Fierros retorcidos, autos desmantelados y el suelo manchado de aceite caracterizan a la colonia Carlos Chavira, cuyos residentes se manifestaron inconformes por los yonkes “clandestinos” que operan a espaldas del Tribunal para Menores.
Casi a media calle, la cual no tiene nomenclatura, un hombre desmantelaba un vehículo rojo frente a una pareja de clientes que le solicitaron una autoparte.
El individuo asegura ser un trabajador, sin embargo, apuntó que a cada auto que compran le revisan el número de serie para evitar adquirir un vehículo robado.
La Policía rondaba la zona, con al menos dos calles plagadas de “deshuesaderos” que bloqueaban la circulación.
“El problema es que a veces acaparan toda la calle y la tienen en muy mal estado, hasta parece basurero”, dijo Rosa, una residente de la colonia. “Es triste porque tiran el aceite y matan la naturaleza, ¿cuándo vamos a progresar con estas cosas?”.
Jaime, otro residente, expresó que los yonkes deberían tener su lugar y no dentro de las colonias, como sucede en la Carlos Chavira.
“Nosotros compramos este terreno y de inmediato nos lo querían rentar para yonke, pero no quisimos porque nos lo hubieran dejado todo feo, aparte desconocemos si tener yonkes en las colonias sea legal”, comentó.
Vecinos indicaron que aunque al parecer los yonkes que quedan en la zona son legales, años atrás, eran punto de búsqueda de vehículos robados.
De acuerdo con la encargada de Asistencia Técnica y Vigilancia de la Dirección de Ecología del municipio, Claudia Medina, además de la colonia Carlos Chavira, la Frida Khalo, así como las aledañas a la avenida de los Aztecas concentran la mayor cantidad de deshuesaderos clandestinos.
“Tenemos ubicados con mayor problemática tres puntos de la ciudad, que dentro de la zona habitacional se encuentran varios deshuesaderos clandestinos, les decimos así porque no cuentan con los permisos que se requieren y porque no cumplen con la normativa ambiental”, dijo la funcionaria.
Al respecto, un miembro de la Unión de Yonkeros, quien pidió el anonimato al no estar autorizado para declarar, indicó que el motivo por el cual las autoridades no han logrado regular a los yonkes se debe a que no han presentado alternativas a los dueños de los negocios.
“La mejor manera de reubicarnos es organizarnos, porque si la autoridad se enfrenta con cualquier comercio tiene qué darle opciones, pero en este tiempo va a ser difícil arreglar todo”, explicó.
Asimismo, acusó entre la Dirección de Comercio, Gobierno del Estado, Desarrollo Urbano y Ecología les regulan de manera diferente, por lo que desconocen ante cuál instancia deben apegarse.
La fuente indicó que los yonkeros carecen de un reglamento para operar, por lo que han buscado normas en distintas ciudades para crear un modelo para aplicarlo en Juárez.
“Cada cambio de Administración son reglas diferentes, de hecho, nosotros estamos trabajando en un reglamento, hasta ahorita no lo hay. Ya rastreamos uno de otra ciudad, que tiene sus diferencias, pero cuando menos es una base”, expuso.
Respecto a la contaminación que generan los yonkeros, el entrevistado desestimó que los derrames de aceite en el suelo tengan un impacto importante.
“Tampoco es que se haya comprobado que contamine, porque es poco el aceite que cae y solo queda en la superficie, el único aceite que se tira es el de los carros del Municipio, cuando traen”, dijo.
La encargada de Asistencia Técnica y Vigilancia de la Dirección de Ecología, Claudia Medina, explicó que hasta el momento la dependencia no ha podido clausurar yonkes en zonas habitacionales, puesto a que están impedidos de aplicar la medida a viviendas.
“Es un círculo vicioso, es complicado. Si la pregunta es que si hemos clausurado una casa habitación, aparentemente no se puede, pero hemos puesto sellos simbólicos, porque no le puedo evitar la entrada a su casa”, comentó.
Medina explicó que lo que sí han hecho es interponer 19 multas en lo que va del año a yonkes que operan dentro de las colonias, pues no está permitido y no hay manera de que se regularicen.
“Donde hemos aplicado las sanciones ha sido donde no hay manera de que se regularicen, porque no procede, de hecho, el primer punto es sacar el uso de suelo y si es dentro de una zona habitacional no se puede, no está permitido un yonke dentro de una zona habitacional”, añadió.
Medina aseguró que a principios de la Administración este giro de negocios operaban “a puerta cerrada”, por lo que incluso se desconocía el padrón de estos.
“No hay un dato real de cuántos existen, Desarrollo Urbano me pasó un padrón que no llegaba ni a 200 negocios, la verdad creo que son mucho más, estimamos que aproximadamente existen 450”, explicó.
Medina declaró que hasta el 31 de octubre, 172 yonkes han sido revisados, de los cuales solo 48 están en regla, además, apuntó que del padrón solo el 30 por ciento cumple con todos los requisitos.