
Directora calcula obras en 300 mil pesos, pero el cheque fue de 900 mil
Creyeron que renovarían la primaria Benito Juárez; solo ponen 2 hileras de bloques en la barda e ignoran trabajos prioritarios
Martín Orquiz | 10 abril, 2024
Como “decepcionantes”, califica Nelsy Franco Morales, directora de la Escuela Primaria Estatal 2467 Benito Juárez, las obras que se realizaron en el plantel con casi 900 mil pesos del programa “Cruzada por la Educación” del Gobierno municipal.
La directora calcula que, en esos trabajos y con base en su experiencia anterior en la búsqueda de presupuestos, aun considerando la inflación y actualizando precios, se gastaron no más de 300 mil pesos, una tercera parte del presupuesto que les otorgó el Municipio.
Desde hace años, cuenta, se han hecho gestiones ante todas las instancias de Gobierno y asociaciones civiles para realizar mejoras al edificio. La escuela, ubicada en la calle Oro sin número, entre Mariano Samaniego y Segunda de Ugarte, en la colonia Bellavista, cumplió 100 años el pasado 21 de marzo.

Vista aérea del plantel ubicado en la calle Oro sin número, entre Mariano Samaniego y Segunda de Ugarte, en la colonia Bellavista.
Después de al menos tres peticiones de apoyo durante cada ciclo escolar, el plantel fue incluido en el programa municipal con un subsidio de 879 mil 632.
El proceso inició cuando funcionarios municipales llamaron a la presidenta de la Asociación de Padres, Gabriela Izaguirre, para entregarle los recursos en un acto al que la directora no pudo asistir debido a que viajó a Ahumada para participar en un evento escolar.
Un representante del Municipio, del que no recuerda su nombre, le dijo a la madre de familia que alguien estaría en contacto con la comunidad escolar para realizar los trabajos.
En las solicitudes, recuerda Franco Morales, siempre reiteraron que las obras requeridas eran para arreglar el salón de actos y su cancha de usos múltiples “porque se parece a las calles de nuestra ciudad”, tiene más de 40 años y su estado provoca accidentes.
Aunque podría tomarse como una necesidad secundaria, se trata de un área importante para recreación y trabajo, donde se llevan a cabo las clases de educación física, así como actividades culturales y deportivas.
“La ilusión más grande es que se pueda reparar y rehabilitar el auditorio, que es la parte central de todo el edificio antiguo”, señala.

El auditorio o salón de actos se encuentra deteriorado.
La maestra tiene 16 años de trabajo en esa institución, los últimos cinco en la dirección y ese mismo tiempo solicitando fondos para reparar, principalmente, el techo y el piso del salón de actos, además de dotarlo de iluminación.
Sin embargo, lo más costoso sería la impermeabilización y las ventanas, ya que se trata de un edificio de prácticamente 100 años.
Frecuentemente son víctimas de los ladrones que se han llevado calentones, aires, bombas, proyectores, material didáctico y hasta papel de baño.

Personal de la escuela señala la barda, a la que aumentaron solamente dos bloques de altura.
Tomando en consideración la situación que enfrentan, solicitaron al Municipio, además de atender los requerimientos del salón de actos y su cancha, aumentar la altura de la barda perimetral, así como sustituir la malla ciclónica y el alambre de navajas, que ya tienen más de 20 años y presentaban huecos hechos al modo de los ladrones para entrar y salir.
“Le dicen a la presidenta de la Sociedad de Alumnos en aquel momento que no se va a poder hacer todo... el recurso que llegó fue de casi 900 mil pesos, pero dos ciclos anteriores tuvimos el recurso federal de La Escuela Es Nuestra con 500 mil pesos”, añade.

Menciona que con el fondo federal se renovaron muchas cosas en el plantel: se levantaron de nuevo los dos módulos de baños con lavabos, tazas, pisos y pintura. También, se coloreó por completo toda la escuela por dentro y por fuera, lo que representa un poco más de mil 200 metros cuadrados.
Adicionalmente, se arreglaron tuberías de gas, se hizo un nuevo contrato de electricidad para un medidor de la tercera parte de la escuela que les quitaron durante la pandemia de Covid-19, se arregló el cableado para el suministro eléctrico en general porque era muy antiguo e instalaron nuevo cableado en otra parte del edificio, incluyendo costos y trámites.
Se compró material didáctico, una impresora, dispensadores eléctricos de gel antibacterial, así como todo el material de limpieza, ya que los alumnos estaban por regresar después del confinamiento generado por la pandemia de Covid-19.

Franco Morales indica que se hizo mucho con esos 500 mil pesos, así que cuando les llegó la noticia de que contarían con casi 900 mil pesos, creyeron que al fin iban a arreglar su auditorio, la cancha y, si podían, agrandar un poquito la barda, lo que sería muy bueno.
Sin embargo, las cosas no ocurrieron como pensaron.
“No es nuevo que se manejen ese tipo de apoyos así, con los intermediarios, entonces ahí se presentan las fugas (de recursos). Al final de cuentas, con casi 900 mil pesos, en esta escuela levantaron dos bloques más de la barda, y estamos hablando nada más de la calle Oro (que tiene una longitud de aproximadamente 60 metros), la principal, la avenida grande, no todo alrededor”, se queja.
También, únicamente en ese tramo, renovaron un metro de malla ciclónica, arreglaron un problema del drenaje, que es muy viejo en esa zona y que provocaba inundaciones en las instalaciones, con una obra de máximo 3 metros de longitud.
Volvieron a pintar la escuela, a pesar de que les dijeron que no había necesidad porque acababan de terminar los trabajos financiados por La Escuela Es Nuestra.
“Y ya, eso fue todo con casi 900 mil pesos”, enfatiza. “Apenas estaban arrancando las obras de mejora cuando nos dijeron que no alcanzaría para arreglar el salón de actos ni la cancha”.
Bajo esas circunstancias, desde su perspectiva, los trabajos que se hicieron no justifican el monto invertido.
Trató de negociar y les pidió al menos que impermeabilizaran el salón de actos, aunque le dijeron que sí lo harían, el contratista argumentó que no encontraban el material del color requerido, a lo que respondió que ese detalle no importaba. Igual, no hicieron esa obra a pesar de su insistencia.
“Me sonreí y les dije que el color es lo de menos, lo que se quiere es reparar, se quieren mejoras, no estamos diciendo que lo queramos de un color o de otro, con que se haga la impermeabilización... al final, nada, al salón de actos no le tocó nada, ni siquiera un Pinol para las trapeadas”, se lamenta.
La expectativa que se tenía, finalmente se transformó en decepción, no porque fuera demasiado dinero para tan poco trabajo, sino porque se enteró a través de la revisión que hizo la Sindicatura que a todas las escuelas les pidieron endosar el cheque a favor de un tercero, lo que califica como “fuera de lugar”.
Franco Morales considera que el tiempo que duraron los trabajos fue demasiado para lo realizado. También está convencida de que el sistema no fue ni eficiente ni transparente, ya que al final no recibieron algún comprobante del pago a los trabajadores o algún reporte que justificara el recurso.
