En el corredor peatonal de la avenida 16 de septiembre, entre las calles Noche triste y Venustiano Carranza, aún permanece el edificio del que alguna vez fue el majestuoso Cine Plaza.
Oculto entre tiendas departamentales que hoy ocupan su estructura, el coloso del séptimo arte dejó atrás sus monumentales momentos de esplendor y hoy se desvanece entre la indiferencia y el olvido.
Fotos y video: Christian Torres
Inaugurado en 1947, este cine, que alguna vez fue el más lujoso de Ciudad Juárez e incluso dentro de los más bellos de México, mantiene vestigios de la majestuosa decoración que antaño cautivó a sus visitantes, ahora relegada entre los productos de las tiendas que ocupan su edificio.
Construido en 1946 e inaugurado el 19 de mayo de 1947 por el alcalde Carlos Villarreal, el Cine Plaza se erigió por décadas como un ícono juarense, con tres pisos y una capacidad inicial para 3 mil personas. Aunque algunas voces sugieren que solo cabían 2 mil 500, su apertura fue un acontecimiento que cerró las avenidas 16 de Septiembre, Benito Juárez, Vicente Guerrero y Francisco Villa al tráfico vehicular, atrayendo a una multitud curiosa.
En sus orígenes, el cine, con dos niveles adicionales a la planta baja, destacó por su elegancia y comodidades. Pero hoy, lo que queda de sus butacas y sala de proyección apenas insinúa el antiguo esplendor que una vez atrajo a los amantes del cine.
La película de estreno fue “Enamorada” (1946), protagonizada por María Félix y Pedro Armendáriz, la cual marcó el inicio de una era en Ciudad Juárez. Durante años, el Cine Plaza fue testigo de la fiebre por las producciones mexicanas y el esplendor de Hollywood que llegaba a la frontera.
El interior, diseñado por el artista mexicano Aurelio Mendoza, se destacó por su decoración única, desde el vestíbulo hasta las butacas, los adornos en azul metálico, las alfombras y las puertas de bronce que separaban la entrada de la sala de proyección. Incluso contaba con restaurante-bar y un café terraza, consolidándose como el cine más elegante de la ciudad.
La estatua de una mujer desnuda, obra de Mendoza, una vez una pieza central del vestíbulo, ahora se encuentra perdida entre la mercancía de una tienda, guardiana silente de tiempos pasados; la escultura de un caballero, yace olvidada en la bodega de una tienda aledaña.
A pesar de su rica historia y contribución a la identidad de Juárez, la triste realidad es que el Cine Plaza, como muchos otros edificios, se desvanece en la oscuridad del olvido.
A pesar de que en anteriores municipales se anunció con bombo y platillo su adquisición y restauración con una inversión que se estimaba en más de 40 millones de pesos, la realidad es que su rehabilitación nunca llegó y su preservación, como ocurre con los vestigios arquitectónicos de nuestra ciudad, que una vez fueron faros culturales, hoy se encuentran cubiertos de polvo e indiferencia.
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