En los últimos años el repunte de la violencia nos hizo preguntarnos qué estaba pasando con aquellas organizaciones como la Mesa de Seguridad y Ficosec, que tenían como misión contribuir a conseguir la paz de Juárez, una acción en la que se venía trabajado de tiempo atrás.
Cuando volteamos la mirada encontramos que nada de eso ocurrió, que de a poco se abandonó el objetivo y por ende la violencia se desbordó otra vez. Juárez incursionaba de nueva cuenta en las listas de las ciudades más violentas del país y del mundo.
Identificamos que un grupo de empresarios, la mayoría de ellos extranjeros, pertenecientes a las organizaciones arriba mencionadas y a la asociación civil Desarrollo Económico de Juárez se perpetuaron al frente de ellas trazando agendas que obedecían más a intereses de grupo que a cuestiones de JUSTICIA SOCIAL.
Se enquistaron en las directivas o en los consejos de las mismas, pese a lo errático de sus aciones, gran parte de ellos al amparo de las hermanas de la Vega y de Desarrollo Económico, asociación en la que confluyen sus amigos, sus compadres y hasta sus socios del equipo de futbol Bravos. No sólo eso, gran parte de ese grupo también brincó a la función pública tras la llegada de Alejandra al gobierno estatal como secretaria de Innovación y Desarrollo Económico.
Son pues, un puñado de empresarios que ni siquiera viven en Juárez, los que deciden por todos los juarenses, aunque pudieran actuar de “buena fe”, sus decisiones son en la mayoría de las veces, insensibles a las necesidades de la ciudad y sus habitantes.
La razón es muy clara: gran parte de ellos son residentes o ciudadanos de Estados Unidos, cuyos negocios están en Ciudad Juárez. Sus familias también viven, estudian y se recrean en El Paso.
Ni ellos ni sus familias sienten la inseguridad como los juarenses, no tienen que atenderse en el sistema de salud ni asistir a las escuelas públicas de la localidad.
Es así como este grupo propone proyectos que probablemente son buenos pero no son las prioridades que la ciudad demanda, sus propuestas son económicas, alejadas de la JUSTICIA SOCIAL tan rezagada en esta frontera.
Sus ideas no son basadas en el amor por Juárez, ni a las necesidades de sus habitantes. Piensan en centros de alta tecnología e innovación pero nunca se les ocurre enfocarse en un hospital oncológico para curar a los niños de Juárez que padecen cáncer, siendo que Chihuahua ocupa el tercer lugar nacional en cáncer infantil, o para que nuestros niños no queden huérfanos porque esta enfermedad mató a alguno de sus padres debido a que en esta ciudad no hay en donde curarlos.
Así ha pasado con Desarrollo Económico y Ficosec que han caído en el vicio de disponer de los recursos públicos a su antojo, como si se tratara de dineros privados, bajo el pretexto de fortalecer la seguridad y la competitividad. Distraen los recursos en campañas de imagen que nunca se realizan, cometiendo fraude contra los contribuyentes puesto que nunca informan y nada se sabe del impacto de SUS proyectos, como el llevado y traído centro de convenciones, que lleva 14 años de planeación, pero los contribuyentes siguen haciendo sus aportaciones.
Es inaceptable lo que esta facción hace, encubriendo, tolerando y ejerciendo malas prácticas de administración, cosa que estamos seguros nunca harían en sus empresas. Y no lo decimos nosotros lo dicen las observaciones del Congreso y de la Auditoría Superior del Estado que ha demostrado plenamente los conflictos de interés y pese a ello no ocurre nada.
Sus acciones merecen la atención pública, ellos son la cara del empresariado a quienes se les ha encomendado el manejo de los recursos públicos que se entregan a los fideicomisos para mejorar las condiciones de la ciudad, primordialmente la paz. Pero son incapaces de voltear a verse a sí mismos, a observar su desempeño, y que al contrario, actúan para tomar ventaja económica de sus posiciones, carecen de calidad moral para decidir lo que es mejor para los juarenses.
Está demostrado que no han administrado los recursos mejor que el gobierno, sino que lo han hecho de la misma manera. Si esa es la tónica en la que seguirán, mejor que se aparten porque la sociedad requiere de otras cosas, y la demanda es:
-Que se hagan a un lado los que han monopolizado los fideicomisos.
-Que se renueven las directivas o en su defecto se desaparezcan los fideicomisos para que se redireccionen los recursos que son públicos.
-Que evolucionemos de la Mesa de Seguridad-Ficosec al Instituto Municipal de Seguridad Pública, hoy por hoy tan indispensable.
-Que los recursos se enfoquen en perseguir la verdadera justicia social.
Finalmente, el resultado es el gran fracaso en la estrategia de los fideicomisos y su compromiso para contribuir a pacificar la ciudad, anteponiendo un evidente conflicto de interés e irregularidades por parte de quienes manejan este tipo de entes, cada vez más apartados de los intereses ciudadanos.
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