¿Qué hacemos con un secreto? ¿Qué consecuencias tiene el que develemos un secreto que alguien nos ha confiado? Antonio Muñoz Molina (Úbeda, España, 1956) es un escritor y académico prolífico, cuenta con más de una docena de novelas, además de libros de relatos y de ensayo. En 1994, Muñoz Molina publicó “El dueño del secreto”, en donde cuenta la historia de un joven provinciano que se muda a Madrid para cursar sus estudios universitarios.
Durante la estancia que tiene en la capital española se encuentra con un abogado maduro, Ataúlfo Ramiro, quien lo emplea como su secretario y posteriormente llega un amigo del pueblo, Ramón Tovar, “Ramonazo” o “Tovarich”. El protagonista recuerda una historia que se enmarca en 1974, en una época en que el franquismo estaba en decadencia, pero parecía no terminar, por un lado y por otro, el contexto de la Guerra Fría, que daba pie a la existencia de simpatizantes socialistas y comunistas, así como de los antis.
Desde el inicio de la novela, el protagonista advierte al lector que no le gustaba que le dijeran secretos porque no sabía guardarlos, se ponía nervioso y terminaba contando dicho secreto. Esto es lo que nos va a narrar, cuál es ese secreto y a quién lo comenta, a Ramonazo. El país estaba anhelando la caída de Franco, sobre todo al ver que la Revolución de los Claveles en 1974 había derrocado la dictadura que había permanecido en el poder desde 1925.
El protagonista deambula por cocteles, fiestas, restaurantes en que se reúne Ataúlfo con otros conspiradores, lo sabe después, en contra de Franco, algunos que formaban parte del gabinete franquista, pero que veían con urgencia que terminara ese gobierno opresor del líder envejecido. También le toca presenciar represiones estudiantiles. A pesar de su cobardía, se involucra en la conspiración, se encarga de llevar mensajes y paquetes a los diferentes contactos y todo se complica cuando por fin recibe el secreto de toda la conspiración. Y, sin embargo, Muñoz Molina parece advertirnos que hay secretos mayores a los planes para realizar un golpe de Estado, aquellos que tienen que ver con las relaciones personales, con el paso de la juventud a la adultez, con las ironías de la vida.
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