“Yo cuando llegué aquí, con mi hija y con mi nieto, nosotros veníamos huyendo de una situación muy fuerte, por eso nos venimos, y nos fuimos a entregar porque no sabíamos que había esta aplicación”, relató Verónica Zamudio, migrante de Michoacán.

Recordó que fue tratada mal por elementos de la Patrulla Fronteriza, particularmente con los que hablaban español, “porque esos son los que se portan mal con uno”.

Zamudio, quien se encuentra en el Albergue Vida, ubicado en la calle General Manuel Castro, en la colonia Revolución Mexicana, recuerda que en cuanto cruzó a territorio estadounidense les dijeron que “los mexicanos no podían cruzar y que los iban a regresar”.

“Nos pidieron que firmáramos un papel con la salida voluntaria, porque si no, nos iban a separar del niño”, agrega Verónica sentada en una de las camas del albergue.

De acuerdo con la migrante, al esposo de su hija lo secuestraron y después lo asesinaron, sin embargo eso no les importó, dice, a los “migras”.

Ahora espera a que la acepten en la aplicación CBP One para que no la vuelvan a regresar.

“Sabemos que mucha gente se viene a la frontera porque no le queda de otra”, manifestó Francisco González, representante de Red de Albergues Somos Uno por Juárez

Añadió que las personas que huyen de la violencia o pobreza difícilmente serán detenidas por un muro o la vigilancia estadounidense, porque lo que el flujo migrante continuará creciendo en esta región.
Francisco González, representante de Red de Albergues Somos Uno por Juárez

