El Poder Judicial de Chihuahua vive hoy un proceso de transformación integral producido por un historial de excesos, discrecionalidad casi absoluta en su vida interna y muy cuestionable desempeño en su labor jurisdiccional.
Siempre se ha hablado en la parte sustancial del trabajo judicial sobre los “jueces de consigna”, sobre los “magistrados de consigna”. Lo han sidoa con meridiana claridad, con vergonzosa claridad, personajes como Talamantes Abe y como Vázquez Quintero. Pero en mayor o menor medida, todo el Poder Judicial chihuahuense es un “poder de consigna”.
Esa situación ha devenido en aberrantes decisiones que han afectado gravemente a la sociedad chihuahuense, y de pasada golpeado a la propia clase política, responsable por complicidad del presente caos en ese poder estatal. Gobernantes priistas, panistas, perredistas, panalistas, petistas, o han matado la vaca o le han detenido la pata en ese proceso de deterioro.
Y si bien la clase político–partidaria consiguió del Poder Judicial hacerlo un “poder de consigna”, –sus magistrados doblaron las manitas cuando les impusieron como presidente a un infumable Zapata Zubiaga, o a un abyecto Vázquez Quintero, o un completamente desconocido en ese mundo José Miguel Ramírez Salcido– el costo no ha sido gratuito.
A su manera, los togados fueron cobrando cada voto cedido a los correspondientes intereses de los titulares del Poder Ejecutivo Estatal: altísimos presupuestos, sueldos y prestaciones incomparables, familias enteras de jueces y magistrados en la nómina de la institución y toda la discrecionalidad en sus resoluciones, con independencia precisa de aquellos casos especiales solicitados desde la clase política.
Hace años estaba moribunda la imagen del área responsable de impartir justicia en nuestro estado. Hace años urgía una transformación total que no se concretaba porque era preferible el confort de la connivencia que el golpe de timón.
Hoy el tiempo se ha llegado. Desde el Poder Ejecutivo, en abierta alianza con el principal partido opositor, el PAN, se han ido dando los pasos definitivos para conseguir los cambios con el pretexto de la jubilación (evidentemente forzada) de la mitad de los integrantes del pleno del Supremo Tribunal de Justicia en el estado. La intención es sin duda loable pero también son muchos los asegunes. Veamos.
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La propuesta de oxigenación del Poder Judicial innegablemente va en serio; en particular con el objetivo de arrancar esos anquilosados vicios de una casta judicial que se sentía intocable, que hizo del Poder Judicial una esfera de acero negro, impenetrable y sin transparencia.
No es el qué, sino el cómo; no es el fondo, sino la forma. Sin duda en el aparato judicial hay personas muy valiosas, capaces, profesionales y conocedores del quehacer jurídico, pero de eso a convertir en un feudo las salas civiles o penales, en hacer de las magistraturas un coto de poder y control, cuando también son servidores públicos que deben rendir cuentas y dar respuesta a la sociedad, es cuando se cuestiona a los responsables de haber hecho del Supremo Tribunal de Justicia una verdadera fortaleza de nepotismo y privilegios.
Muchos magistrados, los más radicales, no advirtieron el anuncio que lanzó el diputado César Gustavo Jáuregui durante su primera intervención en la recién instalada 64 legislatura, el primero de octubre del 2013. Advirtió entonces el discípulo de Demóstenes:
“Del Poder Judicial tendré que hacer referencia, hay una descomposición en este Poder que presenta ya taras (tara:defecto físico o psíquico que tiene una persona) propias de lo que yo llamaría endogamia orgánica, que no le permite ya renovar su torrente vital, con arteriosclerosis política, sumiso, sin presencia política importante en una vida pública de Chihuahua que requiere de un Poder Judicial distinto”.
Y luego vino la amenaza, ahora cumplida: “por eso, en el grupo parlamentario del PAN vamos a apostar por una renovación integral, no sólo del Poder Judicial, sino también de este propio Poder Legislativo que está por concluir los trabajos de una nueva ley orgánica a la que se nos hizo alusión cuando recién entramos aquí”.
