Ese jueves nunca imaginó que sus compañeros el locutor Alan González, el encargado de controles remotos Lino Flores, el gerente de Mercadotecnia Armando Guerrero y el escolta Alejandro Arriaga, perderían la vida
Teófilo Alvarado | 10 agosto, 2023
Suena increíble, pero Mario Romero tiene miedo a los atardeceres de Ciudad Juárez.
Para otros pueden ser bellos momentos, no para él.
La razón es que le recuerdan el día y la hora en que cuatro de sus compañeros de trabajo fueron asesinados a mansalva, luego de haber realizado transmisiones en vivo en el exterior de una pizzería.
Era el 11 de agosto de 2022. Un jueves, que se convirtió en un día sangriento y doloroso, Un día negro.
El sol se estaba ocultando y pronto llegaría la noche, cuando sujetos fuertemente armados con uniformes tácticos aparecieron y desataron una masacre contra personas al azar que estaban en la vía pública.
A un año del incidente, la tragedia sigue atormentando a Mario. Sufre de dolores de cabeza y por las noches no puede dormir. Merodean en su mente las imágenes de sus cuatro compañeros tendidos en el suelo, sin vida.
Un instante de suerte
Como director de la estación de radio Switch 105.9 FM, Mario los había acompañado instantes antes de los hechos trágicos.
Solamente se movió un poco para ir a comprar un cable para su teléfono celular, cuando empezó la balacera.
No tuvo certeza de dónde procedían los sonidos de las detonaciones y el temor lo invadió. Pensó en su familia, en sus amigos, en la posible causa de dichos acontecimientos.
Por una disputa entre dos pandillas rivales en el Cereso Estatal 3, uno de los grupos dio la orden de que se disparara a inocentes en las calles, pero ni los empleados de la empresa radiofónica ni el resto de los juarenses sabían la magnitud de lo que estaba ocurriendo.
Mucha gente andaba en las calles haciendo su vida normal e incluso la pizzería y un negocio de hamburguesas estaban a reventar a esa hora, con filas enormes, según recuerda.
Cuando los tipos armados terminaron su violento ataque y se retiraron, Mario se acercó a la escena dantesca y vio inertes al locutor Alan González, al encargado de controles remotos Lino Flores, al gerente de Mercadotecnia de la empresa Armando Guerrero y al escolta Alejandro Arriaga.
En eso llegaron muy rápido las patrullas y nos alejaron y ahí me estuve hasta las 12:30 de la madrugada que pude pasar a recoger mi carro, pero todo ese tiempo estuve en shock”
Agrega que sufre de alta presión y a pesar de la tragedia trataba de mantener la calma, pensando que podría colapsar.
“Por teléfono les comuniqué a mis jefes que mataron a Alan, a Armando, a Alejandro y a Lino, y ya llegaron ahí para acompañarnos”, recuerda.
Señala que de igual forma comenzaron a arribar otros compañeros de la empresa y familiares de las víctimas, conmocionados por los hechos.
“Conforme fueron pasando las noticias en los días siguientes, nos fuimos dando cuenta de que no fue algo directo contra la empresa, sino un blanco para ellos (los agresores), para hacerse notar”, indica.
Una violencia inesperada
Mario añade que para ellos como empleados era un día normal de trabajo y aunque durante la tarde llegaron a ver algunos comentarios en redes sociales y otros medios donde se hablaba de que algo estaba ocurriendo en el Cereso, no imaginaron que fuera a terminar como terminó, con una violencia inédita en toda la ciudad.
Señala que tras realizarse los funerales hubo mucha tristeza pero también mucha unidad, situación que se sumó a lo ocurrido con la pandemia del Covid 19, donde varios compañeros de la empresa también habían muerto por ese padecimiento.
Aclara dos cosas. Una, que el personal de seguridad los acompañaba ese día por el manejo ocasional que se hace de dinero y en esa ocasión iban a tener venta de boletaje. Además, refiere que la tragedia pudo ser mayor, porque al menos otras cuatro o cinco personas los iban a acompañar a ese evento, pero él mismo les indicó que ya no acudieran, porque habían tenido una carga de trabajo más temprano. Ellos se salvaron.
Finalmente, el director de Radio Switch 105.9 FM dice que han sido momentos muy difíciles y a un año de ese suceso que marcó la vida de muchos, ahora solo queda pensar en lo positivo, en la huella que dejaron sus compañeros, donde se cuentan alegrías de trabajo, aunque también queda esa tristeza por los proyectos que quedaron truncos.