Para el responsable del Laboratorio de Investigación de Economía de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, Isaac Leobardo Sánchez, la incertidumbre económica actual entre México y Estados Unidos podría traer consigo una falta de inversión, pérdida de empleo formal así como un aumento en los precios de las mercancías.
Señaló que, aunque la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos no se concretó gracias a un acuerdo con el Gobierno mexicano, el hecho de que sea un acuerdo parcial y que será renegociado en días próximos, provoca incertidumbre a los inversionistas que desean ingresar su dinero en México.
Explicó que una de las variables más importantes para el dinamismo económico es la inversión, misma que permanece detenida desde hace meses, debido a que la mayoría estaba esperando a ver quién resultaba ganador en la contienda por la presidencia de Estados Unidos.
Una vez que Trump ha llegado al poder, las inversiones permanecen en la misma situación, principalmente por la retórica conflictiva del presidente de los Estados Unidos y su anuencia al comercio exterior.
Citando datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el país experimentó poco crecimiento, además, este año comenzó con un mal inicio económico, mismo que se mantendrá mientras no haya inversión.
Sobre el segundo de los efectos, la pérdida de empleo formal, resaltó que es una consecuencia directa de la primera variable. En sus proyecciones, comentó que, aunque no se llegará a los aranceles del 25 por ciento, el Gobierno estadounidense sí podría imponer impuestos de entre un 5 y 10 por ciento a algunos productos mexicanos.
Lo anterior, provocaría una pérdida importante en puestos de trabajo, principalmente en la industria agroalimentaria, automotriz y de electrónicos.
Acerca del aumento precios, subrayó que es una consecuencia que se sufriría en caso que los Estados Unidos, sin importar el porcentaje, decida imponer aranceles de cualquier tipo a los productos mexicanos y que el Gobierno de México responda de la misma manera.
Dijo que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, había amenazado con tomar las mismas medidas que realice su contraparte estadounidense. Sin embargo, aseveró que al final, quienes pagarían las consecuencias serían los consumidores.
El caótico escenario fronterizo
Respecto a la pregunta de quién resuotaría más afectado si inicia una “guerra comercial” entre México y Estados Unidos, Sánchez enfatizó en que México llevaría la peor parte.
Aseguró que desde hace décadas, la academia había pedido que se diversificara la economía del país y se apostara por la creación de empresas; situaciones que no se llevaron a cabo, por lo que afirmó que este momento es producto de malas decisiones en el pasado.
Aclaró que México es un país que sigue en vías de desarrollo, mientras que Estados Unidos ya pasó por ese proceso. Aunque las repercusiones impactarían de gran manera su economía, tienen manera de compensar las pérdidas.
En el caso de esta frontera, remarcó que el golpe sería mayor, debido a que prácticamente el cien por ciento de la economía juarense depende, directa o indirectamente, del comercio exterior.
Es por ello, que cámaras de comercio y asociaciones empresariales temen que los aranceles lleguen a imponerse, debido a que encarecerían sus modos de producción.
Anticipó que, es muy probable que a lo largo del mandato de Donald Trump, la tónica económica se mantenga de la misma manera, por lo que no se vislumbra un panorama alentador.