Allí quedó echada la suerte de lo que hoy es una realidad, la reforma al Poder Judicial, la oxigenación, el fin a las castas judiciales. Ahora se comprende que el “entendimiento” entre los Césares, Duarte y Jáuregui, va más allá de pronunciamientos “fuertes” y declaraciones sensacionalistas en la cotidianeidad del debate partidista.
Muchos de los magistrados presentes en aquella sesión solemne del Congreso se retorcieron en sus asientos y juzgaron de loco, grosero y de falto de respeto al diputado panista Jáuregui, pues lo invitan a su casa y los insulta. Nunca advirtieron que las palabras del parlamentario fueron una “profecía”.
Hay quienes aseguran que, como ocurre en algunas licitaciones públicas –no en todas-, Jáuregui tenía información privilegiada, de primera mano, y por eso se lanzó sin contemplaciones contra la clase dorada de los magistrados y magistradas.
Parafraseando a otro panista (el ex presidente Calderón), “haiga sido como haiga sido”, la Reforma es un hecho, para bien o para mal, se terminó con los magistrados de por vida, ahora “sólo” duran 15 años, que no es poca cosa, pero, particularmente, se forzó la jubilación de casi la mitad de quienes se creían dueños del Poder Judicial, al aprobar que, una vez cumplidos los años de servicio que marca la ley, los magistrados tendrán que retirarse.
Ahora sólo falta eliminar la concesión que el ex gobernador Fernando Baeza otorgó a los magistrados el 15 de julio de 1992, al establecer en el artículo 25 de la Ley Orgánica del Poder Judicial que… “Los Magistrados del Supremo Tribunal de Justicia del Estado, al jubilarse o pensionarse, continuarán recibiendo las mismas prestaciones que perciban los Magistrados en activo”.
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Esta reforma ha provocado una especie de “fiebre” por formar parte de este poder omnímodo que, con todo y los cambios, continúa siendo un atractivo espacio y representa una oportunidad de ingresar a él, pues hasta antes de esto sólo los familiares de los magistrados tenía un chance. No olvidemos que sólo el sueldo de un magistrado –son 26– ronda los 200 mil pesos mensuales, sumadas las cifras de generosas vacaciones, jugosos aguinaldos y bonos por todo.
Al concluir el plazo para el registro de aspirantes se apuntaron 191 hombres y mujeres que sienten que reúnen los requisitos, aunque no saben que entre esos 191 sólo 13 cumplen un requisito adicional: el haber recibido una llamada para que lo hicieran. Es decir, uno de los grandes asegunes es que la selección trae dados cargados. No podía ser de otra manera.
La primera criba la harán los integrantes de la “comisión especial”, la cual quedó muy amarrada –para evitar fugas– el consejero Jurídico de Estado, Mario Trevizo, por parte del Ejecutivo; el diputado Leonel de la Rosa, por el Legislativo; y el propio presidente del Supremo Tribunal del Justicia, José Miguel Salcido. Ellos tres, sin reglas, sin criterios definidos, sin normas legales, sin examen ni entrevistas, integran 13 ternas, es decir, de los 191 aspirantes sólo quedarán 39 nombres.
A partir de ese momento la bola pasa a la cancha del Congreso, en donde lo único definitivo es que los finalistas deberán obtener el voto de las dos terceras partes de los diputados, es decir, alcanzar la mayoría calificada. Si van todos los legisladores a la sesión se requieren 22 votos.
Ahí es donde está lo interesante. El PRI, junto con los partidos aliados, Nueva Alianza, el Verde Ecologista, el del Trabajo y Movimiento Ciudadano, es más, sin ningún rubor sumémosle al de la Revolución Democrática, alcanza 26 votos; es decir, no necesita al PAN para elegir a quien quiera. Pero ya lo dijimos: la concepción de la reestructura tiene como aliado al blanquiazul.
Y es aquí donde se debe hacer presente la operación política, para sacar las cosas lo más tersas posibles, el arte de ceder y conceder, de acordar y concertacesionar, para que –al menos las fuerzas políticas– queden en paz.
