroso, -ya que para ese entonces se rumoreaba que consumía sustancias ilícitas, el joven Lerner era todo lo contrario, ya que, tanto sus familiares como amigos, siempre lo describieron como un chico fiel, tranquilo e inteligente.
Laura quedó flechada al instante por su inquietante personalidad. Sin embargo, parte de su corazón le pertenecía a Millard, razón por la cual solo duró un año y medio de novia con Shawn.
Adicional a esto, la joven de 23 años había presentado algunas crisis de salud mental, relacionadas con depresión y ansiedad. Esto fue una época dura para ella, pero importante en la relación de amistad que al final mantuvo con su exnovio, pues según sus familiares, fue un apoyo muy grande para ella.
Mientras tanto, Dellen Millard desarrolló una relación con su nueva novia, Christina Noudga, quien se puso celosa de su amistad con Laura. Desde ese momento las tensiones con ella y Millard solo iban creciendo más y más, hasta el punto de generar una disputa entre las dos, que se intensificó rápidamente. Pelea tras pelea, ambas intentaron demostrar una superioridad constante con respecto a quién podría “quedarse” con el joven.
No obstante, las cosas se tornaron aún más oscuras, cuando en febrero de 2012, Noudga le envió un mensaje de texto a Laura que decía: “Feliz cumpleaños. Hoy hace un año fue la primera vez que me acosté con Dellen”.
Sin pensarlo dos veces, la otra joven le respondió con el mismo tono diciendo: “Está bien, me acosté con él hace un par de semanas”. Con ese último mensaje la conversación había acabado entre las chicas, pero no la disputa por el millonario, quien, más tarde, arremetió contra la joven actriz.
“Eres perjudicial para mí, por favor no intentes contactarme”, ese fue el mensaje que envió en abril de 2012 el prodigio de la aviación a Babcock, para luego escribirle a Christina que “la iba a quitar de sus vidas”. Así fue como lo presentó el abogado Ken Lockhart ante el juez Michael Code en el juicio que se llevaría más adelante, en el año 2017.
En julio de 2012, Dellen y Laura se encontraron nuevamente para hablar de su relación. Aun así, su círculo cercano comenzó a sospechar cuando desapareció del mapa.
Una de las pruebas que incriminó al hijo de Wayne Millard y Madeleine Burn desde un principio, fue que le envió un mensaje a su mejor amigo diciendo: “Estoy en una misión, vuelvo en una hora”.
El trágico final de Babcock
Como dueño de MillardAir, Dellen tenía acceso a un montón de proveedores y máquinas que se usaban en el negocio. Para esos días, el joven le había pedido a un mecánico de la empresa que hiciera un incinerador casero con bidones de aceite soldados entre sí. ¿Para qué lo quería?, nadie sabía, nadie le había preguntado, pues su actitud solo le permitía a los empleados seguir sus órdenes.
Insatisfecho con el resultado y ansioso de llevar a cabo sus planes, al final Dellen decidió pedir un incinerador portátil de tamaño industrial en un tráiler llamado ‘The Eliminator’ (‘El eliminador’).
“¿A qué temperatura se realiza la cremación?”, decía una captura de pantalla presentada ante el tribunal, sobre una búsqueda en Google que había sido sacada del teléfono de Millard a las 10:38 p. m. del 23 de julio de 2012.
Según las autoridades, Babcock fue asesinada e incinerada por los dos asesinos. Conclusión a la que llegaron varias semanas después, debido a que la Policía había desestimado el caso de desaparición, argumentando que la joven vivía un estilo de vida de alto riesgo debido a sus problemas de salud mental y porque había trabajado como prostituta.
Una de las condenas más largas de la historia
Shawn Lerner nunca paró de buscarla y de presionar a los oficiales de Ontario para que hicieran algo al respecto. Sin embargo, esto no sucedió hasta que en el 2016, Dellen y Mark fueron condenados por el asesinato en primer grado de Tim Bosma.
Con una sentencia de cadena perpetua encima, la Policía encargada del caso logró asociar a los dos jóvenes el resto de crímenes que habían cometido. A diferencia de cómo le hemos contado aquí la historia, los investigadores lograron atar cabos desde lo más reciente, hasta lo más antiguo.
Un año después de su primera condena, en el 2017, Dellen y Mark también fueron declarados culpables de asesinar a Laura y ambos hombres recibieron otra cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional durante 25 años.
Pero esto no era todo. El historial de Millard era ciertamente inquietante, pues además de los asesinatos tenía antecedentes por robo y consumo de sustancias. Escudriñando cada vez más, la policía se encontró con el incoherente suicido de su padre Wayne.
Las autoridades decidieron reabrir el caso y al analizar el expediente, tomando así la determinación de llevarlo de nuevo ante el tribunal en el 2018. Allí la jueza lo halló culpable, después lo sentenció a otra cadena perpetua y, adicionalmente, lo condenó con otros 25 años de prisión sin derecho a libertad condicional.
En resumen, el heredero multimillonario que se convirtió en un asesino en serie, deberá ‘cumplir’ tres cadenas perpetuas y 75 años de prisión sin derecho a salir a visitar a su familia.
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