Una pregunta flota en el ambiente político estatal: «¿Por qué Andrés Manuel López Obrador nombró otra vez a Juan Carlos Loera delegado de Bienestar para el estado de Chihuahua, si se trata del candidato que perdió frente a Maru Campos y de un perfil que, evidentemente, no podrá entablar una adecuada interlocución con la futura gobernadora en funciones?».

La pregunta es inquietante. Loera es el acérrimo enemigo de la gobernadora electa y eso de que será institucional en su desempeño como delegado federal y de que trabajará coordinadamente con las nuevas autoridades estatales, como lo declaró la semana pasada, es simple y llanamente jarabe de pico.

Hay muchas señales que nos indican que su nombramiento no es tan solo un gesto generoso y gratuito por parte de AMLO para reintegrarlo a su equipo y para permitirle recuperarse de su fracaso en las pasadas elecciones. No se trata, pues, de un simple cargo de consolación. Nada de eso. En política no existen las casualidades y mucho menos cuando, para Morena, hay tanto en juego en la entidad en materia de poder y gobernanza.

La primera señal de lo que venía, en ese sentido, la dio a conocer el 4 de agosto el columnista Raymundo Riva Palacio, cuando publicó que, en la Ciudad de México el jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto, había reunido en su casa a la titular de la Fiscalía Especializada en Materia de Combate a la Corrupción, María de la Luz Mijangos, con el gobernador de Chihuahua, Javier Corral. La idea era que dicha Fiscalía atrajera la llamada Operación Justicia emprendida por Corral en contra del exgobernador César Duarte y sus colaboradores, escribió Rivapalacio.

Es de conocimiento público que la tan llevada y traída operación Justicia para Chihuahua incluye a los famosos expedientes X y a la llamada nómina secreta –donde figuran Maru Campos y su brazo derecho, César Jáuregui-.

Resulta obvio que la iniciativa para dicha reunión no surgió de parte de Santiago Nieto y, mucho menos, de María de la Luz Mijangos. Fue Corral quien la promovió pensando que, en un dos por tres, le iban a comprar su brillante idea por el solo hecho de que Maru les había ganado la gubernatura a los morenos. Más claro ni el agua.

Pero, para mala suerte de nuestro góber saliente, la donmironeeada que les dio Riva Palacio activó las antenas del fiscal general Alejandro Gertz Manero, y como este no traga a Nieto y se trató de una reunión de la que no fue informado, el plan de Corral se frustró.

Luego de lo anterior, se llevó a cabo la gira de AMLO por Ahumada y Juárez, oficialmente para inaugurar los cuarteles de la Guardia Nacional. Durante la gira Corral se deshizo en alabanzas y elogios para el presidente de la República.

Este fue un cambio radical de aquel Corral y de aquel discurso que dirigió a López Obrador apenas el 24 de septiembre del año pasado, cuando se vivía lo más álgido del conflicto por el agua de las presas de Chihuahua, y cuando el Gobierno de México acusó a nuestro aún góber de tener vínculos con personajes ligados al crimen organizado.

“Es ruin, es vulgar la manipulación que hace el Gobierno de México de la información. Lo primero que hay que lamentar es la tragedia de México. Haber pasado de un presidente corrupto y corruptor como lo fue Peña Nieto a un presidente que siembra el odio, que manipula y falta a la verdad”, le espetó en esa ocasión Javier al nativo de Macuspana.

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Ahora, a tan solo 10 meses de aquel exabrupto, de esa pirotecnia discursiva a la que es tan proclive, Corral elevó a AMLO al rango de héroe de la patria y poco le faltó para proponer su canonización y encenderle unas veladoras.

Por supuesto que AMLO se dejó querer y le correspondió con creces. El lunes 9 de agosto informó en la mañanera que el caso de la extradición de César Duarte sigue firme. Luego, como segundo cumplido, el preciso soltó la bomba y anunció que Juan Carlos regresaría a Chihuahua como delegado federal de Bienestar. ¡Tómala Maru!

¿Dónde quedaron la civilidad y la cortesía política que tanto pregona el inquilino de Palacio Nacional? ¿Dónde quedó el cuidado de las formas si, en el fondo, sabe que con este tipo de movimientos solo generará fuertes fricciones entre la gobernadora entrante y su representante en la entidad? Con esto le deja a la próxima gobernadora un clavo en el zapato y a Chihuahua una situación política sumamente complicada. Y los platos rotos los pagaremos, como siempre, los chihuahuenses.