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Hasta antes de la Reforma había, en el Tribunal, magistrados surgidos en la era del ex gobernador panista Francisco Barrio, de la era del ex Patricio Martínez, de Reyes Baeza y ahora las circunstancias, coyunturas y tiempos políticos ponen a César Duarte en la tesitura de dar el golpe de timón. En la historia futura del Tribunal, por lo menos en los próximos 15 años, a Duarte será al único que se le podrán acreditar por lo menos que 15 magistrados, dos ya nombrados y 13 nuevos, surgieron en su administración, independientemente de color, sabor y origen de quienes lleguen.
Las proyecciones señalan que entre los que tienen boleto asegurado se encuentran Gabriel Sepúlveda, actual secretario General del STJ; César Ramírez, director del Registro Civil, administrador de nuevo sistema de Justicia Penal (desde la Fiscalía, antes Procuraduría), al inicio de este proceso y presidente del capítulo Chihuahua, de la Barra Mexicana de Abogados; Jorge Ramírez, titular del Centro para la Implementación de la Reforma Penal, y recientemente también del proceso de implementación de la oralidad en las materias civil y familiar, y Rosa Engracia Quezada.
De estos cuatro, sólo Rosa Engracia no ha estado vinculada con el tema jurisdiccional o ramas afines. Duarte se la debe desde que quiso ser consejera de Transparencia.
Por parte de las propuestas panistas están Rafael Julián Quintana, Luis Villegas Montes y una mujer; y todo parece indicar que César Jáuregui puchará por la mujer de apellido Holguín.
Mirone asegura que estos nombres son los que llegarán de fuera de Tribunal –más allá de análisis de capacidades o fortalezas–. Quedan dos o tres que serán sometidos al estira y afloja, porque, de acuerdo a la reforma, seis o siete llegarán de fuera, y seis o siete serán del propio Poder Judicial. En este caso la lista es muy amplia: está el juez Alejandro Legarda, que ha dictado varias sentencias de prisión vitalicia, al igual que la jueza Margarita Romero, o el juez de Adolescentes infractores, Roberto Valenzuela.
Apenas el jueves concluyó el plazo de inscripciones e inició el análisis, trayectoria y “afinidades” de los prospectos con quienes al final tienen en sus manos la decisión correspondiente.
En los días subsecuentes sabremos con mayor claridad quiénes conforman la lista de los 13 finalistas. Sabremos también si el objetivo es darle una saneada importante al Poder Judicial, o sólo es jubilar a los jubilables para instalar en su lugar a los amigos o hasta a los parientes. Ya veremos. También revisaremos las consecuencias jurídicas de, eventualmente, no conducir un proceso jurídico técnicamente aséptico en la selección de los nuevos magistrados. No han sido pocos los traspiés de Palacio de Gobierno en ese sentido, en otros casos similares.
Los panistas en su elección
Después de meses de especulaciones, guerra sucia, compra de votos, etc., los panistas juarenses llegan hoy a la elección de sus dirigente municipal, en relevo de Hiram Contreras Herrera.
En muy pocas palabras, Mirone observa las cosas de la siguiente manera, tras seguir de cerca la contienda entre los candidatos a suceder a Contreras.
Quedó claro a lo largo de la campaña que el candidato oficial del PAN estatal es el abogado identificado con el Dhiac-Yunque, Jorge Espinoza. Ha operado en su favor la línea del Comité Directivo Estatal del CDE a través del doctor Víctor Talamantes y los diputados Daniela Álvarez y César Jáuregui Moreno.
Entre el panismo juarense se dice que Espinoza cuenta con el respaldo del 90 por ciento de los mercenarios panistas juarenses; esto es, todos aquellos blanquiazules que otorgan su voto según el monto del pago. El PAN estatal de Mario Vázquez así opera. Ese 90 por ciento puede ser la diferencia en su favor.
Espinoza no tiene trayectoria importante en el PAN pero con ese respaldo es innegable que aparece como el que tiene más posibilidades de ganar.
Uno de los grandes aciertos del abogado Espinoza ha sido su espíritu profesional de asesorar jurídicamente algunas causas sociales que han sido bien vistas por la comunidad juarense como fue el asunto del Gas Natural, lucha que encabezó la ex diputada y ex candidata a la presidencia municipal María Antonieta Pérez Reyes.
