Roberto es un niño extremadamente sonriente e inteligente. Detrás de los anteojos y del semblante serio que proyecta, se esconde un niño con alma hiperactiva y una sonrisa espontánea.
Nació un 11 de diciembre de 2014 en la ciudad de Agua Prieta, Sonora, pero ha sido criado en esta frontera. Su formación académica la desarrolla en el Colegio Adela de Cornejo, donde actualmente cursa el 5to año de primaria.
Aficionado a las matemáticas, a los juegos de estrategia, al futbol y principalmente a las “gloriosas Águilas del América”, el niño que pidió de regalo de cumpleaños a sus padres una prueba de coeficiente intelectual, cuenta la historia de cómo consiguió convertirse en uno de los más capaces de todo el país para resolver problemas matemáticos.

A un “sueñito” de no cumplir el sueño
En la vida, siempre hay momentos que marcan la historia, capítulos que, de haberse contado de una forma distinta, habrían alterado totalmente el curso de los acontecimientos, y el caso de Roberto, no es la excepción.
Era la fecha de su primera competencia de matemáticas, una disciplina académica que le fascina desde los 5 años. Sin embargo, también era sábado por la mañana y, tras pensarlo lo suficiente, el niño había decidido que la mejor opción era quedarse plácidamente entre sus cobijas.
Hasta ese momento, formaba parte de un programa intensivo de competencia, liderado por el profesor Ennok Fuentes, coordinador regional de la Olimpiada Nacional de Matemáticas para Alumnos de Primaria y Secundaria (Onmaps).
Después de varios sábados entrenando para la competencia, el día que estaba esperando parecía escaparse por la ventana. Gracias a su madre, cuenta con especial alegría, fue obligado a levantarse para asistir a competir.
El resultado de esa simple acción maternal, de ese instinto de responsabilidad que tenía tras de sí horas de arduo trabajo, terminó con esa medalla de bronce colgando del pecho de Roberto.
En aquella primera competencia local, que describe como “fácil”, logró ser el primero de los cinco concursantes que calificaron al torneo estatal.
Frente a los mejores de todo el estado, a quienes recibió esta frontera, también logró ser uno de los dos mejores clasificados, ganándose el derecho de participar en la competencia nacional, que se llevó a cabo en la ciudad de Puebla.
Del 30 de abril al 2 de mayo del año en curso, el pequeño Roberto se enfrentó a su prueba más complicada: una competencia en la que no solo tenía que resolver problemas, sino que tenía que ofrecer argumentos del origen de su respuesta, así como el método que utilizó.
Aunque fue una de sus principales dificultades, compartió con orgullo que logró sobreponerse y tener un buen desempeño.
Al momento de nombrar a los ganadores, sintió nervios por los resultados, mismos que se convirtieron en alegría cuando su nombre estuvo dentro de los tres mejores de su categoría.
Roberto aseguró que este es apenas el inicio de su camino dentro de las competencias de matemáticas. Contó que para el próximo año, planea aprender a resolver operaciones más complejas, como integrales o derivadas, con el objetivo de llegar mejor preparado.

Acerca de su sueño, mencionó que le gustaría convertirse en “científico, químico, físico, cosmólogo y matemático”. Todo, en todas partes, al mismo tiempo.
Como mensaje final, agradeció a su familia, profesores y seres queridos que lo ayudaron a ganar su medalla.
“Gracias a mis papás, que me pudieron llevar, a Dios, que me dio la inteligencia que tengo; también a mi escuela, a los profesores del estatal, como el profe Chuy, Ennok, Saúl, Karen y todos los demás”, declaró.
