Los desplantes agresivos del presidente Andrés Manuel López Obrador evidencian su frustración al perder fuerza entre sus seguidores, concluye en su análisis el psicólogo forenses Carlos Ochoa Quiroz.
El mandatario se encuentra en el ocaso de su administración y se ha transformado en un “lame duck”, o en un político que ha perdido el grueso de su parvada.
“Si el presidente aún no es un pato sin parvada, muy pronto lo será, por eso sus actitudes públicas de frustración”, dijo el especialista en perfilar a crimínales y políticos.
Aclaró que este síndrome de pato sin parvada le ocurre a todos los mandatarios al final de sus gestiones, cuando comienzan a percibir que ya no cuentan con la incondicionalidad de sus colaboradores.
“Los opositores al presidente comenzarán a perderle el miedo y el mandatario verá mas conspiraciones en su contra y se va a atrincherar y a aislar”, detalló.
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