Cada vez que leo las tradiciones peruanas de Ricardo Palma (Lima, 1833-1919) me deleito en sus textos amenos, nada complicados y que buscan contar alguna curiosidad de la vida colonial del Perú y de sus personajes. A este autor lo criticaban historiadores de su época porque no era un historiador riguroso, pero no le interesaba serlo; lo criticaban los escritores porque decían que se basaba demasiado en la Historia, y sobre todo la Historia colonial, lo que era casi una traición a la patria, además de que su auge coincide con el modernismo y a él tampoco le interesaban esos presupuestos preciosistas del lenguaje. No obstante, era muy leído y muchos intentaron copiar su estilo, pero sólo hubo un Ricardo Palma.
Este autor limeño cuenta con varias colecciones de tradiciones y mencionaré solamente algunas para que se acerquen a conocerlo. Entre sus historias a veces trata alguna leyenda, como en “El encapuchado (Crónica de la época del décimo sexto virrey del Perú)”. Señala que se creía que aparecía un encapuchado en el callejón de San Francisco y nadie quería pasar por ahí cuando empezaba a oscurecerse, puesto que no había alumbrado público. Aprovecha esta anécdota para contar otra, la de don Gutierre de Ursán, quien contrae matrimonio con la joven Consuelo, a la que describe así: “Imagínense ustedes una limeñita de talle ministerial, por lo flexible; de ojos de médico, por lo matadores, y de boca de periodista, por el aplomo y gracia en el mentir”. Gutierre tiene que hacer unos negocios en España y le pide a su hermano don Íñigo que cuide de Consuelo.
El viaje se prolonga más de lo previsto y don Gutierre se entera de que Consuelo e Íñigo lo están engañando, así que decide regresar al Perú. Aprovecha una fiesta para tomar venganza, para esto se disfraza del encapuchado que creían se aparecía por esos rumbos y mata a su esposa y a su hermano. Finaliza con que después de esto ya no creyeron en la leyenda.
Palma tiene otras tradiciones como la que explica si Pizarro sabía escribir o no, la de la sentencia a muerte de Atahualpa por haber aconsejado en una partida de ajedrez a Hernando de Soto, en esta se destacaba la inteligencia del inca. También tiene otra en la que subraya la mitomanía del general Agustín Lerzundi. En fin, los textos de Palma son muy agradables para pasar un rato leyendo. ¡Feliz Año Nuevo y que 2024 sea un año de muchas lecturas!
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