Otro de los casos en los que apoyó Espinoza fue brindar asistencia legal a los familiares de las víctimas de la explosión de la planta maquiladora dulces Blueberry. También ha llevado asuntos legales a favor de algunos panistas.
Quizá le pueda hacer mella una foto que anduvo circulando de él con el defenestrado exdirigente nacional azul, Manuel Espino, respaldando la fundación del partido espinista, que terminó frustrándose. La victoria de Espinoza significaría la victoria total del pragmatismo y el dinero en el PAN. No garantiza contrapeso alguno frente a los gobiernos del PRI.
Sergio Madero, también con identidad en el Dhiac-Yunque, se ha quedado con la mayoría del barrismo-corralismo. Le suman igualmente una buena cantidad de votos su alianza con Victoria Álvarez. Con Madero, a través de ella, se ha quedado el resto de los votos mercenarios que Espinoza no pudo adquirir.
La victoria de Madero, aunque en la realidad sería una victoria del Yunque, al menos en percepción interna sería una victoria de Corral. Durante la campaña, a Madero lo estuvieron golpeando acusándolo de nula fortaleza frente a “Teto” Murguía y una total descoordinación de los regidores panistas, de los que fue su coordinador en el 2010-2013.
No fue falta de liderazgo de Madero como coordinador de los regidores panistas, sino la desmedida ambición del regidor Héctor Hernández que al entrar como regidor ya traía plan basado en un negocio inmobiliario, el cual dependía de la autorización del Cabildo.
Sergio Madero siempre trató de mantener la unidad del grupo edilicio, pero Hernández se encargó de jalar la cuerda del otro extremo apoyado por los regidores Daniel Navejas y Pina Gaytán que al final de la administración pasada terminaron abandonando las filas del blanquiazul.
“Pilo” Galindo se queda con el voto duro del galindismo, una minoría del corralismo y un buen número de panistas independientes. La diferencia definitiva en su favor la pueden hacer los votos de Hiram Contreras. También tiene el respaldo del pérezcuellarismo. Al final de la campaña sumó a los seguidores del doctor Andrés Solís que, aunque son pocos, en un escenario cerrado podrían ayudarle a inclinar la balanza.
A “Pilo” lo han cuestionado por ser dramaturgo. Eso ha sido contraproducente para sus opositores ya que tal señalamiento ha dado pie a que él sostenga que no tiene ninguna otra aspiración que no sea la de ser presidente del Comité Directivo Municipal.
Pero la moneda está en el aire. La decisión definitiva será tomada en la primera ronda de votación y no nos extrañe que muy temprano haya movimientos entre los equipos de Madero y Espinoza por su filiación ideológica. Si la victoria no la tiene segura ninguno de los dos es altamente probable que se presente una declinación con un peligro fatal para Madero: sus votos barristas no irían a Espinoza ni por asomo, irían con “Pilo”.
P.D. 1.- Ayer abordó Mirone el estado auténticamente lastimoso que guarda la carretera Chihuahua-Juárez a pesar que nos es presentada como autopista de primer mundo y como primer mundo la cobran en las casetas de peaje.
Dijimos que los enojos de los conductores se desahogan contra el Gobierno estatal porque se trata de carretera chihuahuense pero también aclaramos que parte de la responsabilidad es del Gobierno de la República porque hay tramos que son manejados por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes; son los que están en peores condiciones.
Durante mucho tiempo, el Gobierno estatal ha solicitado la cesión de esos tramos para asumir la responsabilidad completa y proceder a mantenerlos en óptimo estado, pero en ese sentido la Federación ni picha, ni cacha ni deja batear. El delegado federal de la SCT, Efraín Olivares, muestra algo de disposición por solucionar el grave problema, pero del centro no le mandan ni para la gasolina, así que la buena voluntad no le sirve de nada mientras sigan ahí los muertos por accidentes y los corajes de todo mundo por pagar por algo que no lo vale.
P.D. 2.- Ayer continuó en esta frontera su precampaña por la gubernatura la senadora priista, Graciela Ortiz González. Tuvo como cuartel de guerra el hotel Lucerna. Le picuetearon a Mirone que entre los presentes hubo hasta algo de duartismo. ¿A poco será la precandidata oficial de Palacio?