Por cortesía política o más bien porque ya sienten pasos en la azotea, por decirlo de un modo amable, el gabinete de Javier Corral ya presentó su renuncia con vigencia a partir del 8 de septiembre, cuando asuma el mando del estado la gobernadora Maru Campos.

Es un hecho que ninguno repite en el cargo o se queda en otra función. Al contrario, a varios de ellos ya les preparan su expediente para darle trámite en la Fiscalía, con los nuevos persecutores sociales.

Será algo así como la versión corregida y aumentada de los Expedientes X, pero estos serán doble X, como la cerveza, por aquello del cochinero que deja el gobernador golfero en materia de finanzas, del agandalle de 8 mil millones que denunciaron los diputados excorralistas Olson y Aguilar, pero, sobre todo, por las ganas que tienen los marucampistas de cobrarse todos los agravios que sufrió la jefa por parte de Corral, de Peniche y de toda su pandilla de rufianes de la Fiscalía.

Por lo pronto, varios de ellos, ligados a la llamada “Operación Justicia”, ya preparan maletas para salir del estado y poner muchos kilómetros de por medio, mientras que otros, menos afortunados en recursos económicos, comienzan las gestiones para obtener el amparo de la justicia federal.

Ahora sí, vaya contraste, mientras que a Maru le retiran cargos de vinculación a proceso por los delitos de uso ilegal de atribuciones y cohecho, a muchos de los corralistas que se van, les están armando sus expedientes y comenzarán a sentir en carne propia el terror de la persecución y la incertidumbre de sentirse personas libres, o viles fugitivos.

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Hasta ahora, son dos los funcionarios de primer nivel del gabinete corralista los que han tramitado amparos. Uno es el excoordinador de Comunicación Social y miembro de la real fuerza aérea del gobierno estatal, Jesús Antonio Pinedo, por la orden de aprehensión que pesa en su contra por el peculado de 5 millones de pesos que se birló, junto con su novia y su familia política.

El otro es el todavía secretario de Hacienda, Arturo Fuentes Vélez, por la orden de aprehensión que solicitó la Fiscalía Anticorrupción, esto por el uso de recursos públicos para la renta de un avión, aunque también tiene otros pecadotes pendientes, como el adeudo del Gobierno con varios constructores de la Ciudad Judicial, que data de 2016.

En ambos casos, ya hay procesos judiciales en marcha y es cuestión de tiempo, con la llegada de los nuevos fiscales, para que se estrenen como nuevos inquilinos del “centro de retiro” San Guillermo, de Aquiles Serdán, o bien, que sean los primeros de la nueva administración que se acojan al programa de testigos protegidos, una vez que empiecen a soltar la sopa y a cantar de corrido, al más puro estilo del tristemente célebre Jaime Herrera.

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Por cierto que, a propósito de malandros, nos enteramos que Jaime Herrera, el testigo favorito de Javier Corral, tiene metidas las manos hasta los codos en la Universidad Autónoma de Chihuahua. Resulta que el agrónomo se mueve en la grilla universitaria a través del director administrativo Francisco Márquez Salcido, su excompañero de carrera y compota.

Márquez y Herrera fueron compañeros docentes –no decentes, que no es lo mismo– en el Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario número 2 de Delicias, tierra de donde es originario el cebollero y distinguido testigo protegido del corralismo.

Nos cuentan las fuentes mironianas de la UACH, que Márquez Salcido llegó primero a la secretaría particular de la Rectoría y después dio el salto a la dirección que maneja los billetes, por recomendación y encargo directo de Jaime Herrera. Para que vean por dónde masca la iguana.

Nos dicen que, en cuestión financiera, Jaime es el asesor estrella de Márquez, quien no da un paso sin consultarlo en todo lo que tenga que ver con los dineros. Así lo ha estado dirigiendo en el asunto del millonario adeudo que tiene la UACH con Pensiones Civiles del Estado, así como con el manejo de los gastos que se hacen a través de Comunicación Social, para traer conferencistas chilangos, que aprovechan para que le peguen a la nueva gobernadora desde los micrófonos de Radio Universidad. Faltaba más, faltaba menos.

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Y ya que estamos enfrascados en el tema de los personajes incómodos, uno que está monopolizando la incomodidad y la estulticia es el dirigente municipal del PAN, Joob Quintín.

Todavía no comienza funciones el nuevo ayuntamiento y ya no lo soportan por intrigante, gandalla y doble cara, que hace honor al significado que su nombre tiene en su origen hebreo: aborrecido.

El tremendo Joob no solo les comió el mandado a los panistas, al autodesignarse coordinador de la fracción blanquiazul en el Cabildo, sino que además les ganó con las mejores y más rentables comisiones. Es gandul, pero no tonto el muchacho. 

Joob ha estado golpeando sistemáticamente y de manera soterrada en los medios afines a su cartera, a la gente de Maru Campos, como a Rogelio Loya, a Clara Torres y a Sergio Nevárez.

Se considera a sí mismo un émulo de Maquiavelo, pero de interés social, porque es burdo en la intriga, torpe en sus gestiones y grotesco en sus ambiciones. 

Lo malo del caso, es que ahora con poder de regidor, se puede convertir en un chivo en cristalería. Lo bueno, es que ya lo tienen medido sus correligionarios y el día menos pensado le ponen una buena desconocida desde el directivo estatal, para que se ubique y deje de salpicar estiércol para todos lados.