El reencuentro AMLO-Corral: «¿Qué tal te va sin mí?, dime que no te va muy bien…»
El encuentro de estos dos antagonistas políticos será el platillo fuerte de la visita presidencial a Juárez este viernes, después de que ambos se han dicho de todo, en medio de un innecesario distanciamiento que podrían resolver. Corral ya camina hacia la puerta de salida y su administración carga tremendos problemones financieros, suplicante del apoyo de la 4T para que le adelante participaciones federales. La caja no suena y le quedan varias obras por concluir, justo cuando los proveedores andan de procesión como aboneros en la Secretaría de Hacienda para que les cumplan con sus pagos.
Hay tres temas que llenan la agenda entre el presidente y el gobernador: primero, las vacunas contra el coronavirus, porque los cargamentos no están llegando al estado grande, un partidero de cabeza. Segundo, la sangría de la seguridad pública y la inaudita descoordinación entre el Estado y la Federación con los homicidios apilándose en aumento. Tercero, la emergencia presupuestal del Gobierno estatal, que por quinto año consecutivo necesita que la Federación le adelante participaciones. En estos tres líos anda la administración corralista, de salida y en elecciones. Ni una doble dosis de ketorolaco le calma las jaquecas al gobernador y a su secretario de Hacienda.
Javier Corral estará al pie de la escalera del avión (¿quizá con una rosa?) recibiendo personalmente al presidente, no podía ser menos. Subidos a la camioneta irán por la Tecnológico para atender el único acto oficial previsto, en materia de apoyos sociales. En el camino, el atento tabasqueño tomará nota del desorden urbano por las obras de la ruta II y registrará los trabajos inconclusos, parados por falta de planeación y pagos a empresas constructoras. Un poco en el debe y otro poco en el haber, cosechará elementos para la charla con el gobernador.
Este encuentro no será como el de enero de 2020, cuando el mandatario estatal recibió al presidente en su propia casa y le horneó unas tatemadas rayadas de Parral. Ahora habrá oportunidad para la reconciliación a través de la diplomacia política y el balance del "qué me diste, qué te doy". Corral se despide del Gobierno en septiembre, pero no de la política nacional, mientras que a López Obrador le quedan cuatro años de un largo mandato, con el desgaste implacable del paso del tiempo. Nunca se sabe la importancia que la relación entre ambos pueda alcanzar en los próximos meses.