El Ejército ha sido un factor y un símbolo importante en las últimas décadas de la represión y la violación de derechos humanos para los movimientos sociales en México, y con la militarización de la Guardia Nacional, se está borrando la línea entre lo que son las leyes de la paz y las leyes de la guerra, afirma el sociólogo Gero Fong.
El hecho de que se manejan bajo su propia justicia militar los vuelve totalmente aptos para romper las leyes civiles y cometer crímenes, y la militarización de la seguridad pública en el país más que un movimiento encaminado hacia una dictadura apunta más hacia el reforzamiento del proyecto capitalista en México, considera.
Fong es un sociólogo, activista y simpatizante de la izquierda, que, sin embargo, se ha mostrado férreamente opuesto a la militarización de la seguridad pública, que a propuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador, fue aprobada por el Senado de la República en estos últimos días.
“Se trata de un gran retroceso en materia de seguridad y en materia de derechos humanos, porque el Ejército ha sido un factor fundamental en este país, tanto en la represión a los movimientos sociales, como de la violación a los derechos humanos, así también como en la violencia. Es decir, el Ejército no ha dado resultados, y a través de la historia, hemos visto que se ha involucrado en varios crímenes de alto impacto en contra de los movimientos sociales”, manifestó el sociólogo.
Además del fuero militar y la calidad castrense que obtendrán los elementos de la Guardia Nacional, la medida, aprobada el fin de semana por los senadores, les permitirá realizar investigaciones como la Policía y el Ministerio Público, y podrá perseguir delitos que van desde el homicidio hasta el robo y el narcotráfico.
“Pues es una cuestión muy grave, porque se está borrando la línea entre lo que son las leyes de la paz y las leyes de la guerra. Los ejércitos no están capacitados para actuar en cuestiones de seguridad pública y mucho menos en funciones de investigación”, consideró Fong.
Una de las cuestiones para analizar, dijo, tiene que ver con el hecho de que los ejércitos hacen sus cosas en secreto, cuentan con privilegios con los que no se les puede investigar o incluso cuestionar y hasta tienen su propia justicia militar.
“Esto los vuelve totalmente aptos para romper la ley y cometer crímenes. Esta idea absurda que se tiene de que los militares, por ser una fuerza muy disciplinada, no son corruptibles, simplemente no da con la realidad, porque a lo largo de la historia hemos visto cómo grandes generales han estado coludidos con el crimen organizado. Así, tenemos al general Acosta Chaparro, el general Quiroz Hermosillo, el general Gutiérrez Rebollo, y muchos otros”, mencionó.
Recordó como de los más recientes, el caso del general Salvador Cienfuegos, detenido en Estados Unidos por corrupción y narcotráfico, quien fue finalmente entregado al Gobierno mexicano de López Obrador, solo para ser liberado casi de manera inmediata y sin ser investigado en lo absoluto en este país.
“Ese episodio en particular, te puede dar una idea muy clara de cómo trabaja el Ejército. Cuando citaron a Salvador Cienfuegos a que declarara en Estados Unidos, el general no se negó a declarar. Lo que pasa es que dijo que estaba listo para declarar todo lo que sabía, y en ese momento, tanto el Departamento de Estado en Estados Unidos como el Estado mexicano, se pusieron inmediatamente de acuerdo para no tocar al general Cienfuegos por obvias razones, porque si declara todo lo que sabe, se destapa la Caja de Pandora, se destapa la cloaca”, aseguró Fong.
La incorporación de la Guardia Nacional a Sedena ha sido tomada como una militarización del país por parte del presidente López Obrador, encaminada a convertir al país en una dictadura.
“Más que una dictadura, se encamina hacia un proceso en donde los grandes capitales necesitan aplicar la violencia directa para poder despojar de territorio y poder invertir nuevos capitales, toda una nueva etapa de despojo e inversión de capitales como se está viendo en el sureste mexicano a partir de lo que llaman el progreso capitalista, violentando derechos de comunidades, despojando propiedades y pisoteando derechos, y la guerra como tal es muy funcional para eso”, contestó.
“Entonces, en ese sentido es que está actuando López Obrador. Lo de la militarización de la seguridad pública no está tanto relacionado con una idea dictatorial, sino más bien con la idea de que siga avanzando el proyecto capitalista en México. Lo que pasa es que López Obrador no es una persona de izquierda, y de hecho él ha dicho que él es de centro, que no es de izquierda. Ahí no hay ninguna sorpresa, pero sí hay mucha gente que aún cree que es de izquierda”, asentó Fong.
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