Cifras no oficiales calculan que actualmente hay una población de aproximadamente 2 mil migrantes viviendo en albergues de Ciudad Juárez.
Aquellos que no están en resguardo suman un número más grande.
Ante el creciente número de migrantes que arriban a esta frontera, organizaciones dedicadas a la atención de derechos humanos trabajan en coordinación con el Gobierno para atenderlos, pero también le dan voz a sus reclamos.
Enfatizan el riesgo que significa la travesía migrante sin dejar de recalcar la necesidad que el Gobierno estadounidense cambie el enfoque.
Cerrar la frontera, como ocurre estos días, no le ayuda a nadie.
Así lo dice Leticia Chavarría, doctora del comité médico ciudadano que dio la cara por las víctimas en los años que esta era la ciudad más violenta del mundo.
Ahora, con la crisis migratoria, Chavarría afirma que el primer desafío para los migrantes es encontrar dónde vivir y que sea seguro.
“Encontrar un lugar en donde permanecer porque llegan completamente desconectados sin tener ningún apoyo en la ciudad”, señala.
De acuerdo con la activista, el escenario más peligroso es el de las casas de seguridad de las bandas delictivas.
Ahí los migrantes son retenidos mientras extorsionan a sus familiares para que les manden dinero.
“Muchos llegan sin dinero porque ya fueron asaltados o los polleros les quitaron lo que traían”, expone.
Albergues hasta el tope de migrantes
De acuerdo con el padre Francisco Calvillo, director de la Casa del Migrante, hoy todos los albergues están llenos o rebasados.
Existen 20 en la ciudad, y muchos de ellos hoy funcionan como refugios.
Los que viven ahí, mexicanos o extranjeros, vienen huyendo del mismo opresor. Los grupos delictivos cambian de rostro en cada lugar, pero sus prácticas son similares.
Aquí además los autoexiliados tienen miedo de salir a la calle. Dicho por ellos mismos, la Guardia Nacional “anda por todas partes”.
Pero no todos son extranjeros. El padre Calvillo ha detectado que la población de mexicanos que está llegando es cada vez mayor.
“Está llegando mucha gente del país por los desplazamientos que provoca la violencia, desde Oaxaca, Guerrero, Estado de México, Guanajuato, Jalisco, Michoacán y ayer llegaron de Veracruz”, añade calvillo.
El problema puede escalar a situaciones más complicadas porque el Gobierno estadounidense está cerrando fronteras y expulsando migrantes, alerta.
Para Leticia Chavarría, esa decisión del Gobierno del país vecino les causa mucha angustia, se les derrumba toda su ilusión y la esperanza con la que llegan.
“Al ver la realidad, es muy triste para ellos. Algunos deciden regresar, pero otros buscan irse con un coyote y arriesgarse con todo y familia”, apunta.
Tanto Chavarría como Calvillo son actualmente dos de las voces más autorizadas para tratar el tema migratorio en Ciudad Juárez. Ambos trabajan en esfuerzos altruistas para mejorar las condiciones de las personas que llegan a Juárez buscando una mejor vida.
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