Se espera que, entre sábado y domingo, cerca de 190 mil juarenses acudan a las urnas para romper el récord de votación en el Presupuesto Participativo.
Hay en la ciudad una efervescencia inédita, por lo que seguramente se cumplirá el pronóstico y la meta de las autoridades municipales respecto a duplicar el número de participantes que se registró en 2024 (con 95 mil 525 votantes).
Desde que se implementó ese mecanismo de democracia directa en 2021 (con 5 mil 700 sufragios), las cifras de participación han ido en alza permanente. De cumplirse la meta, en apenas cinco años de ejercicio, la cifra inicial se estaría multiplicando un poco más de 33 veces.
Participar de manera directa en la toma de decisiones públicas fundamentales siempre ha sido clamor y reto en las sociedades democráticas, justamente para que no se agote la participación ciudadana en la elección de gobernantes o representantes populares.
Se trata de otro nivel de participación, que va más allá de la democracia electoral o la democracia representativa, para que el ciudadano tenga poder de decisión en aspectos tan trascendentes como el gasto público, para la realización de obras o equipamientos que requiere o desea que se realicen en su comunidad o en su entorno.
Como suele ocurrir, no han sido los mecanismos de democracia directa concesiones graciosas de quienes detentan el poder público, sino conquistas desde la sociedad civil que llevaron años para plasmarse en los nuevos entramados legales.
El Presupuesto Participativo es uno de varios instrumentos que quedaron plasmados en la Ley de Participación Ciudadana desde 2018, en atención a la lucha de las Organizaciones de la Sociedad Civil para que se garantizara el derecho humano a la participación ciudadana.
Aunque desde entonces se establecieron procedimientos para hacer efectivo el Presupuesto Participativo (junto a otros instrumentos como el referéndum, plebiscito, iniciativa ciudadana y revocación de mandato), durante tres años el Gobierno local fue omiso y hasta simulador en ese sentido.
A lo más que se llegó en esa etapa (entre 2018 y 2020) fue a enlistar, de manera genérica, los tipos de obra que, en el recibo del impuesto predial, podía el contribuyente seleccionar y votar.
Fue hasta el 2021 cuando se organizó la primera votación para definir obras propuestas directamente por los juarenses.
El interés ciudadano por el Presupuesto Participativo tiene su mayor indicador en crecimiento exponencial del número de proyectos armados y propuestos por los vecinos.
En 2021, se registraron 164 proyectos, aunque únicamente recibieron la validación técnica para ser votados, 116 de ellos. Para el 2022, la cifra de los registros subió a 229, aunque los votados fueron nada más 185.
En 2023, fueron 527 recibidos contra 486 validados y votados. Para el 2024 hubo una ligera disminución, al pasar a 469 proyectos recibidos y 335 votados.
Sin embargo, este año, la cifra de proyectos que serán votadas, casi se triplica respecto al 2024.
Hablamos de 898 proyectos considerados viables, entre los mil 126 que fueron presentados.
Ahí se incluyen 511 edificaciones, 464 proyectos escolares, 180 urbanizaciones (calles), 120 parques y 52 proyectos sociales. La suma de las cifras anteriores supera el total de mil 126, porque algunos de los proyectos se clasificaron en varias categorías a la vez.
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Por toda la ciudad, los grupos de vecinos organizados, los colectivos y las agrupaciones, trabajan en la promoción de los proyectos, igual que lo hicieron en la presentación para registrarlos, conforme a los requisitos de la convocatoria.
Hay además una cada vez mayor participación de las comunidades escolares, especialmente a partir de la organización magisterial, ya que también las escuelas de todos los niveles educativos pueden participar con proyectos para mejorar sus instalaciones o sus entornos.
También, de una manera en que no se había visto antes, distintos representantes populares se han involucrado con proyectos de sus representados, desde la confección y registro, y ahora en la promoción.
Hay de todo en los casi 900 proyectos que compiten en los 10 polígonos en que se divide el municipio para buscar una distribución más equitativa del recurso.
Igual hay participación entusiasta de los vecinos en las colonias populares o asentamientos con mayor marginación, que en las zonas residenciales de mayor poder adquisitivo y mejor infraestructura urbana.
En todos los polígonos y zonas hay interés por participar, construir ciudadanía y hacer valer ese derecho humano, para mejorar sus entornos, apropiarse del espacio público, propiciar la convivencia vecinal y rehabilitar equipamientos o construir otros nuevos.
