Uno de los modelos que contempla el Programa Nacional de Vivienda para el Bienestar (PNVB) es la construcción de multifamiliares donde las personas puedan comprar o rentar un departamento, pero la administración de este esquema resulta conflictiva en una cultura y sistema mexicano, opinaron urbanistas juarenses.
De hecho, ese tipo de infraestructura fue implementada en la Ciudad de México e incluso en esta frontera en la mitad del siglo pasado, pero con el tiempo, las edificaciones quedaron inoperantes, explicaron.

Elvira Maycotte Pansza, investigadora universitaria con un doctorado en Arquitectura y Ciudad, puntualizó que los multifamiliares presentarán varios conflictos en su administración.
“Me parece difícil, primeramente, porque no estamos acostumbrados a ese estilo de vida… sí es una de las maneras de densificar, porque no es solo poner de manera vertical las viviendas, es ocupar el suelo y ahorita Ciudad Juárez está muy disperso, es precisamente por todos los predios que están dentro de la mancha urbana, todos los lotes intraurbanos”, comentó.
Además, si las personas van a estar rentando en ese lugar, porque una de las facultades que va a tener Infonavit es hacer vivienda para renta, entonces quién lo va a administrar, ya sea de manera individual o multifamiliar.
Habitar en un edificio con varias personas presenta una dificultad mayor porque después de 10 años, van a poder comprar la vivienda, y lo que hayan pagado de renta durante ese tiempo, se les va a considerar como el enganche, entonces habrá propietarios y arrendatarios.
Bajo esa circunstancia, cuestionó cómo van a reaccionar quienes tienen ahí su departamento en propiedad con todo lo referente al mantenimiento.
La urbanista ejemplificó su postura con los casos del Centro Urbano Presidente Alemán (CUPA), construido en la Ciudad de México y los multifamiliares de la avenida De los Insurgentes en Ciudad Juárez, construidos al final de la década de los 40 y ocupados en los 50.
Cuando se originó este modelo, las personas a quienes se les asignaron esos departamentos, tenían un perfil de burócratas con mejor salario del que tienen los beneficiarios en los que ahora se está pensando.

Un modelo abandonado
El CUPA fue el primer centro urbano con infraestructura y servicios para una nueva forma de habitar, con densidad y equipamiento urbano como dispensario, zona comercial, lavandería, supermercado, guardería, club deportivo, teatro, biblioteca, alberca, administración, iglesia, jardín de niños, guardería y hasta un hospital.
Se construyeron 936 departamentos en una superficie de 40 mil metros cuadrados con nueve edificios de 13 pisos y seis unidades de tres niveles.
De esos departamentos, 672 tienen comedor, estancia, dos alcobas, baño y clósets; 192 cuentan con tres recámaras y 72 con cuatro dormitorios, comenzando con un área de 48 metros cuadrados.
Si se tenía que pintar el edificio, el Gobierno lo hacía; si se fundían focos o había fugas de agua en los departamentos, la autoridad los arreglaba como administrador que era, pero se convirtió en un modelo muy caro y por eso se abandonó, ya que dejaban pérdidas, recordó Maycotte Pansza.
Mencionó que ahora, en el plan de Sheinbaum Pardo, se desconoce si habrá alguna cuota extra, quién lo va a administrar y cómo se hará esa mezcla entre departamentos que ya son propiedad y otros de renta, porque obviamente a los arrendatarios no les va a interesar la remodelación de una fachada, quién limpia las áreas públicas o quién las cuida.
“Habrá que ver, son cuestiones por analizar, también quién va a hacer cumplir los reglamentos en esos conjuntos en renta; son preguntas importantes porque finalmente van a tener que ver con el día a día de las personas que van a vivir ahí y que pueden generar conflictos”, declaró.
Es un modelo que tiene su complejidad, no es algo imposible, pero habrá que esperar a revisar todas las leyes secundarias, donde se deberá de considerar todos estos detalles.
La urbanista cuestionó cómo es que resolverán el día que los beneficiarios no paguen, por ejemplo, a alguien que esté en renta, quién se va a encargar de desalojarlo, podría ser el Gobierno, pero es difícil porque una autoridad que desaloje personas habla mal de ella, sobre todo por el enfoque que le está dando para apoyar a las personas más vulnerables.
“Uno de los problemas, me cuentan, más difíciles de abordar en el CUPA, era precisamente ese, cuando dejaban de pagar, y ya sea los propietarios o los que están rentando, qué va a hacer el Gobierno con ellos”, mencionó.

