La violencia familiar es el delito del fuero común que mayor número de carpetas de investigación acumuló en un lapso de casi cuatro años en Ciudad Juárez, abarcando más de dos terceras partes de las cifras totales.
Lo anterior, de acuerdo al Observatorio Ciudadano del Fideicomiso para la Competitividad y Seguridad Ciudadana, donde se refiere que, de enero de 2019 a septiembre de 2022, en el municipio de Juárez se contabilizaron 60 mil 638 expedientes por diversos delitos, donde la violencia familiar sumó 23 mil 975 casos que terminaron en denuncias.
Otros delitos como el robo de autos o las lesiones dolosas, quedan muy por debajo de las cifras que generan los ataques entre los propios miembros de las familias. Dicha información se obtuvo del Observatorio de la Fiscalía General del Estado de Chihuahua.
Acerca del delito de violencia familiar en Ciudad Juárez, especialistas explican que su origen es multifactorial y aclaran que el daño que causa a quienes la padecen puede ser una marca permanente y que puede ser detonante de otros delitos.
Daña más que incluso un secuestro: Experto
Oscar Armando Esparza del Villar, profesor investigador de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), señaló de inicio que la familia, más que ser el sitio donde se origina la violencia, es el lugar donde los seres humanos “nos sentimos seguros, a gusto de expresarnos a nosotros mismos y es ahí donde aprendemos, sobre todo los niños y los jóvenes, las distintas maneras de pensar, van agarrando su forma de ser, su personalidad”.
Señaló que cada miembro de la familia lucha por sus intereses y de alguna manera es sano que se generen discusiones, pero en el sentido de ver las diferencias y llegar a acuerdos, en el entendido de que “somos cabezas y mundos distintos”.
Indicó que ahí es donde se aprende a negociar, pero el problema es que cuando alguna de las partes se desespera, se cansa, se queda sin argumentos o se frustra, es cuando viene la violencia, que por lo general puede ser violencia verbal, que avanza cuando se avientan cosas y que llega al punto de la violencia física.
Dijo que hay otros factores que generan la violencia familiar, como cuando hay adicciones en alguno de los miembros, que pueden ser los padres u otro integrante.
Precisó que es muy común asociar la violencia al consumo de drogas.
Esparza del Villar explicó que de acuerdo a un estudio que se hizo a estudiantes adolescentes de preparatoria, había algunos que habían sido extorsionados, víctimas de secuestro o asaltos y en contraparte, se les preguntó de violencia en el noviazgo o en la familia y al relacionar las respuestas con el tema de la salud mental, lo que encontraron fue que la violencia que más afecta a ese tipo de población es la violencia en la familia.
La violencia en la familia es la que más les afecta en su salud mental, sobre todo ansiedad y depresión, dijo.
Complejo de culpabilidad
Agregó que además de la violencia en la familia, la que más les afecta es la del tipo psicológica.
Dijo que se evaluó un factor de culpabilidad, “cuando en la casa hacen sentir al niño o la niña culpable de todo y el segundo que más se asociaba era la falta de atención, prácticamente cuando los papás no se interesaban, no les preguntaban por sus cosas, (que) no interactuaban con ellos”.
Externó que estos últimos aspectos los dañaban más en su salud mental, que incluso la violencia social de la que pudieran haber sido víctimas, como lo es el secuestro o la extorsión.
Prevención desde la pareja
Acerca de la posible preparación para reducir la violencia en la familia, consideró que se debería empezar con los padres, desde que empiezan a ser pareja.
Indicó que desde el noviazgo deben aprender a mantener una relación sana, de cómo se deben comunicar, de cómo resolver las diferencias.
Aseveró que una vez que se casan, resulta que no saben cómo ser padres, donde se dan generalmente dos extremos: los que son por demás autoritarios, al no dejarlos hacer nada y “usar hasta los chanclazos en extremo”, o bien, los que dejan a los niños sin tener ningún tipo de reglas o disciplina.
Mencionó que, en el caso de los papás muy permisivos, sería porque no les interesa o simplemente no tienen esa formación.
