Ha pasado más de una década desde que el poeta Javier Sicilia, en su llegada a la ciudad encabezando la denominada “Caravana del Consuelo”, lanzó un metafórico dardo definitorio de Ciudad Juárez, al calificarla entonces como “el epicentro de todas las violencias”.
Era junio de 2011, y en cierto sentido la ola de violencia desatada desde 2008, que había llevado a nuestra frontera a ser calificada como “la ciudad más violenta del mundo”, empezaba a registrar un atisbo de retroceso que aún duraría hasta 2012, antes de considerar que lo peor había pasado.
En ese tiempo era más que notoria la tumultuosa cascada de reclamos, de desdichas, de desolado llanto, y de airados y continuos llamados a la justicia que resonaban por todos los sectores de la sociedad juarense, exigiendo acciones efectivas para sacar a la ciudad de la espiral de muerte y delincuencia en que estaba envuelta.
Lejos parecían esos tiempos para el actual imaginario fronterizo, y lejanas las anécdotas de dolor de la que las nuevas generaciones conocían principalmente de oídas o borrosas remembranzas propias de su niñez.
Lejos parecían… hasta la tarde del pasado jueves 11 de agosto, en que los nubarrones de la violencia volvieron a hacer acto de presencia, apoderándose de nuevo del celaje y la geografía fronteriza.
Tormenta de narcoterror
Una densa tormenta de sucesivas acciones criminales arremetió de lleno y como no se había visto antes, en el pasado más reciente, contra calles y avenidas que frecuentemente recorremos en nuestro diario transitar; calles y avenidas recorridas en agradables paseos familiares; calles y avenidas que creíamos nuestras… hasta la tarde del jueves.
Por espacio de varias horas, esas mismas calles y avenidas se vieron cubiertas por el atroz manto de la violencia, el miedo y la muerte, con una extensa jornada de narco terror que hizo revivir en la memoria de sus habitantes, los años de gran violencia que ya creíamos lejanos.
Los barruntos de tempestad iniciaron con el informe de un enfrentamiento entre pandillas rivales al interior del Cereso de Juárez, alrededor de la 1:00 de la tarde.
La confrontación –tal vez una de muchas que se llegan a dar anónimamente en el seno del centro penitenciario– en esta ocasión fue de otra catadura, escalando de nivel y poniendo en entredicho los mecanismos de control del penal.
Custodios, personal de seguridad penitenciaria, elementos de Seguridad Pública Municipal, Policía del Estado, Agencia Estatal de Investigación, Ejército Mexicano, Guardia Nacional y Protección Civil tuvieron que intervenir al unísono.
El saldo: dos reclusos muertos confirmados y el inicio de una jornada de miedo, llanto y dolor para la comunidad juarense.
Violencia simultánea y muerte
Pocas horas después, medios de comunicación y redes sociales empezaron a difundir información referente a una diversidad de ataques simultáneos en diferentes puntos de la ciudad, actos presuntamente relacionados con lo ocurrido en el penal.
Pese a la calidez de la tarde, un escalofrío de indefinida procedencia fue haciendo eco en las espaldas de quienes a esas horas hacían su vida cotidiana en los comercios y las calles citadinas, cuando se fue conociendo de actos como la quema de diversas tiendas de conveniencia, ataques armados a gasolineras, enfrentamientos armados en plena vía pública y, principalmente, de personas inocentes asesinadas a mansalva.
En resumen: varios comercios incendiados, dos gasolineras baleadas, dos vehículos quemados, restos humanos abandonados en la vía pública, varias personas lesionadas, incluyendo a un menor de 12 años y, principalmente, nueve personas asesinadas.
Nueve víctimas inocentes, entre ellas un menor de 15 años que acudía como cliente a una tienda de conveniencia, una jovencita que buscaba empleo, una dependienta de tienda que hacía su mejor esfuerzo para ganarse el pan, dos hombres de edad adulta, y cuatro representantes de la empresa radiofónica MegaRadio, que realizaban actividades de promoción de un evento en el exterior de una pizzería.
Personas todas ellas de bien, de lucha por la vida que, desgraciadamente, se sumaron al creciente ejército de ciudadanos abatidos por el alevoso acento de las balas.
¿Gente que solo estaba en el lugar y momento equivocado? ¿Víctimas colaterales? ¿De qué, de la ineptitud de una autoridad que solo sabe actuar con base a reuniones, charlas de sobremesa y acuerdos que solo quedan en el papel?