Las insignificancias que podrían ser problemas
Aunque este tipo de vivienda es exitoso en países europeos, dijo, se trata de otra cultura y sus ocupantes están acostumbrados a vivir en comunidad multifamiliar, pero aquí no, va a tener que ser un proceso en el que se eviten conflictos en los espacios urbanos para no sumar más a lo que cotidianamente ocurre, como los pleitos por estacionamiento, que en otros lados no se ven.
Agregó que parece que son cosas insignificantes, pero que sí causan problemas fuertes en algunos fraccionamientos en donde no se previó tanto automóvil y ahora ya no hay dónde colocarlos y entre los vecinos se propician roces.
“Son muchos los detalles que habrá que ver, pero no es algo que en su momento no se pudiera solucionar, va a ser difícil”, consideró.
Maycotte Pansza afirmó que la ubicación, el equipamiento y el espacio abierto, darán las condiciones buenas o malas que se pudieran tener, porque si construye vivienda vertical y no dejan suficiente espacio para automóviles, se van a enfrentar dificultades, más en una ciudad como esta frontera, donde son una herramienta de transporte, dado que el sistema público, aunque esté avanzando, todavía falta mucho para decir que es satisfactorio.
El CUPA y otros edificios en la Ciudad de México tienen espacios abiertos y equipamiento, tiendas cerca, hasta guarderías, Jardines de Niños, muchas cosas que existen de acuerdo al número de departamentos y están considerados como parte del desarrollo y no como algo que se va a desarrollar después, indicó.

Juárez no tiene cultura condominal
Sobre el tema, el urbanista y profesor de Arquitectura y Planeación, Gabriel García Moreno, mencionó que con el objetivo de alcanzar nuevos estándares de vivienda, se construyeron los multifamiliares de la avenida De los Insurgentes en Ciudad Juárez, que fueron edificados por el Issste, antes de que existiera el Fovissste.
Dijo que se han documentado casos en el país con esos esquemas, el más conocido es el CUPA, que fue promovido por el presidente Miguel Alemán Valdés.
En los 50, recordó, viene ese conjunto de vivienda vertical y todo funciona bien, hasta los 90, cuando el Estado dice que no puede con el mantenimiento de todo el conjunto y deja la responsabilidad a los ocupantes, pero los condóminos no tienen manera de organizarse y eso generó el deterioro que se ve aquí.
“Nosotros no tenemos desarrollada una cultura condominal fuerte, a pesar de que parte de lo que sucede en Valle del Sol está en condominio, pero es horizontal”, acotó.
El urbanista consideró que hay muchos detalles que se tienen que trabajar, como la forma en que se va a ejecutar el programa y qué es lo que se debe hacer después de terminarse y arreglar lo que se tenga que resolver.
“Muchas veces, cuando se habla de obra pública, va en ese sentido, el prometer no empobrece, el dar es lo que aniquila, ahí está lo complicado, y en la obra pública, es el mantenimiento”, opinó.
Hace poco más de tres años, en octubre de 2021, la autoridad municipal juarense de Protección Civil realizó un peritaje en los multifamiliares de la avenida De los Insurgentes y determinó que representan un alto grado de riesgo para las familias que los habitan.
Los funcionarios imprimieron su dictamen en el oficio 8018/2021, documento que se elaboró a raíz de una solicitud presentada el 15 de septiembre de ese mismo año por el área técnica del Issste.
Dos de los edificios que albergan los condominios fueron construidos en 1950 y otros cinco en 1985, pero todos presentan problemas de deterioro visible, principalmente en su fachada.


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