“En esta panadería la tradición es cada año, no ha faltado”, dice orgulloso el panadero José Antonio Martínez, quien recomendó además a los juarenses “no andarse peleando por las roscas”.
El trabajador de la panadería La Espiga de Oro, ubicada en la Insurgentes y Venezuela, asegura que durante años las ha preparado con mucha calidad.
“Por muy de barrio que sea la rosca, está buena, así que no tienen por qué andarse peleando”, agregó don José, mientras veía una columna de roscas recién sacadas del horno.
Martínez lleva 50 años de panadero, asegura que ama su oficio y que cada vez que cocina este tipo de productos, lo hace con mucha pasión.
“Las hago para que la gente las consuma, uno se pone a esmerarse en lo que hace y para hacerlas bien”, añadió.
Guadalupe Becerra, responsable de la panadería, dice que aunque ahorita hay mucha competencia, este tipo de negocios artesanales son distintos a los que se produce en grandes cantidades: “la panadería es la panadería”.
“Todos los panaderos que tenemos ya tienen más de 30 años en su oficio, y ya saben cómo hacer cualquier producto”, asegura.
Becerra asegura que aunque han subido los insumos, el trabajo no se deja de hacer, y que esperan tener mucho trabajo durante este fin de semana.
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