Mucho se ha especulado de si “El matadero” fue el primer cuento hispanoamericano o no. Sin embargo, no importa si efectivamente fue o no el primero, lo que interesa son algunos asuntos vertidos en este texto del escritor argentino Esteban Echeverría (1805-1851), quien en su época destacó principalmente como poeta.
Cuando se habla de este cuento, de inmediato salta a la discusión de si fue el primero o no. La verdad es que no importa, para mí es de mayor trascendencia el que sea una analogía de las incipientes naciones independientes.
“El matadero” se escribió en 1839, pero fue hasta 1871 cuando se publicó, unos veinte años después de que el autor hubiera fallecido. En esta obra se cuenta la historia de un pueblo argentino que está pasando hambre y que se subraya porque la Iglesia y el Estado controlan el consumo de carne. El Gobierno extraído de los federalistas mantiene conflicto con los unitarios, estos conflictos se van a vivir con distintos nombres a lo largo del siglo XIX en toda Hispanoamérica: conservadores contra liberales, republicanos contra monárquicos, federalistas contra centralistas, etcétera.
Luego de que termina la Cuaresma, se reparten novillos en el matadero para que los carniceros hagan su labor con los animales.
La labor se convierte en una fiesta grotesca de carne, sangre y lodo, la euforia provoca un desequilibrio en los soldados, en el pueblo y ya no importa saciar el hambre, sino el júbilo de la sangre y el cuerpo, algunos roban trozos y cada vez más se va perdiendo el control, a tal punto que un toro escapa y al intentar atraparlo, con una soga degüella a uno de los asistentes, un niño, dice el narrador, que estaba sentado en una de las cercas.
La analogía supone que justamente Argentina en ese momento es el matadero desaforado, en que las personas están hambrientas y que lo único que le importa tanto al gobierno como a la Iglesia es conseguir sus tajadas de carne, aunque el pueblo esté en la miseria y que el otro objetivo es acabar con el contrincante político.
“El matadero”, no solo representaría esa Argentina, sino también a México, a cada país hispanoamericano decimonónico, cuyas facciones políticas se preocupaban por conseguir y ejercer el poder más que procurar un Gobierno justo.
*Los comentarios del autor son responsabilidad suya y no necesariamente reflejan la visión del medio