Será hasta después del 6 de enero cuando personal de una empresa privada coloque un contenedor para que las personas puedan depositar su basura electrónica y que lo la tiren con los desperdicios domésticos, informó el delegado de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología en la Zona Norte, Marco Antonio Cedillo Hernández.
El funcionario explicó que hizo la solicitud a varias empresas recolectoras de basura electrónica para que colocarán un depósito donde tirarla y, después, se hiciera cargo de lo colectado, una aceptó, pero le recomendó que fuera después del Día de Reyes, y que es cuando las familias comienzan a deshacerse de los juguetes y otros implementos que ya no les son útiles.
Añadió que con anticipación se dará a conocer la ubicación exacta del contenedor, así como los horarios en los que la ciudadanía puede pasar a tirar su basura electrónica sin ningún costo.
La tarea, dijo, es importante debido a que artefactos electrónicos, sobre todo lo que tienen pilas, resultan un factor de contaminación para la ciudad y, aunque hay pepenadores que se dedican a colectar este tipo de material, alguno pasa desapercibido, generando derrames de sustancias dañinas para el medio ambiente y las personas.
El funcionario estatal dio a conocer que la basura electrónica está compuesta por juguetes con baterías, electrodomésticos digitales, celulares, computadoras viejas, reproductores de mp3, memorias USB, impresoras y faxes, entre otros.
Estos aparatos, dijo, van cayendo en desuso debido a averías o porque resultan obsoletos por los avances de las nuevas tecnologías.
La publicación National Geographic establece que los residuos electrónicos existen materiales peligrosos, tales como metales pesados: mercurio, plomo, cadmio, plomo, cromo, arsénico o antimonio que pueden causar daños a la salud y el medio ambiente.
El mercurio, especifica, produce daños al cerebro y al sistema nervioso; el plomo potencia el deterioro intelectual, ya que tiene efectos perjudiciales en el cerebro y todo el sistema circulatorio; el cadmio, puede producir alteraciones en la reproducción e incluso llegar a provocar infertilidad.
Además, el cromo está altamente relacionado con afecciones en los huesos y los riñones.
La contaminación puede ser tan grave como el hecho de que un solo tubo de luz fluorescente puede contaminar 16 mil litros de agua o una batería de níquel-cadmio, de las empleadas en telefonía móvil, puede afectar hasta 50 mil litros de agua, indica la publicación.
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