La elección judicial de este 1 de junio tiene el mayor interés en el círculo rojo, respecto a la medición de fuerzas de los distintos actores políticos y lo que está en juego rumbo al 2027.
La feria de los acordeones que se abrió desde hace días y cerrará este domingo, muestra la captura de la elección por los mismos actores de siempre, aunque en teoría y por disposición legal, ni los partidos políticos, ni las estructuras gubernamentales tendrían que estar participando en este proceso inédito que se derivó de las reformas a la Constitución y al Poder Judicial.
Sin embargo, en la realpolitik, hay una feroz competencia que servirá para ganar espacios, probar estructuras y lealtades, además de experimentar en alianzas y construcción de acuerdos.
Hablamos de proyecciones y definiciones en la contienda entre partidos; particularmente entre el PAN (y aliados) que detenta el poder estatal y no está dispuesto a soltarlo, y Morena, que va en Chihuahua por un estado más bajo su control. Pero la batuta y las estrategias las llevan los gobiernos, en este caso el estatal de origen azul y el federal de origen guinda, con un tercer actor preponderante en Juárez, cuyo gobierno también es morenista.
La complejidad en la operación política en curso y la incertidumbre respecto a lo que resulte de la jornada electoral también tiene que ver con la división interpartidista. Aunque en el PAN hay mayor concentración de poder estatal, hubo divergencias entre Palacio de Gobierno y Gobierno Municipal de la capital.


Con el sello de la 4T, todavía es mayor la dispersión y fragmentación en las listas. En el estado hay un Morena de Ariadna Montiel o Bienestar, lo mismo que un Morena de Cruz Pérez Cuéllar, o el Morena que opera en torno a Andrea Chávez Treviño, de alguna manera aliada con Juan Carlos Loera y la dirigencia formal de Brighite Granados. Incluso entre los tres últimos actores no hay operación homogénea. Pero el hecho es que nadie escapará a la medición de fuerzas, con base en el resultado de la elección.
Casi ningún espacio se dejó libre y los diferentes grupos trabajan con distintas intensidades la operación electoral para la elección del domingo, con sus variadas propuestas de perfiles afines.
Está ahí la autopista principal por la que circula la elección del domingo, que deja en las vías secundarias la otra parte importante de la participación ciudadana, esa que no tiene nada que ver con la clase política y sus intereses, y que se mueve siempre de manera muy consciente, con independencia o incluso en contra de las presiones o influencias partidistas.
Esa es otra cara de la moneda en este experimento democrático que dará más de qué hablar, pero la agenda pública cierra el proceso electoral extraordinario para elegir a personas juzgadoras por medio del voto popular, con el foco en lo que ya se preveía: la injerencia de los distintos grupos políticos de interés.
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En todo el país ocurrió lo mismo y se generó la polémica por la distribución masiva de listados o acordeones que podría encuadrarse como una inducción o coacción ilegal del voto.
El Instituto Nacional Electoral (INE) tuvo que salir a fijar posicionamiento. Prohibió a servidores públicos, partidos políticos, simpatizantes y a cualquier persona, la elaboración y difusión de esos materiales, para evitar la vulneración del derecho a la libertad del sufragio.
Los actores involucrados nunca dejaron de hacerlo. Quienes pertenecen a las estructuras de gobierno participaron en su confección, pero cuidaron de no aparecer públicamente o aceptar esa acción. Su operación es bajo la mesa y a nadie extraña la simulación.
Consejeros electorales calificaron a quienes producen y difunden los acordeones como “una vergüenza para la democracia”; otros los llamaron “sepultureros” de la participación ciudadana.
Ante la complejidad de la selección de opciones por los múltiples cargos en disputa y porque además hablamos de elecciones convergentes en lo federal y en lo estatal, lo más recomendable y viable para acudir a votar, es hacerlo con acordeón, en el que se lleven las candidaturas seleccionadas, previo estudio de los perfiles en contienda.
El votante puede armarlo personalmente, con ayuda de la familia, amigos o vecinos si así lo desea, pero la discusión se generó porque aparecieron los listados, incluso impresos a manera de cuadernillos, repartiéndose como volantes. También en formatos digitales, para una distribución masiva, pero más dirigida.
En el caso de Chihuahua, los primeros que empezaron a circular profusamente fueron los acordeones atribuidos a la estructura política de la Secretaría de Bienestar que a nivel estatal coordina Mayra Chávez.
Desde luego que no se atribuyen la autoría, pero hay confirmaciones extraoficiales de una operación que cubrió todo el estado, distrito electoral por distrito electoral y municipio por municipio. Impresión masiva de cuadernillos que se distribuyeron en domicilios y especialmente se hicieron llegar a quienes reciben los apoyos sociales.
El mismo modus operandi se detectó a nivel nacional, con el mismo formato impreso, cambiando los nombres que corresponden a las candidaturas de magistraturas, jueces y juezas, conforme a la demarcación territorial. Todos traen la división entre los estatal y lo federal.
Cuando arrancó el proceso, se llegó a señalar que Morena y su estructura federal no le entraría a lo estatal con fuerza o que el PAN y su estructura estatal se concentraría exclusivamente donde podría tener mayor jugada, que es el Poder Judicial del Estado, pero a final de cuentas, los distintos grupos políticos cubrieron las dos vertientes. En otras palabras, no desaprovecharon el viaje.
A nivel estatal, el mayor interés está en el control de las magistraturas que integran el máximo poder en el Tribunal Superior o en el nuevo Tribunal de Disciplina Judicial.
En el caso de Juárez, se distribuyeron dos cuadernillos con algunas pequeñas variaciones. Lo mismo están haciendo las otras fuerzas políticas, lo que confirma que se pretende hacer una operación electoral de mayor precisión.


