Los panistas de Chihuahua son optimistas, confían en abollar de nuevo el carro completo que se propone llevarse el PRI en la elección federal intermedia de junio próximo.
De ahí que el Partido Acción Nacional (PAN) va rumbo a su desafío electoral 2015 con la mira puesta en que puede ganar tres diputaciones, al menos, que lo catapulten hacia la gubernatura en el 2016.
Sus cálculos consideran que de ganar tres distritos, hacia arriba, quedarían perfectamente bien posicionados para proyectarse con base electoral suficiente hacia la competencia mayor, que es la gubernatura y las principales alcaldías, el próximo año.
Los factores que analizan tienen que ver con el historial electoral reciente: en los comicios estatales intermedios del año pasado ganaron cuatro diputaciones de mayoría, el tercer Distrito de Ciudad Juárez, dos en Chihuahua y una más en Delicias.
Esos son los factores objetivos que los mantienen confiados y hacen que se sientan preparados para disputar el pastel del 2016.
Otros dos factores, menos objetivos pero reales, son el desgaste del gobernador, César Duarte, que transita por su penúltimo año de su mandato y el propio desgaste en torno a la figura de la Presidencia de la República, y particularmente del su titular, Enrique Peña Nieto.
Esos son elementos que pueden tomarse en cuenta, pero no son medibles ni objetivos, porque su impacto aún no está cuantificado en el resultado electoral, eso podrán hacerlo después de junio.
Tampoco los blanquiazules pueden soslayar que el año pasado, en la elección intermedia local, al gobernador Duarte le fue muy bien, porque de 22 distritos electorales se llevó 18, independientemente de las alianzas y la policromía que fue capaz de presentar en sus negociaciones políticas con partidos “de oposición”.
Otro factor que le da confianza a los dirigentes del PAN es el control que tienen de las estructuras del partido el presidente estatal, Mario Vázquez, y la gente del Dhiac-Yunque, que igual a Duarte en su terreno, se están haciendo de las candidaturas. A todo el que se le opone internamente lo deja fuera: María Antonieta, por ejemplo, creyó que iba por buen camino aliada con Vázquez; hoy está probando el amargor de la realidad.
Sin embargo, uno de los factores que deberían tomar en cuenta en el PAN para mantener su optimismo es que Duarte ha llevado a cabo acciones que pocos políticos del PRI habían tenido, como la exitosa estrategia de cooptar con sus opositores.
En el 2013 les quitó a Miguel Jurado, la carta fuerte del PAN en Parral (hoy alcalde de allá por… ¡¡¡el PRI!!!), y les desbarató la candidatura de Antonio López en Chihuahua capital, que con negociaciones secretas de carácter monetario, se rajó como los meros meros.
Antes, en pleno proceso electoral a la gubernatura el priista ya les había aplicado parte de esa estrategia cuando apareció en público con el juarense Pablo Cuarón y con Juan Blanco, y dejó caer ácido puro sobre la campaña de su adversario blanquiazul Carlos Borruel, quien todavía no supera las traiciones ni del juarense ni del chihuahuita.
No deben sorprenderse los panistas y la ciudadanía de que Duarte instrumente las mismas prácticas; ya probó que el misticismo opositor entre los notables militantes del blanquiazul pasó a la historia hace rato y ahora lo realmente importante para ellos es el pragmatismo puro, sin escrúpulos, para conseguir fines políticos o económicos, por la vía más rápida.
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Por otra parte, el PAN no las trae todas consigo. Sus facturas internas son evidentes y escandalosas, en el ámbito nacional, estatal y municipal.
Nomás hay que echarle un ojo a lo que está pasando aquí en Juárez con los dimes y diretes que se trae la dirigencia municipal, encabezada por Jorge Espinoza, y precisamente la precandidata a diputada federal plurinominal María Antonieta Pérez Reyes.
Apenas tres meses atrás, tanto Espinoza como Vázquez habían hecho equipo con María Antonieta para facilitar la llegada del primero a la presidencia del Comité Municipal; ahora andan del chongo.
El calado del divisionismo azul es profundo, y obligaría a la dirigencia estatal del PAN a no sentirse en una situación cómoda, sino bastante autocrítica; claro, si estuviesen actuando con objetividad, no se darían ese lujo.
No cuando tienen a un operador como Cruz Pérez Cuellar fuera del partido, expulsado formalmente por todo este año. Ahí esta otra muestra de ese factor de fractura.
Otro punto similar que no consideran, ni sopesa suficiente, la soberbia de Mario Vázquez y sus aliados coyunturales dhiacos, es el del senador Javier Corral, porque el legislador está trabajando en fortalecer su propio proyecto, no el de los que están en la dirigencia del PAN.
En la elección de candidatos a diputados federales que ya está en frente, Corral no promoverá el voto por nadie de los que van a la boleta electoral, no se ve algún signo de que tenga la intención de hacerlo.
El juarense se está amarrando con una gran cantidad de operadores blanquiazules en todo el estado, pero también por Morena y la izquierda en general, por si las moscas.
Hay que considerar también cuánto puede durar la alianza tejida entre Mario Vázquez Robles y César Jáuregui, que arrancó con la operación política del coordinador de los diputados locales del PAN para apoyar la reelección del primero en la presidencia estatal.
