Esta madrugada, sujetos encapuchados arrojaron bombas molotov contra la funeraria Del Carmen, señalada por su vínculo con el escándalo del crematorio clandestino que estremeció a la ciudad. Las llamas consumieron parte del inmueble.
El ataque ocurrió apenas unas horas después de que las autoridades localizaron tres cadáveres —dos menores y un adulto— en el interior de una carroza propiedad de esta funeraria, estacionada en un domicilio de las calles Níquel y Donato Guerra de la colonia Arroyo Colorado.
La escena, que remite al horror del crematorio “Plenitud”, forma parte de una serie de hechos que han revelado un patrón de simulación y maltrato hacia cuerpos humanos.
Desde el descubrimiento de 386 cadáveres almacenados en condiciones deplorables en instalaciones privadas, hasta la operación ilegal de funerarias suspendidas oficialmente, el escándalo ha derivado ya en múltiples detenciones.
A pesar de que el establecimiento fue clausurado oficialmente desde octubre de 2024, las investigaciones indican que siguió operando de forma clandestina.
El ataque con fuego no parece un hecho aislado, sino una señal de la tensión creciente entre la impunidad, el enojo social y la deuda pendiente con las familias que confiaron el descanso de sus seres queridos a manos que resultaron criminales.

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