Si existe aún alguien en vida que merece ser homenajeado dentro de la historia del rock, este debería ser sin duda, John Mayall, el “padrino”, el “brujo” del blues británico.
Lleva más de 7 décadas grabando, tocando y esparciendo su calidad como si apenas fuera un chaval de 20.
Lleva en sus venas el blues de inmortales como Robert Johnson, Leadbelly, Pinetop Smith, Eddie Lang, B.B. King, Muddy Waters, Willie Dixon, Albert Collins y Buddy Guy; irónico, todos norteamericanos.
Su influencia es absoluta dentro de la carrera de otras leyendas como en el caso de Eric Clapton, quien a muy temprana edad militó en su banda Bluesbrakers.
Es quizás el músico más respetado (aún hasta por el propio Paul McCartney) del Reino Unido; ha vivido y experimentado el cambio de varias generaciones musicales como el punk, pop, disco, techno, progresivo.
Vio el nacimiento y el ocaso de los Beatles, Queen, Cream, Traffic, Doors y muchos más.
Sus manos aún pulsan soberbiamente la guitarra y sus pulmones exhalan una fuerza inaudita para seguir escuchando su ya legendaria armónica.
Hoy la leyenda está más viva que nunca, y si tocar blues da inmortalidad, entonces que nunca nos deje John.