Sobre la calle de tierra de un caserío suburbano de Ciudad Juárez quedó el cuerpo de una mujer, no más de 24, a quien mataron a golpes y asfixiándola.
Tan alto es el desprecio por la vida de quien o quienes la mataron como el hecho de que, a más de 24 horas del hallazgo, nadie ha ido a identificarla.
Vestidos con overoles blancos, cubierto el cabello con gorros semitransparentes, tapabocas y guantes azules, peritos recogieron la evidencia y el cuerpo.
Fue la víctima número 68 asesinada en Ciudad Juárez en lo que va del año, de acuerdo con el conteo no oficial del sitio web independiente www.ellastienennombre.org, creado para dar seguimiento a los casos, ubicándolos en un mapa interactivo.
Pero la Fiscalía Especializada de la Mujer (FEM) tiene otras cifras. Solo 17 mujeres, y de estas apenas 9 se están investigando como feminicidio.
Desde 1993 a la fecha ya son más de mil 800 mujeres privadas de la vida en esta frontera.
Mientras las autoridades encuentran la manera -siempre encuentran la manera- de minimizar el problema, a ellas las matan golpeándolas con piedras u otros objetos contundentes, o las acuchillan, o las asfixian o las asesinan a balazos.
Los ataques denotan saña, abuso sexual en algunos casos, prepotencia y cobardía en todos.
La Fiscalía no apunta en la lista de probable feminicidio a las mujeres que matan en contextos diversos como ataques grupales, asaltos en vía pública o enfrentamientos entre criminales.
Por eso el número oficial es más bajo, pero aún así la desesperanza persiste para las miles que a diario deben caminar por las extendidas calles de esta frontera.
La joven que fue localizada ayer en una calle de tierra fue ahorcada con un lazo y golpeada en la cara con un objeto contundente. Su cuerpo fue tirado en la vía pública, sobre la calle Praderas del Manantial de la colonia Finca Bonita, allá en la lejanía de la avenida Talamás Camandari.
La Unidad de Homicidios por Razones de Género de la Fiscalía Especializada de la Mujer (FEM) informó que tenía una edad aproximada entre 19 y 24 años.
Vestía blusa azul de manga corta con estampados rosas y verdes, pantalón de mezclilla también azul y un tenis negro.
Como señas particulares se le apreciaron dos tatuajes: uno en el tórax con forma de flor y otro en la pierna derecha con unas letras.
Quien o quienes la privaron de la vida dejaron su cadáver envuelto en un cobertor café.
La semana pasada en Los Nogales otra jovencita fue privada de la vida de forma brutal, acuchillada en el interior de su domicilio; tenía 23 años.
A la fecha no hay informes de quién pudo asesinarla. Sus hermanos reportaron en redes sociales que desde el día de los hechos -o poco antes- no saben nada de su papá. Oficialmente está reportado como desparecido.
De los 68 homicidios de mujeres ocurridos en esta frontera, en lo que va del año, 17 que apenas tiene registrados la autoridad, solo 9 casos están siendo investigados como feminicidio.
El horror está de vuelta, pero nadie ha salido a la calle a protestar. Da miedo el silencio social y el discurso que busca invisibilizar el problema.
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