En medio de una rivalidad política exhibida desde los orígenes de las actuales administraciones estatal y municipal, quedan expuestos los ciudadanos de Juárez en el fuego cruzado de las balaceras y de la más sangrienta oleada de violencia ocurrida en estos días, similar a aquella de los años 2010-2011.
Los frecuentes roces políticos entre los líderes de gobierno y la descoordinación entre corporaciones de seguridad federal, municipal y estatal, han impedido privilegiar las estrategias que contribuyan al abatimiento de los cada vez más altos niveles de homicidios ocurridos en esta frontera.
A pesar de que en Juárez han sido celebradas de enero a junio cuando menos nueve reuniones en materia de seguridad de alto nivel, no se tiene conocimiento de resultados tangibles sobre el abatimiento de los altos índices de homicidios.
Entre encuentros y desencuentros de quienes gobiernan al estado y el municipio, la cuota de muertos que ha aportado Juárez es tal que de acuerdo a datos nacionales, esta frontera ha vuelto al top 10 de las ciudades
más violentas, pues tan solo entre los meses de mayo y junio ocurrieron 307 homicidios, en tanto que el conteo del primer semestre señala que son 609, según datos de la Mesa de Seguridad.
Distanciamiento y visiones distintas
Tanto el gobernador Corral como el presidente municipal Cabada, habían acordado en enero de este año “no politizar” sobre el tema de la seguridad.
Hablaron en aquel entonces de privilegiar la neutralidad política en las tareas policiacas, en el marco del anuncio del “año de la seguridad pública para Juárez”. Todo quedó en el discurso.
Al llamado, convocaron también de manera protocolaria al Poder Judicial del Estado y a la federación a sumarse al combate a la delincuencia.
En el largo capítulo de discursos sobre buenas voluntades, Corral Jurado mencionó que “se debe hacer un esfuerzo para abatir, entre todos, el fenómeno de la puerta giratoria que provoca una espiral de reincidencia delictiva”.
Sin embargo, a la fecha no se conoce de alguna iniciativa concreta presentada para revertir el problema que permite a los delincuentes recuperar rápido su libertad.
Reproches de ida y vuelta
Cuatro meses antes, en septiembre del año pasado, la relación estado-municipio llegó a un punto cero luego de que el gobernador reveló que la cooperación no era la adecuada. Ya había transcurrido casi un año de que Cabada y Corral habían asumido el poder.
“Hablando de coordinación en seguridad no es la que nosotros quisiéramos. Evidentemente anhelamos una mejor coordinación con Juárez, qué más quisiera yo que tener permanentemente de aliado, leal y sincero, a la autoridad municipal sobre todo en temas como este, sobre todo en el tema de seguridad, y la verdad es que lamentablemente no siempre la tenemos”.
El gobernador exhibió a Armando Cabada como un alcalde desinteresado: “Hemos buscado mucho la cooperación y coordinación, y por nosotros no ha quedado. Juárez necesita un mayor compromiso de su gobierno municipal”.
Y de paso también repartió su dosis de culpa a la Federación: “El problema es muy fuerte. Se requiere una Federación mucho más sólida en Chihuahua, y un municipio de Juárez mucho más comprometido”.
De aquel entonces a la fecha las cosas no han cambiado y prevalece el temor ciudadano por el exagerado número de asesinatos cometidos todos los días.
La respuesta de Cabada
Luego de conocer las afirmaciones del gobernador, el alcalde Armando Cabada señaló de manera inmediata:
Yo le digo al gobernador (Javier Corral Jurado) con todo respeto que mi lealtad es con Ciudad Juárez y con todos los juarenses, que hay un proyecto de seguridad en que estamos participando los tres niveles de gobierno, que hay coordinación y compromiso, lo cual es muy importante… Este tema es de mucha responsabilidad y todos tenemos que demostrar lo que estamos haciendo”.
