De nuevo, la ciudad se sacudió por una muerte ignominiosa y absurda. Rafael Antonio Rodríguez, adolescente de 16 años y estudiante del Conalep, murió luego de ser arrastrado por la corriente del arroyo Tapioca.
El riesgo fatal que representan las crecidas de los arroyos, tanto en los asentamientos irregulares de las zonas más altas como en los cauces convertidos en calles por toda la mancha urbana, está sobradamente diagnosticado, por eso indigna que las omisiones gubernamentales terminen en este tipo de tragedias.
Las obras de contención de avenidas y de inundaciones han sido mínimas en esta frontera para la dimensión de un problema cuya falta de solución siempre apunta a la insuficiencia presupuestal y la irresponsable priorización del gasto público, justo cuando se desdeña garantizar primero la integridad y la vida de los ciudadanos.
En el Atlas de Riesgos Naturales y Atlas de Riesgos Antropogénicos se ubicó la alerta que representan 57 arroyos principales, uno de ellos el Tapioca, cuyos cauces terminaron alterados por la expansión urbana, desviados, bloqueados, canalizados, convertidos en receptores de escombro o en calles.
Cuando llueve, llegan a conducir caudales importantes y a gran velocidad, por efecto de la topografía y de la pérdida de la capacidad de infiltración, lo que genera el peligro de arrastres, justo lo que ocurrió con el estudiante del Conalep, plantel ubicado justo a una cuadra al oriente de la calle Tapioca.
Se sabe del riesgo, pero no se actúa en consecuencia con las obras necesarias, principalmente de contención, aguas arriba, sobre todo cuando ya es más complicado actuar con la canalización, ahí donde se permitieron asentamientos o se hicieron calles, en otra omisión irresponsable de la autoridad, esa que está en el origen caótico y desordenado de la ciudad.
El Tapioca es un arroyo de la cuenca Aeropuerto, donde no se ha atendido la infraestructura de contención por ningún orden de Gobierno, ya que las exiguas inversiones se han concentrado más hacia las partes del poniente, donde se supone que hay mayores riesgos por las corrientes que bajan directamente de la Sierra de Juárez.
La tragedia de Rafael, se suma a las ocurridas en 2000, 2006 y 2008, cuando las aguas arrastraron vidas por el viaducto Díaz Ordaz, el Arroyo de las Víboras y el Arroyo del Indio, además de arrasar con viviendas y devastar el equipamiento público.
En el 2000, 10 pasajeros de un camión urbano murieron arrastrados por la corriente del viaducto Díaz Ordaz, el cauce del Arroyo Colorado; en el 2006 fueron cuatro las víctimas mortales por la crecida del Arroyo del Indio que colapsó un viejo dique en Los Ojitos, mientras que en 2008 se inundaron varios fraccionamientos del sur de la ciudad, ya que también fueron rebasados y colapsaron los diques Santa Elena I y II.
Pero ni por eso se han reforzado o construido más diques en toda la zona sur, donde se encuentra la cuenca Aeropuerto y nace el arroyo Tapioca. Apenas se reconstruyó el Pico del Águila y se trabaja en el Víboras-Tanque, Filtros II y La Paz. Sin embargo, esas infraestructuras corresponden a la cuenca de Anapra.
Los vecinos que siempre han sufrido las inundaciones por el arroyo Tapioca concursaron y ganaron al solicitar una obra hidráulica en el Presupuesto Participativo del Gobierno Municipal, pero de nueva cuenta no fue esa una prioridad para la Administración.
Hoy se agrega una muerte más a todo ese cúmulo de negligencias gubernamentales. ¿Cuántas más se necesitarán para que se prioricen las obras urgentes de contención de crecidas y mitigación de inundaciones?
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Los tres poderes en el estado se concentraron el domingo en la Torre Legislativa para la toma de protesta a las y los integrantes del renovado Congreso del Estado.
La imagen dominical es poderosa, con tres mujeres, nuevamente, al frente del Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Y es que desde el sábado se definió que sería Elizabeth “Lizzy” Guzmán Argueta, la exdirectora regional de Bienestar en Juárez, quien se convirtiera en la primera presidenta de esta 68 Legislatura.
“Hoy es el tiempo de mujeres”, destacó la diputada morenista. Por cierto, no únicamente presiden la Legislatura, son mayoría, con 17 curules, contra 16 de los hombres.
Ahí quedó “Lizzy” en el acto protocolario, flanqueada por la gobernadora Maru Campos a su derecha y por la presidenta del Tribunal Superior de Justicia del Estado, Miriam Hernández, a su izquierda.
Guzmán Argueta ganó la elección del 2 de junio en el distrito 07 local, así que sustituye en el escaño a Gustavo de la Rosa Hickerson, quien lo mantuvo por dos periodos.