Puede ser que los acuerdos les alcancen para sacar el proceso interno de elección de candidatos a diputados federales, pero no les dé para más cuando llegue el del siguiente año, en donde estarán incidiendo otros factores reales de poder dentro del Partido Acción Nacional.
Uno de esos lamentos que le pueden dar vuelta al esquema es Gustavo Madero, cuyo proyecto político personal ya les descuadró a los aliados coyunturales locales el plan A, con el que planeaban colocar al deliciense Mario Mata como candidato plurinominal, bien posicionado en la lista de la primera circunscripción electoral.
Pero resultó que el presidente del Comité Ejecutivo Nacional ya tiene armado su propio esquema, con distintas alternativas políticas y decidió tomar para sí la primera posición en la lista de aspirantes a diputados plurinominales de la región donde se encuentra Chihuahua.
A Mario Mata y sus operadores no les quedó otra que seguir construyendo su eventual precandidatura a la gubernatura, corriendo por tierra la nominación de candidato a diputado federal por el V Distrito electoral con cabecera en Delicias.
Pero aun cuando Mata lograra ganar el V Distrito, los futuros planes políticos de Madero podrían hundir cualquier aspiración en un momento determinado.
El presidente con licencia del Comité Ejecutivo Nacional del PAN ha sido apuntalado en la mayor parte su trayectoria por los cofrades del Dhiac y el Yunque, los mismo que a conveniencia son por ahora aliados coyunturales de Mario Vázquez, pero que en determinado momento seguirán la línea que les marquen su líderes nacionales.
Aparecen también las suspicacias que genera dentro del PAN, y fuera de él, la relación que tiene Gustavo Madero con el presidente Enrique Peña Nieto, no sólo por el apoyo brindado por el chihuahuense al Pacto por México y las reformas estructurales en su calidad de dirigente nacional del partido blanquiazul, sino porque se intuye que podrían estarse negociando entre ambos posiciones políticas, entre esas, eventualmente, la gubernatura de Chihuahua.
En los muros del Facebook, muchos panistas de raigambre azul desahogan esas dudas, con comentarios en los que plantean que Gustavo Madero debería salir del “closet” y pasarse al PRI.
Podría ser que cometarios como ese no sean más que señalamientos de militantes radicales, pero denotan sentimientos de desconfianza dentro del PAN hacia quien ha sido su dirigente formal a nivel nacional.
Las mismas dudas y cejas fruncidas se ven entre los priistas de hueso colorado, cuando César Duarte y el mismo Peña Nieto se negocian y ceden posiciones a quienes han sido en otros tiempos furibundos adversarios político; ahí está el caso del Miguel Jurado, que hasta credencial del PRI tiene, sólo por citar uno.
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Hay pues muchos elementos a tomar en cuenta, para que el PAN de Chihuahua no se sienta tan confiando en que podría abollarle el carro completo al PRI en las elecciones de junio.
Es obvio el respaldo que le está dando la Presidencia de la República al gobernador Duarte, no sólo para desestimar los señalamientos y denuncias en su contra, sino para que opere a sus anchas la designación de candidatos del PRI a las diputaciones federales.
Así como va la cosa, Duarte ya se sirvió con la cuchara grande poniendo sus candidatos en 6 de los 9 distritos y hará lo mismo en los tres restantes, donde es cuestión de formalizar los que van en alianza con el Partido Verde Ecologista.
El gobernador va tan seguro que al IX distrito, con cabecera en Parral, mandó a Carlos Hermosillo, con todo y la denuncia ante la PGR que está presentada en contra del ex director de la Junta Central de Agua y Saneamiento.
Duarte no soltó mano ni negoció posiciones dentro de su mismo partido; se llevó todas las canicas, si acaso aflojó un poco en el caso del VIII Distrito de Chihuahua, con la nominación de Alejandro Domínguez, no más. El resto los operó directo, incluidos los distritos de II y IV de Juárez con Georgina Zapata y Adriana Terrazas, la primera es una posición que cede al dirigente de la CTM y la segunda es parte de su equipo.
La mayoría de los candidatos del PRI no deberían tener problemas para sacar el triunfo electoral, no al menos estructuralmente hablando, la movilización del voto duro les da para eso.
Pero en el PAN las cosas son distintas, los precandidatos no son figuras fuertes, ni política ni estructuralmente hablando. Tampoco se nota que estén en lo suyo, metidos de manera objetiva para salir adelante, porque juegan en el plano mediático, pero no se ve solidez.
En la misma tesitura están los dirigentes del blanquiazul, en el Comité Estatal, Mario Vázquez; en el municipal, Jorge Espinoza, y en la coordinación del grupo parlamentario en el Congreso del Estado, César Jáuregui.
Particularmente Vázquez y Jáuregui se han visto muy negociadores con el Gobierno de César Duarte, ahí esta el caso de la “oxigenación” del Poder Judicial en donde, a cambio de dos espacios, le abrieron al gobernador al posibilidad de meter incondicionales como magistrados.
Con ese tipo de antecedente, ¿cómo le podrían hacer ahora para presentarse como opositores y salir de esa tenaza donde se metieron solitos?, son preguntas de lógica elemental, vista la radiografía.