A diferencia de lo planteado por Corral, Armando Cabada contradijo también al gobernador al afirmar que la federación no ha abandonado al estado en el combate al crimen organizado.
Historia de desencuentros
Cuando el indicador de los homicidios empezaba a marcar una tendencia a la alza en 2015, la zozobra volvía a inquietar a los juarenses. Meses más tarde, tras el triunfo de las nuevas autoridades a nivel municipal y estatal y el cambio de gobiernos, las cosas no mejoraron. La violencia siguió creciendo y las rivalidades a la par.
El presidente independiente, Armando Cabada, quien tomo posesión el 9 de octubre de 2016, nombró a Jorge González Nicolás al frente de la Policía Municipal y con él sus principales ex colaboradores en la Fiscalía, Sergio Almaraz y Ricardo Realivazquez también emigraron al gobierno independiente donde, los tres, ocuparían en menos de un año la titularidad de la Secretaría de Seguridad Pública luego de un proceso accidentado que, primero, obligó a Cabada a sustituir a González por Almaraz y éste, quien no aprobó los exámenes de confianza, fue a su vez relevado por Realivazquez.
Corral entabló una controversia pública contra Cabada Alvídrez por el nombramiento de González Nicolás, mano derecha del ex gobernador Cesar Duarte Jáquez en materia de seguridad: uno de los políticos más perseguidos por el Gobierno de Chihuahua por motivos de corrupción.
El nombramiento del ex fiscal que Cabada defendió con el argumento de la autonomía municipal, careció de toda mediación política con el gobierno del Estado, el gobernador fue el más sorprendido.
Esta decisión del independiente, en medio del reepunte de la tasa de homicidios, provocó un distanciamiento entre el alcalde y el gobernador, incluso llevó a Corral a declarar que no compartirían información confidencial con los mandos designados por Cabada.
Mientras que las autoridades mostraban profundas e irreconciliables posicionamientos y visiones, las estadísticas delictivas subieron. La relación de confianza, si alguna vez fue sincera, seria e institucional, a lo largo de casi dos años nunca se restableció.
La seguridad se le escurrió de entre los dedos
A cinco meses de haber asumido el cargo de gobernador, Javier Corral fue criticado por el entonces secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, al lanzar aquella tronante frase que estrujó a la administración estatal: “Chihuahua se descompuso muchísimo”.
“Y a Osorio se le descompuso el país”, fue la respuesta del jefe del Ejecutivo.
Aquel capítulo escrito el 25 de marzo de 2017, sirvió para hacer más grande la grieta entre Federación y Estado.
A lo largo de ese año, el gobernador Corral solo tuvo palabras de reproche para la Federación por no asumir su responsabilidad en materia del combate al crimen organizado, particularmente en poblaciones de la sierra.
“Cuando llegamos al gobierno, había tres regiones señaladas (por inseguras): La Laguna, Ciudad Juárez y Michoacán. A las tres le entramos con todo, coordinación en apoyo y respaldo… y particularmente Chihuahua que se descompuso muchísimo en los últimos meses (desde que asumió Corral la gubernatura)”.
“No se trata de echarnos culpas, olvidémonos si somos de un partido u otro. Simplemente que cada quien asuma la responsabilidad”, habría de agregar Osorio Chong.
Distractor político
Desde la perspectiva de Javier Corral Jurado, aquel “arrebato” del secretario de Gobernación, habría puesto en evidencia una estrategia desde Los Pinos para presentar a Chihuahua como un distractor político en el marco del complicado proceso electoral del Estado de México.
“Es la retórica de Osorio Chong. Pareciera que a Chihuahua lo ven como distractor del proceso en el Estado de México (donde Josefina Vázquez fue candidata del PAN a la gubernatura)”.
Una, dos, tres y las veces que fuera necesario, el alcalde con licencia de Juárez, Armando Cabada Alvídrez, responsabilizó a sus adversarios políticos de estar detrás del incremento en la incidencia de homicidios en Juárez.
