En Ciudad Juárez prevalece la invisibilización de la orfandad en menores que han perdido a padres o tutores debido a la pandemia de coronavirus.
Debido a esto, se adolece de mecanismos de protección, atención y cuidado de niños y adolescentes huérfanos de padres, madres o tutores como abuelos o abuelas, señalan organismos sociales de la localidad.
En México 31 mil 325 niño y adolescentes quedaron huérfanos de madre, padre o abuelos, revela un estudio publicado el pasado mes de julio por la revista Lancet. En la publicación se indica que México ocupa el primer lugar mundial de menores en orfandad a causa de Covid-19.
El estudio «Estimaciones mínimas mundiales de niños afectados por la orfandad asociada al Covid-19 y la muerte de los cuidadores», se realizó en 21 países en abril de 2021.
México, junto con Brasil, Argentina, Colombia y Perú, aparecen entre las naciones con más cantidad de niños y adolescentes huérfanos a causa de decesos relacionados con el coronavirus.
El estudio revela que en el país 131 mil 325 menores perdieron a uno o ambos padres o tutores. De ese total, 33 mil 342 sufrieron la muerte de su madre, 97mil 951 la del padre y 32 la muerte de ambos.
Datos de la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA) señalan que en el país, hasta mayo de 2021, han ocurrido 216 mil muertes por Covid-19.
De esa cantidad, 42 por ciento concierne a padres o madres de familia.
Menores huérfanos invisibles
Debido a que la mayoría de las muertes por Covid-19 ocurren en adultos, la atención a niños y adolescentes es poca. Sin embargo, ellos enfrentan situaciones de duelo difíciles, ante la muerte repentina de sus cuidadores.
De acuerdo a la titular de la Red por la Infancia, Catalina Castillo, hay una invisibilización de la situación de orfandad en Juárez y una falta de protección, atención y cuidado de los niños y adolescentes.
Las muertes de padres o tutores por Covid-19 son, de acuerdo a Castillo, preocupantes, ya que los soportes familiares desarrollan habilidades, capacidades y apegos que se ven obstaculizadas por las muertes repentinas, generando problemas psicosociales en los infantes.
Un problema grave
De acuerdo con la psicóloga del Centro Familiar Para la Integración y Crecimiento A.C. (CEFIC), Silvia Aguirre Lomelí, los problemas con menores huérfanos por Covid-19 son graves.
“Este tipo de duelos son complicados, porque involucran un tipo de muerte sorpresiva e inesperada, sumado a que los niños no pudieron ver a sus seres queridos y despedirse, hace que se queden con mucho dolor”, explica.
Las reacciones varían dependiendo de la edad. Lomelí informó que los adolescentes dejan de ir a la escuela, muestran problemas de depresión, enojo, agresividad y descuido de sus estudios. Mientras que los niños y niñas manifiestan regresiones, problemas de lenguaje o aprendizaje.
“Cuando los menores experimentan un duelo anticipado, es decir, que se les preparó que alguien cercano iba a fallecer, es más fácil. Pero, cuando es sorpresiva, no pueden ver a su pariente, llorar y despedirse, los duelos se complican y se manifiesta en daño emocional,” indicó Aguirre.
Menores huérfanos, tristes y deprimidos
Por su parte, la psicóloga que atiende a niños y adolescentes en CEFIC, Yesica Nodal, ha atendido en los últimos meses a alrededor de 8 menores de entre 11 y 17 años que han perdido a uno de sus padres –la mayoría a su madre– a causa de Covid-19.
“Estas pérdidas han creado en los menores un periodo de depresión fuerte, independientemente de la relación que llevaban con su padre o madre, ya sea que lo resientan mucho, se pongan tristes, lloren constantemente, no puedan dormir o comer. E incluso, si no tenían buena relación, detona un sentimiento de culpabilidad,” indicó Nodal.
Entre otras afectaciones que han tenido los menores son depresión al grado de no querer levantarse de la cama, salir o convivir con otros. También abandonan la escuela o estaban a punto de perder el semestre porque sus calificaciones bajaron.
Organizaciones sociales al rescate
De acuerdo a la integrante de Red por la Infancia, Catalina Castillo, la falta de programas o sistemas de protocolo psicosocial para niños y adolescentes es preocupante.
“El Gobierno, SIPINNA, el DIF y Desarrollo Social tienen la labor de atender estos problemas”, dijo.
“Están viviendo una situación de duelo, de pérdida, y la pérdida se tiene que atender,” detalló.
“No hay programas de atención psicosocial por las autoridades y los que estamos haciendo este trabajo somos la sociedad civil con pocos recursos y restricciones por la pandemia”, inidicó.
Por su parte, CEFIC realiza terapias y talleres de aceptación de la muerte de uno o ambos padres, y que los menores no pudieron despedirse por la muerte sorpresiva y las medidas de los hospitales y funerarias.
“Hacemos un trabajo en silla vacía o a través de escribir una carta en la que se despidan, platiquen y cierren el ciclo del duelo”, informó la psicóloga Nodal.
“Es importante decirle al niño las cosas como son, no ocultarle la realidad. Decirles la verdad y, si tienen la posibilidad de solicitar ayuda profesional, lo hagan. Sin embargo, si no tienen los recursos económicos, lo mejor es estar al pendiente de sus reacciones,” dijo Nodal.
Ante esta situación y la falta de ayuda de las autoridades, la psicóloga Aguirre Lomelí indicó que la comunidad debe atender a los niños y adolescentes.
“Si a los niños se les explica, se les atiende, se les permite llorar y expresarse, van a resolver sus problemas y vivirán sus duelos sin las mayores complicaciones,” afirmó.
Un asunto de todos
Ante este creciente número de niños y adolescentes en situación de orfandad por la muerte de uno o ambos padres o tutores por Covid-19, se requiere que la sociedad y las autoridades correspondientes atiendan y velen por la salud mental y emocional de los menores, de acuerdo a las psicólogas.
“Ellos pueden salir fácil del duelo si se les habla con la verdad. No se trata de sobreprotegerlos o darles todo para que superen la pérdida,” indicó Nodal, “sino que se esté al pendiente, se les permita llorar, hablar de sus sentimientos, que acepten su emoción y se dén cuenta que su ser querido ya no regresará para que puedan continuar con su vida”.
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