Ahora resulta que el secretario de Seguridad Pública Estatal, Gilberto Loya Chávez, tiene aspiraciones políticas y, por lo mismo, no quiere arrugarse el traje ni ensuciarse los zapatos en las lides policiacas que tiene encomendadas.

El jefe policiaco les dijo a sus elementos de tropa, en un pase de lista en la capital del estado, que a él no lo iban a ver cargado un arma en los operativos de seguridad en los que tenga que estar presente.

Después de leerles la cartilla, Gilberto les ofreció apoyarlos con el equipo necesario, pero también les dijo que, si sabían contar, no contaran con él para acompañarlos armado en el trabajo de campo, como suelen hacerlo otros jefes, que hasta uniforme se ponen, con galones y medallas de honor.

Los que conocen al ingeniero metido a policía, comentan que Loya tiene aspiraciones políticas para el próximo proceso electoral y desde ahora, ya se prepara para sacrificarse con alguna candidatura por las siglas del PAN.

Probablemente sus asesores, o algún acomedido lambiscón, de esos que les sobran a los jefes policiacos, le dijo que se cuidara de que no lo vean en la vía pública armado, en lugar de recomendarle que se aplique más en dar resultados en el combate a los malandrines, que están desatados en todo el estado.

Eso le daría mejores bonos y el reconocimiento público para escalar en la grilla y sin tocar baranda. Lo otro, es una reverenda payasada, por la simple razón de que como jefe de la Policía Estatal debe andar armado y hasta con chaleco, pues los delincuentes no andan con resorteras ni se andan por las ramas.

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Al que no tardan en cantarle las golondrinas por tanto ruido que trae en su dependencia, es al director de Comercio municipal, el cabadista Daniel Pando, que no sale de una cuando ya se metió en otra bronca.

Le cuentan a Mirone que el propio secretario del Ayuntamiento, Héctor Ortíz Orpinel, lo citó en su oficina para hacerle un llamado a la mesura, porque ni la propia Policía tiene la plaza tan caliente como los inspectores de Comercio, guardando las proporciones, claro está.

Bueno, cómo estará la voracidad de sus inspectores, que le dijeron a Pando que la polla de Comercio está mejor que la de Vialidad, aunque el profe César Tapia jura y perjura que en su dependencia no existe la famosa ave de corral.

Ahora que se cumplieron 6 meses de la Administración municipal, los que mandan en el Gobierno local consideran que con este tiempo ya queda saldado el compromiso que había con el innombrable exalcalde locutor, por lo que Pando pasará muy pronto a engrosar las filas del desempleo, aunque bien cargado con sus ahorros.

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Ya supo Mirone por qué anda tan nervioso y apesadumbrado el regidor vaquero Joob Quintín, que siente que todos los días le mueven el tapete como dirigente municipal del PAN.

Resulta y resalta, que en la pachanga Covid que organizó el viernes pasado en el salón del club Sertoma, Isaí Arámbula, quien fuera un tiempo el peor es nada de Leticia Corral, estuvieron, en cuerpo y espíritu grillo, varios de los más picudos del panismo estatal, que tácitamente con su presencia le dieron la bendición para que sea el sucesor de Joob.

Ahí se le vio muy animado al dirigente estatal Gabo Díaz, a la diputada federal Daniela Álvarez, a la diputada local Marisela Terrazas, a Gabriel García, Pepe Márquez, Ulises Pacheco y a la regidora Austria Galindo.

Con los primeros tres, dicen los que saben de la tenebra panista, tiene Isaí para ganarle la carrera a Quintín, si es que pretende reelegirse o imponer a su gallo, porque se trata de tres figuras del panismo muy cercanas a la gobernadora Maru Campos.

Por otro lado, la asistencia a la fiesta de Ulises Pacheco, quien también se encontraba en la lista de los posibles aspirantes, nos dice que ya hizo alianza con Arámbula para sumarle, no para restarle.

Por todo eso, el inquieto regidor Quintín anda que no se la acaba, pero sus sagaces asesores le han recomendado que, en la próxima fiesta de alguno de sus rivales, haga acto de presencia, aunque no sea invitado, para que al  menos sepa por dónde masca la iguana y su reputación no salga tan mancillada.

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En los precisos momentos en que se discute el uso que se le ha dado a El Chamizal y el usufructo de comodatos para beneficio de particulares, algún despistado ordenó la reparación de la enorme pantalla electrónica que también ocupa un terreno federal del mismo parque.

Dicha pantalla espectacular, localizada a pocos metros del sitio donde están las banderas de América, sobre la avenida Lincoln, fue bajada ayer y solo quedaron los enormes postes negros que la sostienen.

El espacio para colocar en ese punto estratégico la pantalla electrónica fue cedido a una empresa dedicada a la comunicación, durante la administración de Teto Murguía.

La pantalla tenía tiempo fuera de servicio y se da por hecho que la bajaron con grúa para repararla, antes de que el tema de los comodatos irregulares que está revisando Semarnat se caliente, como va a ocurrir cuando trasciendan los nombres de todos los propietarios de la gasolinera, departamentos, restaurantes y otros negocios que funcionan en El Chamizal.

Nomás falta que no hagan nada con los comodatos y hasta le cedan espacio a algún negocio de fotografía en Los Indomables, para que los novios y quinceañeras que semana a semana van a ese lugar a tomarse la foto del recuerdo, no batallen y tengan el servicio in situ.

Al fin y al cabo, no es la primera vez que se toca el tema de los comodatos y, hasta ahora, todo ha sido mucho ruido y pocas nueces.