En plena coyuntura del reciente proceso electoral, Cabada Alvídrez buscó responsables de la terrible oleada violenta en la ciudad, luego de que los meses de mayo, junio y julio fueron los más violentos, de acuerdo a las estadísticas.
Durante su campaña para la reelección al frente de la presidencia municipal, como candidato independiente Cabada Alvídrez dijo en repetidas ocasiones que “me resulta muy sospechoso que en este proceso electoral, al igual que en la anterior cuando asumí la presidencia municipal, se incrementara el número de homicidios en Juárez”.
“Hay declaraciones de los mismos detenidos que hablan de personajes que aspiraban a regresar a la presidencia municipal, de supuestos arreglos, lo que resulta también sospechoso que esto esté ocurriendo”, afirmó.
El 31 de mayo en entrevista con El Heraldo de Chihuahua, Armando Cabada dijo textualmente:
“Tenemos indicios de que esto ha sido intencional”. Sin embargo, no ofreció mayores detalles ni mucho menos habló de presentar una denuncia como debió ser su obligación.
Pero no solo eso, el 3 de junio durante el único debate de los aspiran- tes a alcalde, Armando Cabada dijo ante las cámaras lo siguiente:
“El incremento de homicidios en la ciudad obedece a perversos intereses electorales. Piensa mal y acertarás”. Pero al igual que en las anteriores ocasiones, no ofreció pruebas.
La contendiente del PRI, Adriana Terrazas, le respondió: “Los homicidios no los generan sus enemigos políticos, lo genera su incapacidad para gobernar”.
Un par de semanas ante de los comicios, el alcalde con licencia tuvo un encuentro con reporteros ante quienes expuso:
“Ya se tiene información clave de quién está promoviendo todo el desorden de inseguridad en la ciudad, incluso se tiene el nombre de la persona”, (el cual no quiso dar a conocer, ni tampoco presentó denuncia alguna), pero sí mencionó parte del crimen organizado se encuentra ligada a “este personaje”.
“No fue casualidad que en época electoral se suscitaran este tipo de hechos, pues no existen registros previos en elecciones pasadas de algo similar”, añadió.
“En el colmo del cinismo, nos han dicho algunos detenidos que: ‘ya nos dijeron que se arregló el asunto, podemos hacer lo que queramos, al cabo no va a ganar Cabada”, afirmó el alcalde con licencia.
En el ‘año de la seguridad’ van 609 muertos en Juárez
«El año 2018 será el año de la seguridad pública para Chihuahua y Ciudad Juárez, haciendo énfasis en una estrategia de inteligencia policial, en la reincidencia y el narcomenudeo”.
Las anteriores fueron palabras textuales que el gobernador Javier Corral emitió el 3 de enero de este año, y que a seis meses de distancia contrastan con los 609 homicidios dolosos ocurridos entre el 1o. de enero a la fecha, de acuerdo al seguimiento diario que da el FICO- SEC a la incidencia delictiva.
En ese mismo periodo, se llevaron a cabo nueve reuniones de seguridad en Juárez, con la participación de autoridades de los tres niveles de gobierno como como la Comisión Estatal de Seguridad; Agencia Estatal de Investigaciones; la representación federal del Operativo Escudo Titán; la Policía Federal, la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, la PGR, entre otros.
En ninguna de esas reuniones se habló del abatimiento de los homicidios, simplemente porque no hubo retroceso, sino todo lo contrario: un exponencial incremento de asesinatos.
Durante las reuniones de seguridad la tónica fue la misma: la toman acuerdos del supuesto reforzamiento de contención de la delincuencia, de disminuir los delitos de alto impacto en la zona norte, así como de tácticas de inteligencia, del uso de tecnología para contrarrestar al crimen organizado, etc.
Pero las preocupantes estadísticas de homicidios dolosos en el primer semestre del año revelan que la estrategia resultó fallida.
