La reacción del exgobernador de Chihuahua ante la nueva causa penal que recién le acaban de iniciar deja entrever que “algo” se rompió.
Algo que estuvo en buenos términos, al menos durante el tiempo que permaneció despachando en el Palacio de Gobierno; algo que ya era insostenible en el contexto político actual, donde todas las fuerzas políticas habidas y por haber andan buscando a ver qué ganan en las elecciones del año 2024.
Las palabras que en el inicio del proceso por el presunto desvío de 120 millones de pesos del erario estatal hacia Kepler, una empresa “fachada”, según la parte acusadora, César Dee Jay prácticamente fusionó a la actual administración con la anterior.
“Es inaceptable pensar que estamos en el séptimo año del corralato”, dijo en la parte final de su discurso.
La frase no puede ser más lapidaria para el gobierno actual, a la que no debe haber dejado muy contento el que la hayan comparado con el gobierno de Javier Corral, al que tanto repudia.
A lo largo de los 10 minutos que dura su discurso, el hombre que detentara todo el poder en Chihuahua entre los años 2010 a 2016 le tundió a todo el mundo, ahora sí, sin hacer distingos entre el actual gobierno y el de Corral.
En Chihuahua, dijo, “sigue en el camino de la hipocresía, del camino oscuro, de torcer la ley”.
Luego, le dirigió a los actuales lo que le decía a los anteriores: que dejaron entrar otra vez a los delincuentes y que son los culpables de que haya regresado la extorsión, el secuestro y el robo de autos, delitos que, según él, prácticamente desaparecieron durante su gestión.
El acusado de desviar no 96.6 millones, sino 216.6 mdp (sumadas las dos causas que se le siguen) continúa en la misma tónica: desacreditar a quienes lo acusan; ensalzar los logros de su administración y clamar por la conmiseración del juzgador por su mal estado de salud.
Algo se rompió, porque ya no hubo cuidado de deslindar a la actual de la anterior administración. Ya los juntó en el mismo costal. Pendientes entonces de las próximas reacciones.
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Nos cuentan que en Palacio de Gobierno ya se les fue el color por el rumbo que ha tomado el conflicto de los Libros de Texto Gratuito, los que están guardaditos en bodega, justo donde no le sirven mas que a los ácaros y a los roedores.
La semana pasada, los altos mandos de las secciones 8ª y 42 del SNTE se reunieron con el secretario general de Gobierno, Santiago de la Peña, a solicitud de éste, porque ya no encuentran la puerta con el tema de los libros, al que se metieron sin que nadie se los pidiera.
Según la fuente que nos vino con el dato—por no decir chisme—caló, y muy hondo, la postura asumida por la dirigencia nacional del poderoso sindicato magisterial, emitida en un comunicado donde no dudaron en calificar de “violencia cultural” la medida de retener los libros.
La postura de las dos secciones del SNTE fue la de “ayudar”, siempre que el Gobierno del Estado se ocupe de la bronca en al que se metió al promover una controversia constitucional contra los materiales que servirán a más de 600 mil niños, niñas y jóvenes.
En sustancia, lo que ofrecen los “profes” es repartir los libros y que cada uno, en clase, se “salte” los temas que han asustado a los sectores más conservadores y le sigan con el resto.
“No sería la primera vez que lo hagamos”, han dicho y, en efecto, la han aplicado en años anteriores con libros que también traían errores y omisiones, pero en una época cuando nadie les ponía atención, mas que el personal docente.
Así que ahí está la “echada de mano” a disposición, pero ahora queda lo más difícil: esperara a que resuelva la SCJN, y eso va a tardar. Y lo peor del caso es que no hay dinero para reimprimir los libros anteriores, lo de comprárselos a particulares, ni pensarlo y lo de recabar libros usados quedó en una carcajada.
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La pugna interna de Movimiento Ciudadano ya llegó a Chihuahua y no hay quién se ponga a bordar fino para calmar las aguas.
Como es bien sabido, al interior del partido naranja hay una pugna que va a dar al control de la institución, aunque pasa por el dilema de ir en solitario a las elecciones del 2024 o apoyar a la candidata del PRIAN, Xóchitl Gálvez.
En la primera línea está el dirigente nacional y cuasi propietario de las siglas MC, Dante Delgado Ranauro, quien ha dicho con todas las letras que con el PRI “ni a la esquina”, y en el otro frente se apareció ya el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, quien no tiene empacho en confesar su “Xochilismo”.
En Chihuahua las cosas no andan diferentes, pues el diputado Francisco “Pancho Pistolas” Sánchez se ha alineado de manera ostensible, si no es que grosera con el frente PRIAN—sin que nadie se lo pida, pues con que comparan su odio hacia Morena es más que suficiente—y le hace al alfil en la guerra jurídica que le traen a los libros de texto gratuitos.
Pero hay otro frente que aún no se decanta por cuál de los dos bandos se definirá. Nos referimos al de Alfredo “Caballo” Lozoya, exalcalde de Parral y excandidato a gobernador por Movimiento Ciudadano.
¿Hacia dónde se moverá? Está por verse. Y es seguro que su opinión será determinante, pues es él quien consiguió el 11% de la votación para el partido anaranjado en las elecciones de gobernador del 2021.
Así que ya lo saben los que buscan partir la naranja: esperen a ver para dónde “gana el Caballo” y luego deciden si le siguen o le buscan por otro lado.
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Si las elecciones del 2024 arrojaran los mismos resultados del 2018, pero agrupados como Frente Amplio por México (PRIAN-PRD) y la Coordinación de Defensa Nacional (4T) ¿quién resultaría ganador?
Las estadísticas del INE que subió a la plataforma de resultados “subida” a internet en fechas recientes nos indican que habría un final de fotografía, casi casi, como si se fueran a penaltis, donde un pequeño error o un gran acierto haría la diferencia.
Veamos las cifras: en las presidenciales el 2018, los partidos Morena, PT y PVEM habría acumulado 619,044 votos, mientras que el PAN, PRI y PRD se habrían quedado 609 mil 053. Resultado: la 4T ganaría con apenas 9 mil 991 votos de ventaja.
Hasta ahí, todo claro, o más o menos.
Sin embargo, si el frente PRIAN-PRD contara con los votos de Movimiento Ciudadano, como lo vienen gestionando, ganaría la elección con un total de 631 mil 113.
Las cosas se ponen más complicadas cuando vemos que 132 mil 242 votos fueron a dar al entonces candidato independiente, Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”.
La pregunta ahora es ¿por quién van a votar todas esas ciudadanas y ciudadanos que seis años atrás no le dieron su confianza a los partidos que estarán en la contienda en el 2024?
Buena pregunta, porque, al igual que en las elecciones de gobernador del 2016, la entrada de un candidato independiente cambiaría todo el decorado.
Falta menos de un año para los comicios del 2024 y de aquí a entonces todo puede pasar. Sin embargo, las votaciones del 2018 nos pueden indicar una tendencia que nadie puede echar de lado.