Como muchos otros morenistas fundadores, Guzmán fue cercana a Juan Carlos Loera, pero luego colocó sus lealtades con Ariadna Montiel, la secretaria de Bienestar que sin ser chihuahuense mantiene un férreo control de la bancada morenista en el Congreso del Estado.
No es la primera vez que una mujer llega a la presidencia del Congreso bajo la siglas de Morena. Así estuvo dos años, es decir, dos periodos consecutivos con Adriana Terrazas Porras, la expriista que terminó siguiendo las directrices de Palacio de Gobierno y por lo mismo fue desconocida por la bancada guinda. Así que será hasta ahora que se pueda decir que Morena encabeza realmente al Poder Legislativo.
Después del evento de toma de protesta y antes de abandonar el recinto legislativo, la gobernadora Maru Campos únicamente les deseó a todos los integrantes de la nueva Legislatura “que les vaya muy bien”.
“Se mantendrá el diálogo abierto”, aseguró la nueva presidenta del Congreso del Estado durante su discurso.
La Mesa Directiva que preside “Lizzy”, también quedó integrada por la panista Carla Rivas, como primera vicepresidenta; el priista José Luis Villalobos como segundo vicepresidente; el panista Roberto Marcelino Carreón, como primer secretario y el priista Luis Fernando Chacón, como segundo secretario.
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A final de cuentas, quienes ayer rindieron protesta como integrantes de la 68 Legislatura no fueron todos los que habían recibido sus constancias de manos del Instituto Estatal Electoral (IEE).
La Sala Regional Guadalajara enmendó de última hora, la plana a la asignación de diputaciones “pluris” que el Tribunal Estatal Electoral le había validado en dos ocasiones al IEE.
El primer ganón fue Francisco Sánchez, el dirigente estatal de Movimiento Ciudadano, quien demostró que no nada más es campeón en ocurrencias legislativas y posicionamientos tipo “fosfo-fosfo”, también en litigar personalmente impugnaciones de carácter electoral, sobre todo si se trata de mantenerse colgado del presupuesto público.
El caso es que su impugnación tumbó un espacio “pluri”, al PRI, nada menos que en la persona de la joven juarense, Isamar Valadez, quien se había colado a la representación proporcional como mejor perdedora por el Distrito 06, ahí donde ganó la petista Irlanda Márquez en coalición con Morena.
Así que Sánchez podrá no únicamente seguir cobrando como diputado local, aunque haya perdido la elección en el distrito con cabecera en Parral, también reclamará los privilegios de una coordinación de bancada, ya que antes de la resolución, por Movimiento Ciudadano nada más iba en solitario Alma Yesenia Portillo Lerma.
Ese fallo no únicamente le pegó al PRI; también impactó al grupo de Morena. El que un hombre por MC haya tumbado a una mujer por el PRI, rompió la acción afirmativa previamente ordenada y acordada para que fueran 17 las mujeres y 16 los hombres en el Congreso del Estado.
Por esa razón la Sala Regional ajustó las “pluris” para Morena y ahí salió bailando José Luis Rascón Sáenz, quien debió dejarle su lugar a Edith Palma Ontiveros.
“Hay sentimientos encontrados dentro de Morena por esta decisión”, dijo el coordinador de la bancada en el Congreso, Cuauhtémoc Estrada, ya que Rascón viene de la base militante fundadora, pero Palma Ontiveros también tiene reconocida trayectoria y en ella se concretó la paridad por la que ha luchado Morena.
Con la resolución, las bancadas quedaron de la siguiente manera en el reparto de las 33 curules del Congreso: PAN y Morena con 12, PRI con cuatro, Movimiento Ciudadano con 2, PT con 2 y Verde Ecologista con una.
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El alcalde Cruz Pérez Cuéllar incumplió nuevamente en una fecha de entrega del Distribuidor Vial Talamás Camandari.
La obra que inició en octubre de 2023 tenía que haberse concluido, conforme al contrato original, en junio, ocho meses después de iniciada.
Hubo considerables retrasos, en parte atribuidos a la complejidad de los trabajos de cambio de tuberías de gas, agua e infraestructura eléctrica. También fue evidente que no siempre le entraban las constructoras con la intensidad necesaria y pasó lo que se preveía en cuanto al rezago.
Durante semanas el presidente municipal estuvo repitiendo que la obra quedaría concluida a más tardar para el 31 de agosto, pero la fecha pasó y simplemente no se terminó.
Lo último que dijo Pérez Cuéllar es que deberá concluirse en septiembre. Ya ni siquiera le puso día específico. La verdad a la obra todavía le falta, por lo que incluso es probable que vuelva a pasarse ese nuevo plazo fatal.
Los miles de juarenses que forzosamente deben pasar por aquel sector del suroriente de la ciudad, ya no hayan la puerta. Es un verdadero martirio sacarle la vuelta a las obras en ese nudo gordiano en que allá están convertidas las vialidades.