Según los datos proporcionados por el Fideicomiso para la Competitividad y Seguridad Ciudadana (FICOSEC), el total de homicidios en las principales ciudades del estado alcanzó los 793 casos en el primer semestre del 2018.
Juárez encabezaba, por mucho, el número de asesinatos con 550 en el mismo periodo; le siguió Chihuahua con 162, Cuauhtémoc con 46, Nuevo Casas Grandes con 37, Camargo, Delicias y Jiménez con 7 cada una y Parral con 6.
Del dicho al hecho…
“Hemos decidido hacer del 2018 el año de la seguridad pública para Chihuahua y Juárez, y vamos a hacerlo reforzando nuestra coordinación y cooperación, pero también nuestra estrategia de inteligencia policial, poniendo énfasis en la reincidencia y el narcomenudeo”, dijo a principios de año el gobernador Corral.
A nivel nacional, y dentro de los estados que tienen un aumento en incidencia delictiva, Chihuahua es donde el índice de homicidios dolosos tiene uno de los mayores porcentajes vinculados a la delincuencia organizada.
“El 74 por ciento de los homicidios dolosos que se cometen en la entidad, están vinculados al trasiego, posesión de armas y delincuencia armada. En Ciudad Juárez es el 80 por ciento, y en la capital del estado es el 83 por ciento”, reconoció el jefe del Ejecutivo.
Con la alternancia del poder estatal, no hubo cambios significativos en materia de seguridad sino que por el contrario, la incidencia delictiva reflejó que los homicidios dolosos se incrementaron un 49 por ciento, de acuerdo a cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Dos escudos: muchos crimenes
El Año de la Seguridad que empezó en plena coyuntura electoral, respondía en parte a la tendencia marcada por el repunte de algunos los indicadores delictivos.
La acción anunciada por el gobernador anticipó la implementación de un programa de seguridad igual al de la ciudad Chihuahua, conocido por sus supuestos buenos resultados, bajo el nombre de Plataforma Escudo Chihuahua, con una capacidad de operación de 500 cámaras conectadas a un centro de control.
“Hemos decidido hacer del 2018, el año de la seguridad pública para Chihuahua y Ciudad Juárez, y vamos a hacerlo reforzando nuestra coordinación y cooperación pero también nuestra estrategia de inteligencia policial, poniendo énfasis en la reincidencia y el narcomenudeo”, dijo Corral.
En abril del mismo año se reunieron en torno a una octava reunión de seguridad, donde revisaron el trabajo coordinado de los tres niveles de gobierno. Ahí estuvieron representantes de las corporaciones de seguridad y procuración de justicia de la Federación, de los resultados de dicha coordinación no se comentó nada, aunque de su lectura puede extraerse que en el “Año de la Seguridad” , tanto la Mesa de Seguridad como las autoridades de la
FGE, conocieron dos casos de extorsión y dos secuestros que habían permanecido en cero durante meses.
La apuesta federal
La Federación implemento estrategia denominada “Escudo Titan” para confrontar a la misma problemática y durante sus operaciones especiales, la cantidad de los homicidios no sólo no han mermado si no que, como en los peores años de inseguridad entre 2008 al 2012, involucran modus más violentos como tortura y desmembramiento de cuerpos.
Por el momento sus resultados se circunscriben en una clara tendencia de incremento de homicidios y algunos otros delitos como el robo de vehículos con violencia, la extorsión y el secuestro que volvieron el 2018 aunque de manera incipiente.
En el operativo inició el 29 de enero con la participación de 500 agentes que se sumaron a otros 170 que ya tenían presencia en la ciudad.
Dos semanas después de su puesta en práctica, los mandos del operativo federal lanzaron las campanas al vuelo” con el anuncio de que habían reducido 30 por ciento los delitos de alto impacto, aunque aún era muy poco tiempo para evaluar su desempeño.
