Por gandallas y caciques, se han quedado solos los dirigentes locales del sindicato del Instituto Tecnológico de Ciudad Juárez, Pedro González Galván y Alfonso Alemán Hinojos, luego de que cinco integrantes de la directiva repudiaron sus prácticas desestabilizadoras en la institución con la que han tratado de imponer incondicionales y familiares en las plazas docentes, sin haber pasado los concursos de oposición, ni tener nivel académico.
El manifiesto de inconformidad, colocado ayer en las rejas del edificio del TEC de Juárez, firmado por 5 de los 7 integrantes de las carteras del sindicato DV25, es contundente, y desnuda los aviesos propósitos del secretario general Pedro González, así como del secretario del Trabajo y Conflictos Alfonso Alemán, en contra del director del plantel, Hermenegildo Lagarda Leyva.
La lona del manifiesto está firmada por los secretarios de organización, José María Muela; por el de escalafón y promoción, Francisco Javier López Benavides; por el de orientación ideológica sindical, José Luis Requenes Ruiz; por el suplente de orientación ideológica, Jesús Luis Alamilla Ocaña y por el suplente de Previsión y Asistencia Social, René del Avellano Terrazas.
En su mensaje a la comunidad tecnológica denuncian la manipulación de títeres que, desde la sección sindical 61 del SNTE, realiza Javier Alvarado Zamora, con sus dos dirigentes sindicales locales, tal y como fue denunciado en este espacio en ediciones pasadas, por la inquietud generada en la comunidad tecnológica.
El fondo de este conflicto, es la pretensión de Alvarado Zamora y González Galván de que el director autorice las plazas de sus incondicionales y parientes, que no fueron aprobados por la Comisión Dictaminadora en la pasada convocatoria, para ocupar 81 plazas docentes, porque sus pobres credenciales pedagógicas no les permitieron cumplir con el perfil académico exigido.
El rechazo a estas prácticas de los líderes sindicales, que dañan la imagen y la calidad del Instituto, dio pie a una campaña sucia en contra del director del plantel para generar la percepción de una supuesta inconformidad en el personal sindicalizado, que ahora ha quedado en evidencia, porque el malestar es contra los dirigentes caciques.
Así lo expresaron y sintetizaron en su manifiesto de inconformidad, al citar que “la delegación sindical viene operando solo con dos carteras de un total de 7: la del secretario general Pedro González Galván y la de Trabajo y Conflictos de Alfonso Alemán Hinojos, dada la marginación que han practicado en contra de los representantes de las restantes, por oponerse a los intereses históricos y mezquinos de la misma respecto a las plazas docentes y no docentes” (sic).
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También denunciaron que esa reducida representación sindical fue la que decidió atacar al director del Tec, colocando mantas en su contra, pero sin consultar a la directiva sindical, ¡Tómala!
Luego les exigen que respeten las decisiones de la comisión dictaminadora de las nuevas plazas, que inclusive ya fueron avaladas por la delegación sindical.
Y para que no quede duda de la identidad de la mano que mece la cuna, dijeron que se tiene que terminar con las prácticas caciquiles de Javier Alvarado Zamora, “quien gobierna la delegación sindical tras bambalinas, colocando incondicionales que respondan a sus más oscuros intereses”.
También denuncian los directivos disidentes, que el par de gandallas de la delegación local están recabando firmas de apoyo a su causa perdida entre el personal sindicalizado que, supuestamente, les debe su plaza. O sea que, están cobrando factura sobre un derecho que tienen los maestros, el personal administrativo y de intendencia, donde también ya se les rebelaron.
Con todo esto, los lideres sindicales denunciados, González y Alemán, solamente lograron que el resto de su directiva, que es mayoría, y la base, que es la que al final de cuentas pone y quita líderes charros, estén trabajando en un proyecto para integrar un nuevo sindicato que los dejará solos, aislados, devaluados y probablemente hasta sin trabajo.
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Después de casi un mes de hacer mutis, Javier Corral retomó la defensa mediática de Francisco G.A., quien fuera su fiscal encargado de los “Expedientes X”, detenido el 21 de noviembre del 2022, por el presunto delito de tortura psicológica para obtener testimonios contra los funcionarios duartistas acusados de corrupción.
En entrevista con un medio impreso de la capital del país, el exgobernador señaló que G.A., corre peligro en el penal de Aquiles Serdán, donde se encuentra confinado desde hace 85 días, pero, como es su costumbre, no sustentó su afirmación.
Corral acusó al Gobierno del Estado de Chihuahua de negarse a entregar la carpeta de investigación a la Fiscalía General de la República, a pesar de haber sido solicitada ejerciendo el derecho de atracción, porque supuestamente se pretende desmantelar todos los casos de la llamada “Operación Justicia”, que emprendió en su quinquenio, para llevar a prisión al exgobernador César Duarte.
En síntesis, nada nuevo dijo en su reaparición mediática, y todo hace suponer que lo hizo con el propósito de llamar la atención de la nueva presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, a quien le mandó un disimulado mensaje, diciendo que confía en ella para que “actúe con la debida atención, diligencia y prontitud, como el caso lo requiere”.
Cierto es que el expediente de “Panchito” le fue negado a la Federación, pero no menos cierto es que la jueza de control que lleva el expediente, Hortensia García, se negó a declinar la competencia, misma que deberá resolver un tribunal federal colegiado de circuito. Nadie más.
Por todo ello, resulta ocioso que el exgobernador trate de presionar por otros conductos, para resolver lo que, en Derecho, ámbito que al parecer desconoce a pesar de jactarse de ser abogado, corresponde resolver a otra instancia del Poder Judicial y no a la Suprema Corte.
Por eso ya dicen que el exgobernador metido a librero, actúa ahora como si fuera protagonista de la Tremenda Corte, en el papel de Simplicio Bobadilla y Comejaibas.
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Hoy hará historia la Delegación Juárez de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación, porque una mujer será designada nueva presidenta del organismo, terminando con más de siete décadas de supremacía machista.
La salida de Thor Salayandía de la presidencia le dará un vuelco de 360 grados a una cámara del sector privado que, como ninguna otra, por muchos años ha sido dominada por la grilla y utilizada por varios de sus dirigentes como trampolín político.
Claudia García y Rosa Isela Molina son las dos socias que compiten por la presidencia del organismo empresarial, mismas que están rompiendo con 76 años de dominio masculino en la dirigencia de los industriales juarenses.
De una membresía de 800 socios, al parecer únicamente podrán votar 150, que son los que se pusieron a mano con el pago de sus cuotas, para tener derecho a elegir nueva presidenta.
Claudia es una empresaria del reciclado, mientras que Rosa Isela preside una empresa dedicada al ramo de los comedores industriales.
Cualquiera de las dos que gane dará, sin duda, una sacudida a los viejos estilos de dirigir una organización empresarial, y marcará una nueva época de apertura para las mujeres empresariales líderes de Juárez.