Javier Corral en el mar, donde la vida es más sabrosa y los juicios políticos se olvidan
Mientras el PAN-Duartismo se devanaba los sesos para retorcer una ley recién aprobada para aplicarla de manera retroactiva a un gobernante que ya se fue del cargo, Corral estaba en el puerto de Mazatlán, Sinaloa, acompañado de su esposa, Cinthia Aidé Chavira y de un grupo de amigos. Así lo hizo saber el propio Corral en sus redes sociales.
En la foto que publica, Corral se ve tranquilo, sentado frente a una mesa redonda, vestido con una camiseta blanca, una gorra color rojo y calzando unos “crocks” color “azul PAN”.
En su entorno, nueve amigos, ninguno de ellos exmiembro de su gabinete o de lo que alguna vez fue su grupo político.
Corral dice estar pasándola de maravilla, “con salud y rodeado del cariño de mi esposa Cinthia, mi familia y mis amig@s de siempre”.
Con los amigos de siempre, comenta. Corral tiene una casa en Mazatlán cuyo valor asciende a 2 millones 250 mil pesos, según lo informó él mismo en su declaración “3 de 3”, cuando fue candidato del PAN al Gobierno del Estado de Chihuahua, en el 2016.
Allá andaba mientras lo que él llama el “maruduartismo” buscaba la forma de castigarlo por no haber podido vender la casa de gobierno y las aeronaves que en su tiempo compró César Duarte.
El exgobernador aplicó la máxima que dice “no hay mejor venganza que la felicidad propia”. Así andaba, en el mar, donde “todo es felicidad”. Ya le entrará, advirtió, al tema del juicio político.