“Escudo Titan” tiene presencia en esta ciudad fronteriza con un despliegue de siete de sus divisiones: inteligencia, investigación, seguridad regional; científica, antidrogas, fuerzas federales y gendarmería.
En seis meses de operaciones , ha sido dirigido por dos diferentes mandos en medio año, cada con su “librito bajo el brazo”, se quejaron activistas y analistas del fenómeno.
El comisionado de la PFP en ciudad Juárez, Carlos Alberto Flores habría sido ya sustituido y Juan Carlos Velásquez Bujanda que llegó como experto para generar confianza de la comunidad a la corporación policial.
“Titan” apoya las tareas de vigilancia policiaca local en los “polígonos delictivos”, con la finalidad de contener delitos como el homicidio doloso.
Otrodesus principales objetivos es la detención de 85 delincuentes con ordenes de aprensión, todos cabecillas de la delincuencia.
En esta tarea fuerzas federales han llevado a cabo las principales detenciones de importantes operadores del Cartel de Juárez, como Arturo Quintana “El 80”, y otros de sus cómplices.
Los especialistas consultados creen que esta violencia se mantendrá durante un corto plazo, hasta que los cabecillas de las pandillas sean detenidos y las actividades del cartel se “normalicen”, lo cual ocurriría cuando dejen de matar y se concentren en sus actividades que les reditúa mayores ganancias como es la venta de drogas prohibidas.
Otra vez ciudad Juárez entre las más violentas
La tendencia en el crecimiento de los homicidios cometidos hasta el primer semestre de este año, 609 de enero a la fecha, colocaría otra vez a Juárez en el deshonroso ranking de las diez urbes más peligrosas del mundo, de mantenerse el mismo índice mensual de homicidios dolosos.
En Juárez las autoridades locales y federales responsabilizan de esta tendencia homicida a una división del Cartel de Juárez cuyo brazo operativo La Línea, enfrenta una división en la pandilla Los Aztecas, legionarios de sicarios y narcomenudistas cuya guerra intestina suma 307 personas asesinadas tan sólo en mayo y junio pasados.
Las gran mayoría de las víctimas de esta violencia, jóvenes que van de los 16 a los 21 años, aseguran las mismas autoridades, están relacionadas con actividades de narcomenudeo, igual que en los años más sangrientos de la historia reciente de la ciudad que dejo 11 mil vidas humanas perdidas.
El delito de narcomenudeo está tan focalizado que tan sólo en Juárez se abrieron durante enero y febrero de 2018, mil 496 carpetas de investigación por ese delito, mientras que en Tijuana, Baja California, el número fue de 658, según informes del operativo Escudo Titán.
De mantenerse la tendencia alcista de homicidios, al término de 2018 en Juárez tendríamos una tasa de 77.8, cifra que es superior a la que poseen las diez ciudades más violentas del mundo, mayores a 300 mil habitantes.
El Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal (CCPSPJP), una prestigiada organización de la sociedad civil que elabora la lista de las cincuenta ciudades más peligrosas del mundo, en su más reciente ranking ubicó a Juárez en el número 20 de las más violentas con una tasa de 56.16 homicidios por cada cien mil habitantes.
Tendencias alcistas desde 2015
Después de cinco años en que Ciudad Juárez se colocó ininterrumpidamente entre las ciudades más peligrosas del mundo y encabezó en más de una ocasión la lista de las más violentas, de 2008 a 2012 durante la llamada “guerra contra el narco”
A partir de 2012 los indicadores de seguridad pública mejoraron considerablemente, después de los anteriores años fatídicos, sin embargo el escenario empezó a desconfigurarse al final de la administración de César Duarte Jáquez y con la llegada de los nuevos gobiernos; el de Javier Corral Jurado en el estado y Armando Cabada Alvídrez en el municipio, los homicidios dolosos volvieron a incrementarse durante los meses posteriores a su elección.
