Las Cobras de Ciudad Juárez

Este nombre tiene mucho más arraigo en Ciudad Juárez que los Indios o cualquier otro nombre que pueda ocurrírseles, sobre todo en esta etapa de reconstrucción que experimenta la urbe

Imposible no recordar mi niñez sin mencionar al Club Cobras de Ciudad Juárez. Las primeras experiencias que tuve con el futbol fue con ese equipo traído a la frontera por la familia De la Vega.

En 1988 fui acompañado de unos vecinos del fraccionamiento Universidad al primer partido de la gran final de la Segunda División. Era sábado 2 de julio cuando el equipo de nuestros amores recibió al León en el Olímpico Benito Juárez. El duelo terminó 0-0 con un polémico arbitraje de Bonifacio Núñez que si más no recuerdo anuló un gol legítimo a Cobras.

Tenía 11 años en ese entonces. El segundo juego fue el 9 de julio en el Nou Camp y lo transmitió en vivo el Canal 44. Recuerdo haber vivido al borde del colapso todo el juego que se desarrolló ese sábado en la noche bajo un intenso aguacero en la casa de los Esmeraldas.

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El primer gol fue de León y casi sepulta nuestra esperanza en casa de ascender a la Primera División. Diez minutos antes de que concluyera el agarrón, el árbitro marcó un penal. En ese momento todo era fiesta en la frontera hasta que como en una pesadilla, Romero mandó el esférico al infinito y más allá. Nos quedamos con el grito de gol atorado en la garganta. Fue muy doloroso y casi me ahogo.

Esa noche nos enseñó que el futbol está lleno de milagros y así fue. Cinco minutos antes del silbatazo final hubo un tiro de esquina y Enrique Guzmán, un jugador que venía prestado del América, metió uno de los goles que más me ha dado alegría en la vida. Fue una especie de media tijera con la que empujó el balón al fondo de la red. De la felicidad, ‘sin querer queriendo’, arrojé un vaso lleno de refresco contra la pared.

Eso forzó a un tercer partido en el Estadio Azteca. Ese martes 12 de julio quedó guardado para siempre en la historia del deporte juarense. Ganaron 1-0 al León y el equipo se coronó. Era la primera vez que esta urbe tenía Primera División.

De esa gran final, sin duda, el héroe fue Jorge “Wama” Núñez, un guardameta que me inspiró para defender el arco durante mi adolescencia. Los aficionados lo queríamos mucho.

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Conocí de cerca a todos los jugadores. “Guayú” Galván era nuestro entrenador de Las Cobras de San Lorenzo, equipo con el que jugábamos en la liga Reforma del Tec de Juárez.

Ya en este punto de recuerdos, confesaré algo. La verdad es que reprobé primer año de secundaria en la Federal número 1 porque un compañero y yo, fanáticos de Cobras, nos íbamos casi todos los días a ver sus entrenamientos en el estadio Benito Juárez. Acumulamos decenas de faltas y no pudimos hacer exámenes finales. Por eso terminé como periodista y escritor.

Lo bueno fue que conocí de cerca a jugadores como Enrique López Zarza y al ‘Pareja’ López, inclusive éste último me tiró un penal en la portería norte del estadio. Ya nos conocían. Por poco y me convierto en jugador profesional. Yo estaba en las fuerzas básicas del Club y mi sueño era jugar con Cobras hasta que todo se desvaneció con la desaparición del equipo al bajar a la Segunda División.

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Los empresarios que ahora están apostando por este gran proyecto, incluyendo a la familia De la Vega, deben considerar que el equipo se llame Cobras otra vez.

Este nombre tiene mucho más arraigo en Ciudad Juárez que los Indios o cualquier otro nombre que pueda ocurrírseles, sobre todo en esta etapa de reconstrucción que experimenta la urbe. Es importante también que se considere a varios de los ex cobras que en algo pueden ayudar como Jorge “Wama” Núñez o inclusive Joaquín Mendoza, aquel entrenador que quiere mucho a Ciudad Juárez y subió al máximo circuito al equipo en la primera temporada. Tuvo una buena experiencia hace poco con Indios de la UACJ.

Hay que celebrar el regreso del futbol profesional y que se apueste por un proyecto serio. Ahora que sabemos que el equipo Indios de la UACJ formará parte también del plan de los inversionistas, no queda otra que aplaudir y desear éxito a los involucrados en esta nueva aventura.