¿Sabías que los tumores cerebrales en la infancia son más frecuentes entre los 3 y 5 años de edad?
“Un tumor cerebral es el crecimiento anormal de ciertas células dentro del cráneo que van a generar un crecimiento descontrolado y la compresión de algunas estructuras”, explica el doctor Miguel Ángel Hernández, especialista en neurología pediátrica del Centro Médico de Especialidades.
A diferencia de los adultos que pueden presentarlos derivados de otro tumor primario, en los niños se asocian entre un 8 y 10 por ciento a condiciones genéticas y en un porcentaje menor a causas ambientales.
Localización y síntomas
Los tumores pueden localizarse en la parte superior del cerebro (supratentorial), en la línea media de la cabeza o en la fosa posterior (infratentorial).
Sus signos y síntomas van a depender de la zona donde existe el crecimiento de células, comenta el especialista.
La localización más común es la infratentorial, “es aquel niño que puede tener problemas en su equilibrio, una base de sustentación amplia (que separe mucho los pies para lograr el equilibrio) o que lateriza la marcha, se va hacia un lado”.
Los tumores que se presentan en la línea media se acompañan de cambios en la visión por compresión de las estructuras aledañas, situaciones neuroendócrinas como la diabetes insípida, pubertad precoz y alteraciones en el crecimiento, y dolor de cabeza.
“En la localización supratentorial podemos tener focalidad neurológica, debilidad en una parte del cuerpo muy específica, dependiendo del área que afecte, trastornos del habla y crisis convulsiva, es la más frecuente”, comenta.
En menores de 18 meses
Dentro del cráneo existe un equilibrio en todas las estructuras que lo conforman: vasos sanguíneos, meninges, masa encefálica y líquido cefalorraquídeo; si algo está en mayor volumen o crece como las células tumorales, se genera una compresión y desencadena síntomas.
“En niños menores de 18 meses tenemos que las fontanelas (que conocemos como mollera) pueden estar todavía abiertas y permiten que el cerebro entre en cierto equilibrio y que no tenga síntomas como un niño ya mayor a los dos años”, señala.
En estos pequeños puede presentarse la macrocefalia, “el tamaño de su cabeza es más grande que el que le corresponde, podemos tener síntomas como la irritabilidad y el vómito, alteración del equilibrio y regresión de aquel niño que ya se quedaba parado o daba sus primeros pasos”.
Alerta al dolor de cabeza
El neurólogo pediatra pide estar alerta ante el dolor de cabeza, uno de los principales signos de alarma, independientemente de la edad del niño, si ocurre dentro de la madrugada y lo despierta, se asocia a náuseas y vómito muy recurrente o incrementa al hacer un tipo de esfuerzo como levantarse para ir al baño.
“Dentro del diagnóstico siempre que tengamos un dolor de cabeza más algún otro síntoma se tiene que referir a la valoración por un pediatra o neuropediatra”, agrega.
El diagnóstico se apoya por estudios de imagen, sobre todo la resonancia magnética y existen diferentes modalidades para tratar a los pacientes como la quimioterapia, radioterapia o la cirugía.
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