Cuando estuvieron en campaña el promedio mensual de homicidios era cercano a los 40, ese comporta- miento prevaleció desde el 2014. En 2015 la cifra se fue incrementando hasta que en este 2018, al menos en los últimos dos meses el promedio de muertos ha estado por encima de los 120 homicidios.
Hasta el primer semestre de 2018, la cantidad de homicidios dolosos ascendieron a 550; se registraron 72 homicidios en enero; 43 en febrero; 56, marzo; 64, abril; 124, mayo; y 180 en junio, representan una incidencia de 550 casos.
En 2017 se registraron 767 homicidio, 543 en el 2016 y 303 durante 2015.
A la fecha es el 2017 el año más sangriento en México de los últimos veinte años, 23 mil homicidios intencionales de acuerdo con la Secretaría de Gobernación, mientras que en la frontera norte del país el mismo delito creció 66 por ciento.
Crece el miedo
Debido a la cantidad de homicidios dolosos registrados en lo que va del año, 600 hasta el 11 de julio, el 2018 pinta para ubicarse como el más violento de los últimos 7 años, equiparable en sus cifras a las alcanzadas durante la época negra de la guerra contra el narco en esta ciudad, de 2008 a 2011.
El actual clima de criminalidad tiene similitudes con el periodo del horror en el que más de 10 mil personas fueron asesinadas, los paralelismos con esa época son: los ataques contra las policías, saña extrema sobre los cuerpos de las víctimas y la supuesta limpia de vendedores de droga en plena vía pública, ante la vista de los ciudadanos, los homicidios múltiples en domicilios y en negocios de diversión nocturna que incluyen zonas seguras que tienen prioridad en las tareas de vigilancia de la policía.
También resurgió la instalación de “narcomantas” colgadas en puentes y el crimen de infantes y otras víctimas inocentes.
Los mensajes en las redes sociales para generar psicosis también han causado alarma en la comunidad.
En la última semana resalta del asesinato de Adrián Flores Gutiérez, quien el pasado 09 de julio, fue asesinado por un solitario pistolero frente al edificio de Gobierno del Estado, mientras esperaba el retorno de su familia que ingresó a las oficinas a realizar algunos trámites. El homicida anda libre.
En medio de una espiral de descalificaciones entre el alcalde y el gobernador, apenas una semana antes de la jornada electoral, tan sólo en un fin de semana, el correspondiente al 23 y 24 de junio, un total de 35 personas fueron ultimadas, en dos hechos diferentes asesinaron a 11: cuatro en una peluquería en el centro de la ciudad y seis más en la colonia Los Alcaldes.
Los homicidios ocurren en los estacionamientos de concurridos centros comerciales, de restaurantes o centros nocturnos, en las calles primarias y hasta en los accesos de fraccionamientos, a la puerta de las viviendas o en el interior de las casas mismas. En el centro, poniente, norte, sur, nororiente, en todos lados y en todos los estratos sociales.
Como una historia sin fin que no se puede dejar de contarse, pareciera que de ello depende la vida de las carreras de los gobernantes, estos vuelven con algunas variantes a diagnosticar que una de las deficiencias más grandes para combatir exitosamente a la delincuencia radica en la necesidad de estrechar la coordinación entre las diversas instituciones de seguridad y justicia.
En el punto más álgido de la inseguridad, cuando la desconfianza de la población crece, el gobernador vuelve a insistir en la NEUTRALIDAD. La necesidad de que el problema sea confrontado con la coordinación, “ahora” , estrecha de las instituciones responsables.
No hay certeza sobre cuándo se restablecerán nuevamente las relaciones de “neutralidad y coordinación interinstitucional” que parece debilitarse en el “Año de la Seguridad” marcado por la violencia homicida y todo lo que ello significa en términos de dolor social’, mientras se acentúa la descoordinación y las acciones permanecen en el discurso, los asesinatos siguen y el miedo crece.
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