Otro aspecto que debería considerarse en la prevención de la violencia, es la educación en las emociones, porque las personas son muy instintivas y no han aprendido a controlarse, externó.
Enfatizó que, si se educara en las emociones, ayudaría a reducir los índices de violencia, porque al no saber controlarse o negociar, sobrevienen los ataques.
Valores, amor y atención
Por otra parte, el profesor investigador de la UACJ comentó acerca de la importancia de los valores en la pareja, donde dejó en claro que sería como antídoto de la violencia, en una combinación de amor y atención.
“Les enseñas a los niños a cómo comportarse, lo que es bueno, lo que es malo, pero además les da amor y esta atención positiva”, apuntó.
Esparza explicó que todo lo anterior los previene de buscar pertenencia a pandillas o grupos delictivos, porque en esos casos sí son gente que les presta atención y que se contrapone a lo que muchas veces sucede en la familia, donde no les ponen atención a los hijos.
Señaló que esa misma atención y formación en el hogar, los ahuyenta de usar drogas, donde el inculcarles valores los lleva a ser personas honestas, a no meterse a hacer cosas malas como robar en las tiendas, entre otras situaciones irregulares.
Hizo énfasis en que debe gestarse un interés por impartir o acudir a cursos para aprender a ser buenos padres de familia, en lo que se conoce comúnmente como escuelas para padres.
Asociada violencia familiar con delincuencia: Cavim
Irma Casas Franco, directora del Centro de Atención a la Violencia contra la Mujer (Cavim), mencionó que se ha incrementado el tema de la violencia familiar en la ciudad y debe ponerse remedio.
“Lo que me he percatado es que muchas de las personas que a la larga cometen algún delito, cuando se hacen estudios de casos, se dan cuenta de que vivieron violencia familiar”, afirmó.
Subrayó que es importante que se vea ese tipo de violencia como la base de muchas de las conductas.
“No quiero decir que con eso se justifique, pero muchas veces no trabajar en estos temas desde etapas primarias, tiene un impacto en la vida de la gente, a la larga”, subrayó.
Reconoció que los niños y adolescentes que viven violencia, “pueden ejercer violencia o recibir violencia, porque eso fue lo que aprendieron”.
Señaló que se tiene que trabajar de una manera puntual en los grupos de edad, lo que significa enfoque de la niñez, enfoque de derechos humanos o “muchos lo hacemos desde la perspectiva de género”.
Casas Franco mencionó que la falta de igualdad de condiciones entre hombres y mujeres en todos los ámbitos, obliga a trabajar en la atención, prevención, sanción y erradicación.
Explicó que, como dependencia pública, tienen un programa de trabajo con hombres generadores de violencia a través de grupos de reflexión donde durante todo un año, los hombres permanecen trabajando no para culpabilizarlos, sino para responsabilizarlos de la violencia que ellos cometieron.
Aclaró que no siempre se logra, porque tratándose de casos graves, llevan otros procesos, pero ya encarcelados en procesos punibles.
Explicó que en Cavim tienen un programa de capacitación en escuelas primarias, donde se dan cuenta de que niñas de cuarto o quinto grado de primaria que manifiestan la violencia de tipo sexual que impera en sus viviendas, en la misma escuela y entre sus mismos compañeros.
Dijo que ya tienen una conciencia, a diferencia de hace algunos años, donde las víctimas ni siquiera se daban cuenta de lo que estaban padeciendo.
Señaló que son importantes las campañas de prevención de la violencia tanto en las escuelas como en centros comerciales, maquiladoras y otros lugares como el centro de la ciudad.
Señaló que al interior de las familias, la violencia puede tener como víctimas a los mismos adultos o los menores de edad.
Reiteró que, aunque sí existen hombres que sufren violencia de parte de la mujer, la prevalencia es que son las mujeres quienes mayormente la experimentan.
Además, persisten los abusos sexuales contra niños o adolescentes, motivo por lo cual se ven embarazos a muy temprana edad, incluso desde los 10 años, especificó.
Violencia es multifactorial
La especialista indicó que el origen de la violencia en la familia es multifactorial.