La existencia de distintas versiones de acordeones tiene dos explicaciones que se complementan. Una primera es muy simple. Se aplica, por ejemplo, si en materia Penal se definirán en la elección 10 espacios, pero la boleta únicamente da la opción de cinco. Unas candidaturas se promocionan en un cuadernillo y el resto en el segundo. Se trata de distribuir el total de los votos para no dejar cabida a que se cuelen candidaturas impulsadas por las fuerzas políticas contrarias.
La otra parte complementaria de la explicación es que los acordeones alternos también dan margen al cumplimiento de compromisos o acuerdos de apoyo mutuo.
Un primer acordeón puede ir destinado a entregarse a un 70 por ciento de los votantes objetivo para asegurar la primera opción o las candidaturas prioritarias, y otro 30 por ciento para repartir algunos votos más que fueron comprometidos para opciones secundarias.
Por lo que se ve, estaría naciendo otra variante de la alquimia electoral para la distribución del voto más quirúrgicamente, entre los múltiples listados de candidaturas en competencia.
Si se revisa el caso de Juárez, pasó exactamente igual con los acordeones de Gobierno del Estado y con los de la estructura federal de Bienestar. Para el Distrito Bravos, sacaron dos versiones. En los cuadernillos federales uno es el A y otro es el B. En los acordeones estatales, el principal es el 1 y el complementario es el 2.
Tampoco aceptan la autoría, porque se cuidan de las autoridades electorales. Ni los llaman acordeones. En la estructura estatal los bautizaron como “Guía de participación responsable”. El primero es el BR01 y el segundo es el BR02.
Quién sabe si para distraer al enemigo o para jalar más al elector al que van dirigidos los folletos, pero hasta unos pequeños logos del IEE y el INE incluyeron en el diseño.
Los circulan en formatos digitales, pero también hay versiones impresas.
Las estrategias son distintas según el municipio o distrito de que se trate. En Chihuahua capital, donde radica la mayor fortaleza del PAN, con la sede del Gobierno estatal y el Municipal, hay seis versiones distintas de acordeones.
Así ocurrió para completar todos los cargos en disputa porque en el Distrito Morelos se concentran la mayor cantidad (allá habrá siete boletas electorales estatales contra cinco de Juárez).
También se presentó de esa manera porque no hubo acuerdo para ir exactamente por las mismas candidaturas entre Palacio Estatal y Presidencia Municipal, así que más bien hubo reparto.
En el caso del Gobierno Municipal de Juárez, como otro centro de poder distinto a los ya señalados, de igual manera se le atribuyó la circulación de acordeones. Hubo una primera versión durante la semana, pero el viernes se distribuyó el que se dijo era “el bueno”.
Ese acordeón fue de dos hojas para el Distrito Judicial V, el que corresponde a Juárez, pero como el proyecto político va para el 2027 a nivel estatal, hubo versiones también para los otros distritos.
En la primera página se llenaron casillas para la elección estatal y en la segunda para la elección federal, ambas identificadas como “La elección del Pueblo”.
Al parecer no de manera tan sistemática y homogénea, pero también circularon listas vinculadas con los senadores Juan Carlos Loera y Andrea Chávez.
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En el estado, la medición de fuerzas tendrá un indicador muy particular en cuanto a la persona que logrará el mayor número de votos entre quienes contienden por las magistraturas del Tribunal Superior de Justicia.
Conforme al nuevo marco legal, quien resulte con la mayor votación, ocupará la presidencia del Poder Judicial. El cargo se rotará cada dos años, alternando entre hombres y mujeres, en función del número de votos que obtenga cada candidatura.
Los distintos grupos políticos traen sus apuestas diferentes, buscando asegurar la mayor cantidad de votos a nivel estatal para sus respectivas candidaturas. También intentarán mostrar el poder de movilización en cuanto a colocar sus cartas en una de las cinco posiciones del Tribunal de Disciplina Judicial.
Quien consiga esos espacios para perfiles judiciales afines, habrá demostrado efectividad y control en su operación y tendrá una mejor posición rumbo a la elección del 2027.
Sin embargo, aunque haya bastante en el juego partidista o al interior de las fuerzas políticas, no quiere decir que las estrategias de promoción o movilización vayan a resultar favorables, automáticamente.
Con tantos actores en juego, la dispersión de los votos puede cambiar cualquier proyección y las cuentas finales, podrían no cuadrar en ninguno de los equipos.


En los acordeones azules o guindas, forzosamente se presentaron exclusiones de perfiles que generaban simpatías en las estructuras, por lo que es muy probable que, aunque se utilicen los listados repartidos, se hagan ajustes específicos por los propios votantes.
Algunos electores que no tienen nada que ver con las estructuras partidistas o gubernamentales, podrían tomar incluso de referencia los mismos acordeones, pero para no dar su voto a esas candidaturas que considerarían impuestas.
Falta pues ver qué decidan los electores más libres o quienes también toman decisiones en comunidad o en colectivos, pero atendiendo otro tipo intereses de organizaciones de la sociedad civil, sindicatos o agrupaciones gremiales.
La propia dinámica familiar o profesional en la que se mueven las candidaturas, sean del Poder Judicial o sean externos, también le agregó un toque especial a esta elección.
Aunque es seguro que los porcentajes de participación serán muy inferiores a los que se registran en las elecciones ordinarias de representantes populares, hay una particular efervescencia por la multiplicidad de actores e intereses en juego.
¿Podrán las prácticas de tipo clientelar o de control político desvirtuar completamente el ejercicio que se supone democrático? Ya lo sabremos durante la jornada electoral, cuando se conozcan sus primeros resultados y se presenten los primeros medios de impugnación.