Esta semana asisto al VII Coloquio de Poesía Mexicana Contemporánea, celebrado en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, tuve la oportunidad de presentar una investigación sobre poesía en la revista Levrel, de escuchar ponencias acerca de poetas actuales y de saludar amigos. Por esa razón, pensé que lo mejor sería hablar de poesía. Creo que, desde las raíces de nuestra cultura mexicana, somos una nación de poetas, nuestro poeta más antiguo fue Nezahualcóyotl y ya Carlos de Sigüenza y Góngora hablaba de certámenes que convocaban unos 400 poetas en el siglo XVII, así que no es extraño que haya tanto poeta en México.
A Arely Jiménez (Aguascalientes, 1992) la conocí en un taller sobre la escritura de ensayo en San Luis Potosí. Desde los primeros textos que compartió me sorprendió la fuerza que tenían sus escritos, una fuerza que surge al vivir en el límite de la existencia o haber pasado por experiencias cruciales, que muchos podemos experimentar, pero solo los poetas convierten eso en poesía. Esto es lo que sucede con el libro Una mujer sola (2024). Se trata de un libro breve de poemas que habla de sus experiencias como mujer que desde joven decidió irse a vivir sola.
En este libro hay poemas que con una sencillez profunda hablan de la cotidianidad, como la hora de preparar alimento, de la compañía que suponen ciertos electrodomésticos, los que incluso se vuelven compañeros irremplazables, como una familia. En estos poemas se habla de la vida, pero también de la misma creación poética, como se lee en el siguiente poema: “Trabajar ocho horas diarias./ Pagar con hojas delgadas/ mis pequeños placeres y alimentos./ Visitar a mi madre/ una vez por semana./ Hablar con el hombre/ que sueña conmigo/ y dejarlo dormir en mi cama/ ocasionalmente./ También esto es necesario/ para escribir un poema”.
Jiménez no habla de la inspiración, sino de la vida cotidiana que afrontamos todos y que ella afronta como mujer y como poeta y cada momento vivido es viable que se convierta en materia poética, como se lee en el inicio de este poema: “Para escribir un poema/ debo limpiar la mesa,/ dejar los trastes limpios/ sobre la tarja”. Quizá también alude a la demora o a la procastinación en que nos entretenemos antes de ir a los asuntos que nos competen con mayor urgencia. En fin, los invito a que lean este estupendo libro; lo pueden adquirir con facilidad en una famosa plataforma de ventas en línea.
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