Y por un día, regresaron los Indios de Juárez

Es difícil ver al campo y que la memoria no evoque recuerdos de otros tiempos, viendo a los jugadores salir al campo del juego vestidos con aquella combinación de shorts y calcetas completamente blancos.

Cómo olvidar, aquellos sábados en la Primera A, que rápidamente se convirtieron en domingos de gloria en la Primera División.

Logros que, con más corazón y garra que con talento, fueron conseguidos en la cancha y que terminaron por ganarse el cariño de la afición, aunque la historia, haya terminado de manera desastrosa.

Hay algo que ese particular escudo de pelota con una banda enredada genera entre los fanáticos al futbol juarense. Recuerdos gratos de una de las épocas más oscuras de la ciudad; el único ápice de esperanza en medio de una época de destrucción.

Han pasado tantos años desde que se fueron, tantos que casi triplican al tiempo de vida del equipo, pero el aficionado juarense nunca podrá olvidar aquel gran amor de su vida, ese que pensó que jamás regresaría.

Sin embargo, a veces los milagros existen, y aunque no es de la forma esperada, al menos por este día, se desempolvar las viejas camisetas, banderas y demás memorabilia de aquel equipo que, por malos manejos, desapareció en noviembre de 2011.

Como parte de los festejos por el décimo aniversario del FC Juárez, los directivos del plantel han decidido homenajear a los equipos juarenses que les antecedieron.

El torneo pasado, se hizo el homenaje a las históricas Cobras de Juárez, pero ahora, tocó el turno de los verdaderos consentidos de la afición: los Indios de Ciudad Juárez.

El regreso de los auténticos colores juarenses

Para esta ocasión, los Bravos replicaron el típico diseño de las camisetas que utilizaban los Indios de local; camiseta blanca con líneas en el pecho negras y rojas.

Incluso, en el diseño de la playera conmemorativa, se replicó la misma colocación de los patrocinadores, resaltando que, en el pecho, del lado izquierdo, se encuentra el escudo del FC Juárez, pero es opacado por un pequeñito logo de los Indios, ubicado en el centro.

Y es que no hay mejor equipo contra el que se pudiera utilizar esta playera que el que recién llegó a la frontera para disputar el partido correspondiente a la Jornada 13 de la Liga MX; las Chivas de Guadalajara.

El día en que los Indios eliminaron a los dos grandes de la liguilla

Un 10 de mayo de 2009, el Deportivo Guadalajara vino a esta frontera para jugar el partido de la última jornada del Clausura 2009. Ambos equipos, disputaban la posibilidad de entrar a la liguilla por el campeonato.

Aquel caluroso día de las madres, anotaciones de Marcos “Coco” Giménez y Julio Daniel “Maleno” Frías, pusieron el marcador 3 goles a 1 en favor de los Indios.

Con ello, no solo se clasificaron a la liguilla, sino que, por operaciones matemáticas, eliminaron a las Chivas y al Club América.

Aquella fue la única vez que los Indios pelearon por el título, perdiendo con global de 4-3 en las semifinales contra el Pachuca.

El único sobreviviente de aquella tarde de 2009

Las vueltas de la vida son misteriosas y justo en el homenaje a los Indios de Ciudad Juárez, el Deportivo Guadalajara alineó a uno de los dos jugadores que aún siguen jugando profesionalmente: Javier Hernández Balcázar, mejor conocido, como el Chicharito Hernández.

Javier viajó por el mundo, se hizo figura en el Manchester United y fue parte de equipos como Bayer Leverkusen, Real Madrid, West Ham, Sevilla, entre otros.

Sin embargo, antes de convertirse en uno de los delanteros más importantes de la historia de México, fue parte de aquel equipo de las Chivas que perdió en Juárez aquel 2009.

Al igual que aquella tarde, el estadio luce repleto, no hay ningún espacio disponible. Es difícil identificar cuántos vienen a ver al Deportivo Guadalajara y cuántos por el homenaje a los Indios.

No solo porque los gritos desde las gradas se pierden en el ambiente por los fuertes vientos, sino porque la entrada del frente frío que afectó la ciudad, hace que en las gradas predominen las chamarras que abrigan a la gente por sobre las camisetas que pudieran estar utilizando.

En punto de las 7:10 de la tarde, el árbitro central realizó el silbatazo inicial con el que los Indios, al menos en forma de homenaje, volvieron al campo.

La magia del 29

En los primeros minutos de partido, los Bravos se lanzaron al ataque, consiguiendo resultados de manera inmediata; un centro dirigido a Ángel Saldívar, terminó en el fondo de las redes tras recepcionar con el pecho y disparar con la pierna derecha.

Más allá del pasado rojiblanco de Saldívar, que festejó su gol al estilo “Erling Haaland”, la anotación hizo rugir el estadio como hace mucho tiempo no lo hacía.

Y es que el número de Saldívar volvió a afectar la memoria de aquellos nostálgicos que aún no podían diferenciar si eran sus Indios o los Bravos; era el mismo que el “maleno” Frías utilizó en sus épocas.

Poco que resaltar

Durante el transcurso del partido, tanto por las condiciones climáticas, así por el parado táctico de los equipos, no hubo gran cantidad de emociones en los arcos.

Algunos disparos y remates que terminaban en las manos de los arqueros, pero ninguna sensación de peligro real.

Los Bravos parecían cómodos con el resultado, que era un digno homenaje a la historia del equipo juarense que les antecedió, pero había un canterano de las Chivas que tenía otros planes en mente.

Un golazo de otro partido

Aunque el Deportivo Guadalajara se había lanzado al ataque en los últimos minutos del encuentro, nunca tuvieron una posibilidad clara de hacerse presente en el marcador.

Tras una serie de rebotes, en el minuto 80 de partido, un zapatazo de Miguel Gómez venció al guardameta Sebastián Jurado, poniendo el empate en los cartones.

Ambos equipos, se enfrascaron en una disputa intentando alzarse con el triunfo, pero al final, todo quedó igualado.

Sin despedidas al público y visiblemente frustrados, los jugadores entraron a los vestidores; al homenaje le faltó una victoria.