Los que también rompieron el silencio y dijeron basta de tanta maldad y odio, fueron los obispos de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
Duro y a la cabeza el secretario general de la CEM, Ramón Castro Castro: “México está salpicando sangre de tantos muertos y desaparecidos”.
El vocero de la aún poderosa Iglesia Católica mexicana juntó los tres “isos” que debe reunir todo discurso que se precie de serlo: conciso, preciso y macizo.
En la CEM urgieron a los gobernantes a cumplir con su trabajo, en un mensaje que también tiene dedicatoria para el gobierno de Chihuahua.
En voz de Castro Castro, exigieron una respuesta a la altura de las circunstancias por parte de las autoridades civiles en todos los niveles, “por tanta sangre inocente derramada a lo largo y ancho del país, donde los índices de violencia y sus estructuras de muerte se han desbordado e instalado en nuestras comunidades” (sic).
El vocero del CEM reveló “nuestro México está salpicando sangre de tantos muertos y desaparecidos, entre ellos 27 sacerdotes, incluidos los padres jesuitas, que han sido asesinados por el crimen organizado”.
La muerte violenta de los jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora no es cosa especial, a decir del prelado, sino una cuenta más en la larguísima cuenta de homicidios, desapariciones, vejaciones, extorsiones, y un largo etcétera.
A los causantes de estos episodios de muerte y destrucción, los obispos les exigieron que, en nombre de Dios, dejen de matar a sus propios hermanos y de violentar la paz social.
Algunos dirán, no sin razón, que no es la primera vez que la Iglesia Católica mexicana alza la voz cuando a alguno de ellos les golpea el vendaval de la delincuencia. Lo que resalta ahora es que el obispo Castro puso el énfasis no en los casos de los sacerdotes jesuitas asesinados en Cerocahui, sino en toda la ola de violencia que sufre el país desde hace años.
El discurso del vocero de la poderosa CEM parecía más el de una organización no gubernamental que la de una asociación religiosa. El mensaje estuvo inequívoco: al Gobierno, duro y a la cabeza: el combate a la delincuencia y el fin de la violencia es responsabilidad del Gobierno, o mejor dicho, de los Gobiernos, para que nadie se haga como que a ellos no les tocó la pedrada.
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“¡No hay tregua!”, parece que les gritan los delincuentes organizados a las autoridades desorganizadas, al seguir incontenible la racha de asesinatos en la ciudad, pese a los operativos especiales, la fuerza del estado, la Plataforma Centinela, el Modelo Chihuahua, y todas las vaciladas que en las mesas de seguridad han acordado las corporaciones de los tres niveles de gobierno, para contener a la delincuencia.
Ayer, aunque la ciudad tuvo un día soleado, este fue nublado por los hechos violentos en tres casos distintos, donde hubo balazos, cuchilladas y golpes, con un saldo de tres mujeres y un hombre muertos.
Con los crímenes de ayer, el número de homicidios dolosos en los días transcurridos del mes subió a 68, y al ritmo que llevan los asesinos, pueden rebasar la estadística de mayo pasado, que fue la más alta del año con 108 muertes intencionales.
Los tres eventos fatales de ayer, coincidieron con la colocación clandestina de dos mantas que manos desconocidas hicieron, con mensajes dirigidos a Maru Campos, donde la acusan de darle protección a los grupos criminales del que fuera el cartel de Juárez: la Línea, La Empresa y Los Mexicles.
Las mantas y los crímenes trajeron vuelto loco ayer al fiscal de la Zona Norte, Jesús Manuel “Lord” Carrasco, quien no sabía qué hacer primero: si quitar las mantas o levantar cadáveres.
Aunque el trabajo de retirar ese tipo de mensajes de la vía pública generalmente lo hacen elementos de la Policía Municipal o Estatal, en esta ocasión lo hicieron agentes ministeriales bajo las órdenes del fiscal, para que de plano no digan que no hacen nada contra el crimen organizado.
Sí señor, cuando menos le cierran sus canales de comunicación.