Se pueden mencionar varios proyectos, únicamente como ejemplos. Un colectivo lanzó el proyecto Huertas Sandía Amarilla (#784), una propuesta desde el arte y la vida comunitaria con talleres artísticos y ambientales, huertas comunitarias y presentaciones escénicas.
Casa Centro de Asesoría y Promoción Juvenil impulsa el equipamiento de sus instalaciones para atender el desarrollo de infancias y juventudes en situación de vulnerabilidad. Su proyecto es el 404.
Jóvenes integrados en otra Asociación Civil promueven el proyecto ExpoArte Urbano (#947), con talleres para capacitar en distintas actividades y alejar a las juventudes de entornos de violencia.
Los vecinos del Corredor Verde en el bulevar Tomás Fernández, donde también hay sólidos esfuerzos organizativos, lanzaron un paquete de varios proyectos (951, 955, 959 y 564) para rehabilitar los espacios públicos, lo mismo calles que parques.
Rehabilitar vialidades y parques es demanda generalizada en la ciudad. Cientos de calles no cuentan todavía con pavimento y muchos espacios contabilizados como parques o áreas verdes, son simples lotes baldíos sin equipamiento ni forestación.
Entre las propias organizaciones que impulsaron la Ley de Participación Ciudadana y el Presupuesto Participativo como uno de los mecanismos de democracia directa, hay fuertes críticas a que se tenga que pelear (en votaciones) por ese equipamiento tan básico, cuya atención por parte del Gobierno Municipal tendría que estar cubierta en los presupuestos ordinarios para brindar los servicios públicos.
Pero ahí está ese rubro como una parte central en los recursos que en cinco años fueron destinados y ejercidos como parte del Presupuesto Participativo. Compiten también con los proyectos escolares que solicitan recursos para canchas deportivas, laboratarios, talleres, baños, aulas, domos, bibliotecas y bardas.
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Otro fenómeno interesante se ha presentado en torno al Presupuesto Participativo: los comités vecinales y las agrupaciones o asociaciones civiles, están haciendo alianzas para darles fortaleza y posibilidad de triunfo a sus proyectos.
Es otra vertiente de la participación ciudadana que conecta a vecinos o a colectivos de distintas zonas geográficas de la ciudad. Acuerdan el apoyo mutuo para empaquetar la promoción de hasta cuatro proyectos, que es el número máximo por el que puede votar cada participante.
Otras alianzas se dan de manera natural entre comités de vecinos más cercanos o entre organizaciones que atienden el mismo tipo de necesidades en grupos vulnerables.
Con 900 proyectos en juego, tanto en la calle como en redes sociales, es visible este año una mayor promoción.
Muchos de los proyectos no podrán ser atendidos. Aunque los recursos también se han incrementado año con año, no alcanzará el presupuesto para tanta demanda.
En 2022 se ejercieron 352.1 millones de pesos, incluyendo 100 millones adicionales a lo que marcaba la ley como mínimo.
Para el 2023, el monto subió a 305.5 millones de pesos, incluyendo 125 millones fuera del presupuesto original.
En 2024, la cifra llegó al histórico de 640.9 millones de pesos, contando 312 millones adicionales.
Este 2025 se espera que la cifra alcance unos 660 millones de pesos. Ahí estarían poco más de 360 millones correspondientes al presupuesto legal, y una partida extraordinaria de 300 millones de pesos más.
El monto no es tan superior al del año pasado, pero sí el número de propuestas. Con el recurso del 2024, se pudieron incluir únicamente 335 proyectos.
Sin duda, la competencia este año es más intensa. También implicó duplicar el número de centros de votación. El ejercicio de dos días requerirá la participación de mil 300 empleados municipales. Funcionarán 201 casillas repartidas en los 10 polígonos para recibir a los casi 200 mil votantes esperados.
No hay que olvidar que también pueden participar menores de edad, a partir de los 6 años.
Para agilizar la votación, la autoridad recomienda acudir con la CURP impresa, aparte de la identificación oficial.
También, presentarse con los cuatro proyectos previamente seleccionados, incluso anotados los números correspondientes, en su respectivo acordeón.
La mesa está servida para la fiesta democrática. Ojalá y ningún actor o grupo de interés ensucie los valores cívicos con alguna práctica indebida.