¿Dónde están los policías responsables de combatir el narcotráfico en la frontera? ¿Son invisibles o su trabajo es tan encubierto que se mantienen encerrados en sus oficinas para no molestar a los malandrines traficantes?
Hace mucho tiempo que ni los elementos de la Guardia Nacional y mucho menos los agentes de la Fiscalía General de la República presentan decomisos de droga ni nada por el estilo.
Tal parece que ya olvidaron que una de sus tareas principales es el combate al narcotráfico y crimen organizado, que hace del trasiego de drogas su principal negocio.
Y decimos que no vemos su trabajo ni sabemos de cargamentos requisados, porque en contraste, los oficiales de Aduanas y Protección Fronteriza del área de El Paso, están realizando importantes decomisos en los puentes internacionales, como los de la semana pasada, cuando interceptaron 65 libras de metanfetamina, 65 de cocaína, 260 gramos de fentanilo y 96 de marihuana, con valor de varios millones de dólares.
Los decomisos en los puntos de cruce de Santa Teresa, Ysleta, Córdova Américas y Paso del Norte, realizados a lo largo de la primera semana de mayo, solamente dejan en evidencia a nuestras autoridades mexicanas, que no requisan ni un cigarrillo de guarumo y se ven como viles cómplices de los narcotraficantes, que siguen enviando por todas las rutas su veneno a los mercados de los Estados Unidos.
Los siete decomisos realizados en suelo norteamericano, casi uno por día, revelan que la actividad de los grupos criminales de la droga no ha disminuido en la frontera y que las autoridades mexicanas responsables de combatirlos, al parecer andan de vacaciones, pero de vacaciones permanentes porque desde hace mucho no presentan resultados de su trabajo.
Aunque las cargas decomisadas por la Aduana Americana no son voluminosas, cargas siempre camuflajeadas en la carrocería, neumáticos o cabina de automóviles, sí representan sumas millonarias, porque se trata de drogas sintéticas de altísima demanda, así como de cocaína, que sigue cotizándose bastante en el mercado negro de los Estados Unidos.
Sin embargo, para los agentes federales mexicanos, debe resultar más rentable y menos peligroso detener migrantes antes de que crucen la frontera, que andar persiguiendo a los capos, capitos y capones de la droga, que siempre andan bien “arreglados” y con cartucho cortado.
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Sigue creciendo la inconformidad de la tropa de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal ante su inminente concentración en Juárez, donde quedará establecido el cuartel general de la corporación.
A partir de junio los policías estatales deberán trasladarse con todo y sus chivas a la frontera, de donde serán asignados a las diferentes plazas en un programa rotativo, según la información que llega a Mirone.
Los inconformes saben que este cambio de residencia temporal implica doble gasto para sus bolsillos, porque primero tienen que cumplir en sus hogares en la capital del estado.
Los de mayor antigüedad, que vivieron la experiencia en la CIPOL de Raúl Grajeda (qepd), saben lo que implica estar acuartelados en la frontera y tener que trasladarse a visitar a sus familias cada semana a la ciudad de Chihuahua y luego regresar a la base.
Saben que los sueldos no les alcanzan para los gastos menores que deben cubrir, como alimentación y limpieza de su ropa, principalmente, porque estos servicios no se los proporciona la Secretaría.
La orden que han recibido de sus mandos ha sido en el sentido de que todo aquel elemento que no atienda la instrucción causará baja inmediata, lo cual también ha hecho ruido en el personal uniformado.
El estado de fuerza actual de la policía estatal es de 800 elementos, más los 150 que se capacitan para formar parte de los nuevos grupos especiales de Detectives y SWAT, que dependerán de la “subsecretaría de Estado Mayor”. Asústame panteón.
La concentración de todos los elementos en Juárez obedece al compromiso que hizo la gobernadora Maru Campos, en el sentido de trasladar a la frontera la sede de la policía estatal y construir una torrecita mágica, como si esto, cual conjuro definitivo, fuera a terminar con la violencia de los grupos criminales que mandan en la región.
Aunque la inconformidad se ha expresado públicamente en las redes sociales, en las filas de la corporación ya hablan de protestas y manifestaciones públicas hasta ser escuchados. ¿Será?
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Aunque usted no lo crea, los sagaces sabuesos de la Fiscalía de la Zona Norte, ya tienen una sólida línea de investigación en el caso de la masacre ocurrida la semana pasada en la avenida Tecnológico: aseguran que el multihomicidio fue por un ajuste de cuentas al interior del grupo de los Artistas Asesinos, que se disputan el control del narcomenudeo en las calles.
Al día siguiente del trágico evento, los investigadores estatales soltaron la primera versión sobre el posible móvil del ataque, afirmando que se trató de una venganza entre pandilleros asesinos.
Ahora que no han dado con los responsables y que la presión social aumenta peligrosamente, ya salieron con su segunda versión, obtenida probablemente a través de una bola de cristal, con las mismas técnicas de los nigromantes que se dedican a tratar de pronosticar el clima y que nunca le atinan.
A pesar de que existen cerca de 20 videos de distintos negocios y dependencias, como del Tec de Juárez y del Poder Judicial de la Federación, así como de las pocas cámaras urbanas que están en funcionamiento, los señores “investigadores” no han podido identificar a los sicarios, que a estas alturas ya deben de estar en Ucrania con rumbo a Siberia, si no es que más lejos.
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Por falta de mantenimiento, el edificio de la Unidad Administrativa Benito Juárez se encuentra sin refrigeración desde el mes de abril y en todas las dependencias la están pasando muy mal, tanto el personal municipal, como los ciudadanos que acuden a realizar algún trámite o pago.
El problema no es un asunto menor si consideramos que después de las 12 horas, cuando sube el termómetro arriba de los 30 grados, muchos empleados y funcionarios tienen que salir a tomar un poco de aire, mientras los teléfonos suenan sin parar y el público tiene que esperar en medio del calor.
Ya son varias empleadas que, por golpes de calor, han presentado problemas de presión arterial y han tenido que ser llevadas a recibir servicio médico.
Desde el 19 de abril, el coordinador de mantenimiento de la Dirección General de Obras Públicas, ingeniero Jesús Armando Pineda, envió un oficio a las direcciones de área y coordinaciones donde les informa que, por falta de mantenimiento de la subestación eléctrica del edificio, el sistema de refrigeración no puede ponerse en funcionamiento.
Les aseguró que el mantenimiento correctivo por parte de una empresa externa se daría los días 29, 30 y 31 de abril, aunque ese mes solo tuvo 30 días.
Después, en otro oficio del 4 de mayo, les informó que el mantenimiento correctivo se haría los días 6, 7 y 8 de mayo, lo que tampoco ha ocurrido y, mientras tanto, ante la falta de eficiencia del funcionario de marras, en todas las oficinas se armaron de abanicos de pedestal para soportar el calor, trabajando con las puertas y ventanas abiertas.
En algunas de las direcciones, específicamente en las oficinas de los jefes, ya tienen minisplits, y por lo mismo no les urge la solución al problema.