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Hablando de comunicación, en radiopasillo de los edificios estatales del eje Juan Gabriel, suena muy fuerte la versión de que Carrasco anda con los nervios crispados, desde que El Chueco asesinó a los jesuitas y al guía de turistas en Urique, porque no tardan en poner al descubierto los nexos y compromisos que tuvo con el líder criminal, cuando estuvo a cargo de la Fiscalía en la región de Cuauhtémoc, donde el asesino, que ahora vale 5 millones de pesos, tenía el control absoluto.
Los viejos policías de la agencia estatal de investigaciones, dicen, con mucha razón, que el más grave error del actual Gobierno estatal, fue haber mantenido a los mismos fiscales que operaron el órgano de procuración de justicia durante la administración de Javier Corral.
Todos recuerdan que fue en el quinquenio pasado, cuando capos como Crispín Salazar, El Chueco, El Jaguar, El Rojo y los Salgueiro, se convirtieron en los amos y señores de toda la Sierra Tarahumara, con la protección y bendición de las fuerzas estatales y ministeriales, que hasta les quitaron a las Policías Preventivas de los municipios del noroeste, para que no les estorbaran.
En esa red de protección y complicidades estuvo también Lord Carrasco como fiscal en Cuauhtémoc, y por eso, ahora que está en Juárez, la plaza está ardiendo y los policías andan muy inquietos, con el mercurio del termómetro subiendo.
Por todas esas razones, muchas voces sugieren al inocente fiscal general que no pierda tiempo buscando a José Noriel Portillo en la montaña.
Mejor que hablen con Carrasco y los elementos que lo trataron cuando vacacionaron en ciudad Cuauhtémoc, porque ellos saben más de sus hábitos y escondites y hasta una lanota se pueden ganar si lo ubican. ¡Lotería!
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Y mientras el estado arde en violencia y la ciudad se carboniza, porque el crimen organizado anda más suelto que nunca y todas las corporaciones dan palos de ciego, la agenda presidencial se satura de cortinas de humo para desviar la atención de lo que preocupa a la población y tiene a Chihuahua en el ojo del huracán.
Por lo pronto, ante las críticas que ha recibido el Gobierno federal por el crimen de los jesuitas en Urique, el presidente Andrés Manuel López Obrador se lavó las manos y le echó el paquete completo a la gobernadora Maru Campos.
Por ser delitos del fuero común, aunque cometidos por el crimen organizado, el presidente dijo que toda la responsabilidad del caso es del estado de Chihuahua y ahora, la única forma de zafarse del broncón es capturando al asesino. O se cubre de gloria o se mancha lo que resta de la administración estatal, no hay de otra.
Pero también, para bajarle algunas rayitas a la presión de la opinión pública, nuestro ocurrente presidente ocupó parte de la agenda mañanera en discusiones simplistas sobre los vínculos que el expresidente Felipe Calderón tuvo con Genaro García Luna, y las causas por las que el expoderoso policía no ha sido sentenciado en los Estados Unidos, a pesar del tiempo que lleva detenido en aquel país desde el 2019.
El presidente reaccionó a los comentarios que Calderón hizo en su cuenta de Twitter, sobre el doble asesinato de los jesuitas en la sierra Tarahumara donde le cuestionó: ¿Tocamos ya fondo? ¿Se olvidará este hecho sin precedentes en días por venir? ¿Prevalecerá la indiferencia de las autoridades o la sonrisa cómica y sardónica de AMLO cuando se presentan las masacres?’
AMLO respondió que Calderón debe dar una explicación de su relación con García Luna.
“A ver: ¿Cómo conociste a García Luna? ¿Qué opinión tenías de él? ¿Cuántas veces hablabas con él a la semana? ¿Quién te informaba sobre el funcionamiento de grupos de narcotraficantes? ¿Le tenías confianza?”, cuestionó López Obrador.
Luego se fue al extremo, al cuestionar al sistema de justicia de los Estados Unidos, por no haber terminado el proceso y sentenciado al exsecretario de Seguridad Pública, a poco más de dos años de haber sido detenido en Dallas.
López Obrador exhibió ignorancia sobre el caso, pues la fecha tentativa para el inicio del juicio contra García Luna, fijada por el juez Brian Cogan en Nueva York, es del 24 de octubre de 2022, día en el que será seleccionado el jurado.
En fin, que a falta de argumentos y respuestas que exige la ciudadanía, sigue echando mano de burdos distractores y cajas chinas, mientras el país sigue en llamas.