El Estado mexicano ofreció, 25 años después, una sentida disculpa pública a la madre, al padre, al hermano y demás familiares de Mirey Trueba Arciniega, asesinado por un teniente coronel del Ejército en Baborigame.
Alejandro Encinas Rodríguez, subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación, leyó la carta que contiene la disculpa y luego la entregó a Eleazar, hermano mayor de Mirey, que asistió con otros miembros de su familia.
“Porque el Estado mexicano no pudo proteger su vida e integridad, ofrezco una y sentida disculpa pública a la memoria de Mirey y por ello las autoridades debemos asumir nuestra responsabilidades, para atender todo aquello que contempla garantizar los derechos a la vida a digna de todas las personas”, dijo el funcionario federal.
En el Salón 25 de Marzo del Palacio de Gobierno, Encinas señaló que había que agradecer el cumplimiento de las medidas de reparación integral, para que este caso no vuelva a suceder.
“Este acto de reconocimiento, de responsabilidad y disculpa pública, no debe entenderse con un acto protocolario, tenemos que asumirlo como un acto solemne, porque no solo venimos a cumplir con una sentencia internacional, sino con el compromiso de dignificar y respetar a toda la familia Trueba Arciniega”, destacó el subsecretario de Derechos Humanos.
El 21 de agosto de 1998, un teniente coronel del Ejército encontrándose en Baborigame, le marcó el alto a una camioneta para efectuar una revisión; en el vehículo viajaban tres civiles: Mirey Trueba Arciniega, quien al descender trató de huir por miedo, por lo que el soldado accionó su arma de fuego, provocándole la muerte.
Mirey murió desangrado y sin que le prestaran ninguna ayuda médica ni de primeros auxilios. El miembro del Ejército fue sometido a proceso y sentenciado por el delito de homicidio culposo.
El caso fue denunciado ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos y su sentencia, de que el Gobierno Federal ofreciera una disculpa pública y la reparación del daño se cumplió este día.
En el homenaje, Felipe de Jesús Ruiz Becerra, coordinador general de la Comisión de Solidaridad y Defensa de los Derechos Humanos, se dirigió a la familia de Mirey y recordó “que los periciales recogieron 11 casquillos alrededor de su cuerpo y murió desangrado sin atención médica”.
Santiago de la Peña, secretario del General de Gobierno, a nombre de la gobernadora Maru Campos Galván, dijo que comprendían la complejidad y magnitud de respetar los derechos humanos.
“Y nuestra tarea será garantizar que hechos como el que hoy, lamentablemente nos reúne, no se vuelvan a repetir y no sucedan nunca más”, añadió.
Rosalinda Salinas, representante del área de Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores, se sumó al reconocimiento a Mirey y su familia y agradeció el apoyo que organizaciones brindaron a la familia Trueba.
“Mirey se asustó y corrió en sentido contrario, por lo que en este suceso implica reconocer una violación a los derechos humanos, y para que nunca más una madre, un padre, o un hermano lamente el fallecimiento de un familiar”, agregó.
Marcela Martino Aguilar, subdirectora del Programa para Centroamérica y México, dijo que “apostamos tercamente por la esperanza la dignidad y la vida y en este acto en que el estado reconoce y pide disculpas. Nosotros apostamos por la memoria como un referente para el futuro, que a la vez es incómoda para el Ejército y el poder”.