Señaló que una de dichas causas es por la cultura machista prevaleciente, donde el poder de los hombres sobre las mujeres se sigue manifestando.
Comentó que en el caso de una mujer que trabaja fuera de casa, se tiene ya en la práctica una doble o triple jornada, porque se cumple con el empleo remunerado y aparte se cumple con el trabajo que no paga y que sostiene el hogar, como lo es lavar, planchar, cocinar, ir por los hijos a la escuela, entre otras actividades.
Explicó que el hombre al trabajar, pero no participar en esas actividades, entra en esa desigualdad que origina la violencia.
Agregó que esas circunstancias provocan otras situaciones, como lo son los celos debido a los amigos que se generan en los empleos.
Dijo que a los hombres les sigue costando que la mujer tenga poder sobre ellos, que les ponga un límite, ya que eso “los pone muy enojados”, o bien no están de acuerdo en que su pareja gane más que ellos en su trabajo y de alguna manera ejercen violencia contra ellas.
Anotó que los roles están cambiando porque las situaciones económicas son apremiantes y si la mujer se va a trabajar, el hombre se desquita de otras maneras, porque no acepta cumplir con las tareas que le correspondería ante esas circunstancias, en una repartición de actividades.
Explicó que el apodo, las burlas en la pareja, como el señalar características del cuerpo, son formas de violencia, a pesar de que se hagan pasar como muestras de cariño.
“Es una situación de violencia que poco a poco va impactando la situación emocional”, sostuvo.
Subrayó que otra forma de violencia al interior de las familias es el atentar contra las pertenencias del otro.
Clima, tráfico y encierro detonan violencia
Externó que algunos dicen que la temporada de calor incide en la violencia familiar, aunque no es propiamente el clima, sino los estragos que pueda ocasionar, como lo serían los estados de ansiedad.
Otro aspecto que detonaría violencia es el tráfico de la ciudad, por la frustración que origina en la gente.
Mencionó que todos estos aspectos terminan en las casas, cuando ya llegan las personas a su entorno primario.
En el caso de la pandemia que pasó debido al Covid 19, señaló que centró la atención en el tema de la violencia familiar, porque esta se desató debido a los largos periodos que duraron en los domicilios los grupos familiares.
Mencionó que se dispararon delitos de violencia sexual, por esa convivencia en espacios pequeños.
En relación a esto último, indicó que hay mucha vivienda en Juárez, pero no reúne las condiciones apropiadas para la convivencia de las familias, debido a lo reducido de los espacios.
“Son a veces viviendas muy pequeñas donde no se tienen espacios privados y el no tener un espacio privado también lleva a que haya condiciones que favorecen el ejercicio de la violencia”, indicó.
En el caso de la pandemia, agregó que la violencia familiar se disparó por la falta de recursos económicos, por no tener trabajo, que causó mucha tensión.
Comentó que la violencia es una forma de sacar la frustración, el enojo, donde se responsabiliza a la otra persona.
Es muy común que digan los hombres: “es que ella me provocó, ella no hace lo que yo digo, si ella se portara bien yo no haría eso”.
Subrayó que quienes ejercen la violencia tienen que reconocer que dicho acto daña a otra persona, con una acción u omisión, pero que es una responsabilidad.
La violencia como ejercicio del poder
Anotó que hay que diferenciar y definir que no es lo mismo agredir que violentar.
“Porque la agresión es un instinto, nosotros los seres humanos tenemos el instinto de defendernos de algo que nos pone en riesgo nuestra seguridad, (lo cual) ni siquiera lo hace consciente”, anotó.
“Pero la violencia tiene el componente de ser dirigida, de tener un fin, un ejercicio del poder, de tener consciencia de causar un daño, de provocar un sometimiento de la víctima, de que sepa quién es el que manda, de que sepa cómo se hacen las cosas, que sepa quién es el que maneja a la familia”, aseveró.
Finalmente explicó que los perpetradores de violencia deben ser sancionados por los diversos mecanismos, sin caer en actos de barbarie como quemarlos o golpearlos hasta causarle la muerte.
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