El lugar de México en la cadena global de suministros lo vuelve un eslabón crucial de la industria automotriz estadounidense. Alguien dijo que toda cadena se corta por el eslabón más débil, y si la cadena se para aquí se termina cortando allá. La importancia automovilística de Chihuahua es una gran oportunidad para el nuevo Gobierno y Ciudad Juárez es el mejor laboratorio para explorar esa posibilidad.
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Mirone observa en buena parte de la clase política el predominio del espíritu de manada, que espera ansiosa el campanazo para sumarse al equipo de trabajo de los electos, presumiendo que hicieron la talacha y que les corresponde un premio.
Mientras tanto, el equipo de la gobernadora electa parece tener claridad sobre los retos que vienen y Mirone solo apunta, aquí, algunos de los temas que deben estar en el check list estratégico.
La famosa frase de Bill Clinton “es la economía, estúpido” (the economy, stupid) fue utilizada en 1992 para destacar las cuestiones esenciales. Seguridad, salud, empleo, son los temas que preocupan a los chihuahuenses, una hidra monstruosa que al final se llama finanzas públicas. Por eso Mirone expone una mirada de la economía y del empleo, ubicándose en la manufactura, específicamente en la industria automotriz.
Chihuahua cuenta con 56 parques industriales en siete ciudades; cinco centros de investigación y de ingeniería avanzada, más tres parques de innovación y desarrollo tecnológico; está ubicada en el corredor de fábricas de vehículos y motores de Detroit, Cleveland y Columbus y dispone de vías férreas y carreteras.
Es parte del corredor eléctrico y de automatización centrado en California, mientras que la industria automotriz genera más de 160 mil empleos directos, ocupando el segundo lugar nacional como proveedor de autopartes.
La planta de Ford en Chihuahua atiende a 189 clientes globales de Canadá, Estados Unidos, México, Sudamérica y casi toda Europa, África y Asia. México es el segundo país en la compra de autopartes de Ford con 12 mil millones de dólares con destino a 25 plantas ensambladoras de Ford en el mundo.
La nueva gobernadora recibirá una administración colapsada, y sin flujo financiero no hay administración exitosa, pero hay acciones que pueden permitir que los bolsillos de los ciudadanos suenen y que chille la sartén. Es el empleo, es la industria automotriz.
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Preparándose para el resurgimiento, Ciudad Juárez cerró el segundo cuatrimestre de 2021 con más de 1.2 millones de metros cuadrados de absorción neta en el mercado inmobiliario industrial, lo que hace una construcción de 3 millones 180 mil metros cuadrados en 17 proyectos.
Del otro lado de la frontera también hay mucho movimiento. Nuevo México es un estado con poca industria que, pegado a las maquiladoras juarenses, importa más de China que de México, pero los grandes socios de los mexicanos son Texas y Arizona, que compran aquí una tercera parte de lo que requieren.
La gran noticia es que Tesla se mudó desde California más cerca, hasta Austin, donde le ofrecen al hombre más rico del mundo imperdibles incentivos fiscales, porque no le cobran impuestos a la renta, mientras California tiene una de las tasas más altas de Estados Unidos.
Elon Musk levantará en Austin la ensambladora de autos de Tesla en una gigafactoría en construcción. Allí se producirán dos vehículos eléctricos muy esperados: una pick-up y un camión, además del Tesla Model 3 y el Model, destinados a la costa este.
Casi al mismo tiempo, la importante Hewlett Packard Enterprise anunció que mudará sus oficinas a Houston, también en la vecina Texas.
Esta dinámica de las grandes inversiones impacta directamente en Ciudad Juárez y supone un desafío de escala para la proveeduría cercana y para las estrategias de gobierno.
Si los funcionarios a cargo del desarrollo económico logran elaborar una planeación estratégica profunda, podrán afrontar con suficiencia estas realidades que están apareciendo. No hay que mirar muy lejos, basta con prestar atención a lo que hicieron nuestros vecinos de Sonora y Durango para incrementar su inversión extranjera directa en plena pandemia, solo para citar un ejemplo.
Son grandes desafíos para el Gobierno entrante, porque se trata de una gran oportunidad.
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La industria automotriz contribuyó en 2020 con el 3.4 por ciento del PIB nacional y el 18.7 por ciento del manufacturero. También genera impactos en 157 actividades económicas del país, tiene 11 plantas armadoras de vehículos pesados y motores a diésel con presencia en 8 estados de la república, aporta el 12 de la IED de todo el país.
En Chihuahua la industria automotriz se compone de 263 plantas manufactureras con 163 mil empleados y en 2020 registró exportaciones por 13 mil millones de dólares. La entidad produce motores a gasolina y diésel, vehículos todo terreno, rines de aluminio, partes y componentes eléctricos, electrónicos y mecánicos; arneses, sensores, volantes y suspensiones, entre otros productos; representa la tercera parte del PIB manufacturero y el 6.9 por ciento del PIB.
Chihuahua produce el 13.9 por ciento de las autopartes de México, un país que es el quinto productor mundial de autopartes y el séptimo productor mundial de vehículos; la industria da empleo a más de 2 millones de personas.
En el primer trimestre de 2021 Chihuahua exportó 55 mil 218 millones de dólares, de los cuales el 21 por ciento corresponde a la industria automotriz. El PIB estatal de 2020 ocupó el sexto lugar nacional con 545 mil millones de pesos y para el 2021 se espera un crecimiento del 4 por ciento, lo que configura un buen panorama para los meses que vienen.
