Víctor Manuel Espinoza Herrera, de frágil fisonomía y andar intacto, nació el 30 de marzo de 1951 en Saucillo, Chihuahua y egresó de la Escuela Normal a inicios de los años setenta.
El año pasado publicó “En un sorbo de café”, un pequeño libro de historias en las que igual se narra la historia de un lobo, que la de Rebeca, una sobreviviente de la pandemia.
Espinoza Herrera inició su camino en las letras, en periódicos como La Jeringa y Segunda Plana, Amanecer y más recientemente la revista digital Amanecer Juárez, además de programas de radio y televisión, siempre con la idea de fomentar el gusto por la escritura.

Entre enero y mayo de 2015, después de mucho tiempo de pensarlo, se puso a escribir y ganó la presea al Escritor del Año con dos obras de poesía, un ensayo y un libro de historias en prosa.
En el 2017 incursionó en el guion cinematográfico, pero lo dejó y optó por –dicho en sus palabras– ponerse frente al espejo para saber por qué ya no siguió escribiendo.
“Pocos estamos preparados realmente para buscar los caminos a aprender a escribir y buscamos diplomados, ser autodidactas y andar en diferentes espacios, hasta que por fin empezamos a creer en ser escritores”, platica.
“Un sorbo de café” –dice– es el producto de cuatro años escribiendo.
Su primera obra –recuerda– la había hecho varias décadas atrás, cuando escribió un poema a la madre, siendo estudiante de la Secundaria El Manco de Lepanto, en Saucillo.
Hay cierto énfasis en sus palabras cuando recuerda que esa poesía estudiantil, fue escuchada en estaciones de radio de Delicias y Camargo, de esos años.
Radicando en Juárez a partir de 1975, escribió varias historias de corte policiaco, pero todas se fueron quedando en el camino árido de lo no publicado.
Es ingrata la memoria. No deja que el escritor termine de hilvanar entre sus remembranzas, cómo ocurrió la metamorfosis.
Cómo pasó de ser un maestro normalista, con 40 años de servicio, para transitar al correr de los años por tareas de periodista y finalmente, llegar a verse en su propio espejo, como lo que realmente es.
Autor de poesía, cuentos e historias cortas “para leer y contar”, en una breve conversación este fin de semana, lanzó un consejo a quienes gustan de practicar afanes literarios.
“Todo lo que tengas dentro del cajón, sácalo, no lo dejes ahí, porque hay muchos que tienen algo escrito dentro del cajón y no lo han publicado”, afirmó.
La segunda edición de ‘En un sorbo de café’, se imprimió en enero de este año, con un prólogo de Alejandro Segnini Bosch y el diseño de portada de Uriel Espinoza.
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