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No hace mucho, el mismo Javier Corral que ahora se le hinca a López Obrador y todo lo que huela a él, sostenía -a propósito del conflicto por el agua que sufrieron los agricultores del estado- refiriéndose específicamente a Loera:

“No extraña que quien ha dado la espalda a los productores y al pueblo de Chihuahua, salga a reproducir las mentiras y el tono insidioso del presidente de la República, en una muestra de rastrerismo político”.

En aquella ocasión, a nuestro tocado y curiosito góber no le bastó con lo anterior, y se soltó con una ágil metralla de adjetivos dedicados especialmente para el delegado federal. De mentiroso, insidioso, ausente, traidor y desvergonzado no lo bajó, esto después de que Loera lo acusó de estar detrás del movimiento de los productores del campo.

Pero en la mañanera del pasado lunes 9 de agosto, donde fue anunciada la reinstalación de Loera en su cargo de delegado, ¡tarán!, Javier Corral se mostró de plácemes y hasta se puso las rodilleras hidráulicas para aplaudir y congraciarse con el preciso. Al fin y al cabo, le acababa de suplicar ayuda para terminar su malogrado quinquenio y el jefe de jefes se la concedió en caliente.

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La ayuda por la que clamó el gobernador peor evaluado del país fue únicamente para cubrir la nómina y los adeudos a cientos de proveedores, muchos de ellos ya quebrados, pero no para que Maru tenga recursos para iniciar su mandato. Faltaba más. Si no pudo meterla al bote ni descarrilarla en su camino a la gubernatura, lo menos que puede hacer ahora es dejarla con la Hacienda quebrada.

El mensaje cifrado que dejó Andrés Manuel con el nombramiento de Juan Carlos Loera levantó polvaredas en el equipo de Maru, pero fiel a los usos y costumbres de la política de la simulación, el coordinador del equipo de transición, Luis Serrato, salió a decir que trabajarán de la mano con el delegado federal, a quien calificó de “hombre de lucha, integro, honesto y trabajador”.

Su declaración sacó ronchas en las redes sociales. Los panistas y marucampistas tundieron a Luisito porque, sin necesidad de ser agachón, mostró que también tiene un juego de rodilleras reforzadas. Pero qué necesidad, diría Juan Gabriel.

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Lo más interesante de la nueva luna de miel que surgió entre AMLO y Corral en los días de visita a Juárez, fueron los comentarios que surgieron de Palacio, en el sentido de que Javier Corral ya amarró la agregaduría cultural de México en España para salir por piernas y ponerse a salvo de los odios y deseos de vendetta que deja tras su caótica administración.

Casualmente, el sábado 7 de agosto, precisamente cuando AMLO se encontraba en la capital de los asaderos, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) informó a través de sus redes sociales que el escritor Jorge F. Hernández fue cesado como agregado cultural de México en la embajada de España “por comportamientos poco dignos”.

El escritor refutó públicamente la causa de su despido, negó que hubiera ofendido a la embajadora de México en España y dijo, en su descargo, que la Secretaría de Relaciones Exteriores utilizó a la diplomática como pretexto para cesarlo.

O sea que, si no existía una causa justificada y lo corrieron sin más trámite para tener la vacante lista, para Mirone adquiere veracidad el rumor de Palacio y es probable que esa plaza se la tengan apartada ya a nuestro Corralitos, para que pueda ir a la Madre Patria a seguir jugando golf y tenis en el Real Club La Moraleja.

Por si todo lo anterior fuera poco, el jueves 12 de agosto, en su visita a la capital del estado, el dirigente nacional de Morena Mario Delgado, dejó ver la posibilidad de que Javier Corral se pase a las filas morenistas, en donde sería bien recibido por las coincidencias y conveniencias que tiene ahora con el presidente de la República.

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En conclusión, podemos decir que la visita de AMLO a la región no aportó mucho. Primero, porque nadie cree que alguna de las muchas bandas de malandros que controlan la entidad vaya a temblar o a salir corriendo de esta noble y paradisiaca plaza debido a la inauguración de los cuartelitos de la Guardia Nacional. Las estadísticas delictivas así lo indican.

Segundo, porque la inauguración de los cuarteles fue solo el pretexto para venir a cachondear al vapuleado gobernador Corral y así pavimentarle su salida con elogios y apoyos económicos. Y, tercero, que con su visita López Obrador solo dejó la víbora chillando al nombrar de nueva cuenta a Juan Carlos como su representante en la entidad. Pero Chihuahua aguanta eso y más, faltaba más. Y como dice Mirone y la sabiduría popular: «Piensa mal y acertarás«.