En la industria automotriz se espera un crecimiento nacional del 20 por ciento, con gran participación de Chihuahua. Sin embargo, la caída de la industria automotriz en el mundo fue feroz, con una reducción del 32.2 por ciento y en México del 20.2 por ciento. En Chihuahua se sumó el conflicto del agua y el bloqueo ferroviario que dejó varado en Meoqui un total de 7 mil 785 embarques de producción con destino a Estados Unidos, entre ellos parte de la producción automotriz.
En julio se cumplió el primer año de entrada en vigor del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que exige un 75 por ciento de origen regional en el contenido de la industria automotriz. Las autoparteras se beneficiaron pronto y registraron un récord histórico de exportaciones.
El T-MEC registró a favor el cierre de frontera de Estados Unidos con varios países, sobre todo con China, pero mantuvo el privilegio de libre comercio con Canadá y México. El conflicto arancelario entre las dos grandes potencias favoreció la sustitución de autopartes desde México,
En los primeros cuatro meses de 2021 las exportaciones de la industria sumaron 37 mil 45.6 millones de dólares, con un 23.9 por ciento de autopartes enviadas a Estados Unidos.
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Como todo tigre, el sector automotriz tiene sus manchas, en este caso de color “chocolate”. Los autos que las aseguradoras estadounidenses catalogan como salvage, con pérdida total o como chatarra, siguen entrando al mercado mexicano, aunque representan un riesgo de seguridad y una amenaza al medioambiente, para los propietarios y para terceros.
En junio de 2021 la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA) pidió un encuentro con López Obrador a fin de expresar su preocupación por la intención manifestada por el presidente el 27 de junio en Baja California, en torno a regularizar los autos ilegales.
La AMDA considera que la importación de vehículos usados genera un impacto negativo en la comercialización de vehículos nuevos en el país, además de otras externalidades que afectan la recaudación fiscal, contaminación, empleo, seguridad, infraestructura, criminalidad.
Con el ingreso de autos usados el mercado interno podría caer hasta un 39 por ciento, con un importante impacto en las ventas que llevan cuatro años consecutivos de caída desde 2017.
Hay importantes impactos negativos sobre el medioambiente y la seguridad personal. En Ciudad Juárez los niveles de emisión de monóxido de carbono, hidrocarburos y óxidos de nitrógeno están muy por encima de la Ciudad de México.
Los vehículos usados importados tienen un impacto negativo directo en el deterioro de la calidad del aire de Juárez y su calidad de vida. Limita la incorporación de tecnologías limpias que podrían reducir significativamente las emisiones contaminantes y permitirían un consumo de combustible más eficiente.
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La crisis de los semiconductores durante la pandemia ocasionó la detención en la producción de casi 2 millones de vehículos en el mundo y puso en riesgo las empresas automotrices de Juárez.
La crisis se inició con la pandemia en marzo de 2020, cuando el home office se convirtió en una necesidad para todos y aumentó el consumo de tablets, laptops y otros dispositivos electrónicos. Bajó la demanda de autos y los microchips migraron hacia otros aparatos tecnológicos.
Cuando a finales de 2020 el sector recuperó fuertemente su demanda, los fabricantes se encontraron sin stock de chips, un eslabón débil que se rompió con rapidez en Chihuahua cuando, ante la escasez, la vital planta de motores Ford anunció en abril de 2021 la detención de la producción por 8 días.
La industria se vio afectada en un 15 por ciento. Algunas empresas tuvieron que parar hasta tres días por semana, por ser proveedoras de empresas que se declararon en paro.
Reconociendo la presión real hacia el nearshoring (proveeduría cercana) Joe Biden anunció en marzo la inyección de 50 mil millones de dólares a favor de la fabricación propia de chips y para evadir la dependencia de los productores asiáticos.
En la industria un alto volumen de vehículos dejó de fabricarse por la falta de semiconductores, algo que impactó en Chihuahua por su dependencia de esta industria.
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La pandemia puso a prueba la resistencia de la industria cuando Chihuahua mantuvo la actividad económica a solo el 50 por ciento, lo que dificultó la provisión adecuada a los pedidos de las armadoras en Estados Unidos.
La planta de motores de Ford Motor Company, que produce desde 1983, tiene una fuerte presencia de autopartes con destino a terminales en Estados Unidos y Canadá. La industria comenzó a trabajar al 100 por ciento en todo el país, pero el gobernador Javier Corral colocó a Chihuahua en semáforo naranja y el sector solo podía trabajar al 50 por ciento de su capacidad.
Con el semáforo naranja se prendieron los focos rojos en la industria automovilística chihuahuense que alberga una planta de motores Ford y muchos productores de autopartes. Con las plantas estadounidenses funcionando al 100 por ciento, las frecuentes fluctuaciones en las restricciones operativas del gobierno ya no resultaban sostenibles.
El embajador estadounidense Christopher Landau manifestó que la empresa Ford podría cerrar sus plantas en Estados Unidos si no le llegaban motores desde Chihuahua, presionando para la reapertura de la producción en la frontera.
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Con la dinámica creciente de esta industria en 2021 y su fuerte presencia en Chihuahua, la apuesta parece dirigirse hacia tres de los cinco sectores fundamentales para cambiar la dinámica de la entidad: automotriz (eléctrico), electromecánico (chips, tecnología 4.0) y logístico (Ciudad Juárez-El Paso).
Mirone observa estas temáticas y recuerda que para estos desafíos nació la política.