La política de seguridad nos explota en la cara
La bofetada por supuesto fue brutal, mostrando en su plena desnudez la política de seguridad que priva en la localidad, con autoridades y ciudadanía tomados por sorpresa, corporaciones policiacas superadas y elementos de seguridad respondiendo a destiempo ante la extendida estela de terror.
Las cortinas de metal de cientos de comercios locales fueron corridas por completo ante la amenaza de más ataques; amenazas de las que, por cierto, la prensa no estuvo exenta.
Conforme la tarde se fue haciendo noche, las calles quedaban vacías y en silencio, con esporádicas metrallas, sonidos de sirena y balaceras escuchadas a distancia, y la gente sin pendientes por arreglar en el exterior, recluida nuevamente en sus viviendas.
Las redes sociales se inundaron de manifestaciones de duelo una vez develadas las identidades de las personas fallecidas.
No se hicieron esperar tampoco la difusión de imágenes, de audios y videos, las manifestaciones de alerta y de temor, los llamados a cuidarse ante el embate criminal, y las solicitudes de información, preguntando qué sucedía, comentando al momento cada incidente o balacera que se registraba.
“¿Escucharon los balazos?”.
“Protéjanse lo más que puedan”.
“Andan muy cerca, por la Pitahaya y Jilotepec, se acaban de escuchar”.
“Tal vez andan buscado casas de seguridad de los malandros”.
“Pero si muchas veces no saben con exactitud cuál sea la casa, se basan en los reportes que les dan”.
Muertos de miedo, sin poder dormir
Fueron algunas de las conversaciones sostenidas a través de la página “Jilotepec y alrededores JRZ” entre habitantes de dicho sector. Durante la madrugada del viernes ellos vivieron de cerca las acciones policiales y enfrentamientos a balazos que llevaron a la detención de diez de los presuntos participantes en los hechos de la tarde.
“Yo igual me muero de miedo, andaban en mi techo y balazos, aún con miedo, Dios nos proteja”.
“Yo oigo como que andan en la azotea y mis perros están ladre y ladre, pero ni me quiero asomar a ver quién anda”.
Fueron otros tantos comentarios.
Alberto, uno de estos vecinos, platicó directamente con Norte Digital, describiendo a detalle la vivencia de los enfrentamientos nocturnos y la posterior detención.
“Estábamos dormidos, cuando nos despertaron los disparos, unos 30 y 35; después silencio y entonces nos asomamos a ver qué ocurría, vimos varias patrullas, con unos seis elementos por cada unidad, a paso muy lento acompañados de agentes armados a pie, que caminaban apuntando al frente”.
Muy gráfico en su descripción, Alberto detalla con movimientos corporales lo que va describiendo con palabras.
“Hubo como unos 15 disparos más y después de eso anduvieron como otra media hora, alumbrando el frente de las casas, buscando tipos en el techo tratando de escapar; llegaron elementos del Ejército, de la Guardia Nacional y como a eso de las 2 y media de la mañana se fueron. Tal vez porque fue cuando los agarraron”, concluye.
Por la mañana, los estira y afloja no se hacen esperar
Las autoridades federales aprovechan la conferencia mañanera presidencial para presumir la detención de diez implicados en los hechos del jueves; el PRI y el PAN exigen a la Federación mayor coordinación; y los representantes de Morena culpan a la administración de Maru Campos de no hacer “clic” con la administración de López Obrador.
El sector empresarial a su vez responsabiliza en su totalidad al Estado Mexicano de la violencia en Juárez, solicitando que no se cancele la actividad comercial.
En respuesta a declaraciones previas del presidente municipal, Cruz Pérez Cuéllar, de que los hechos delictivos del jueves constituían actos terroristas originados en el incidente violento en el Cereso, el fiscal estatal promete una investigación a fondo y asegura que sancionarán a los culpables del motín del penal.
Mas tarde, la gobernadora que insiste que los juarenses “no están solos” encabeza la “n” reunión de la Mesa de Seguridad; se anuncian operativos conjuntos de prevención e indagatorias; el Grupo de Coordinación por la Paz condena los hechos; el Cabildo de Juárez guarda un minuto de silencio por las víctimas; y el alcalde anuncia que la Mesa de Seguridad sesionará de manera permanente.
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