Rickettsia La amenaza que ya cobró la vida de 26 juarenses
La absurda muerte de Danielito, quien perdió la vida tres días después de cumplir los 6 años
Juarenses, vulnerables ante el riesgo de fallecer por la picadura de garrapata infectada con rickettsia
No hay un método efectivo para diagnósticar el padecimiento, ni medicamentos disponibles cuando ya se ha complicado
Martín Orquiz | 16 abril, 2025
Durante 2024 la rickettsiosis, una enfermedad originada por una bacteria transmitida a los seres humanos a través de la mordida de ácaros infectados, le quitó la vida a 26 fronterizos.
Este año, la fatídica cuenta continúa a pesar de que, al detectarse a tiempo, la enfermedad es tratable; no obstante, permanece fuera del radar de los médicos que se topan con síntomas que apuntan hacia otros padecimientos, lo que al final resulta en tragedia, tal como ocurrió con Daniel Lozano Bernal, de 6 años, el pasado 18 de febrero.
La fatalidad ocurrió tres días después de su cumpleaños, lapso durante el cual sus padres pasaron por un viacrucis en busca de ayuda médica, tanto en el área privada como en la oficial.
El diagnóstico de rickettsiosis y el medicamento para combatir la infección llegaron tarde.
“No hubo una detección temprana, eso fue lo que sucedió”, dice, tratando de controlar su emoción, David Lozano Rodríguez, padre del menor.
Su hijo presentó falla multiorgánica, dejaron de funcionarle los riñones, el hígado, los pulmones, le empezaron a fallar el corazón y el cerebro, hasta que finalmente murió.
“Nos quedamos yo y mi esposo en shock. ¿Por qué no lo detectaron todos los doctores y no nos dijeron eso? (Un médico) me dijo que el niño estaba muy grave y que podía fallecer, ahí empezó todo mi calvario”, recuerda Jazmín Bernal Amparán, la madre de Daniel, también ahogándose en sus palabras por el desconcierto ante lo ocurrido.
Datos dados a conocer por funcionarios de la Secretaría de Salud estatal indican que en 2024 en el estado de Chihuahua se registraron 47 decesos por esta causa, de los que 26 ocurrieron en Ciudad Juárez, 16 en la Ciudad de Chihuahua, 3 en Meoqui y 2 en Aquiles Serdán.
En total, fueron 94 los casos confirmados en la entidad, 44 en el municipio de Chihuahua, 38 en el de Juárez, 5 en Meoqui, 3 en Aquiles Serdán, mientras que en Allende y Buenaventura uno de forma respectiva.
La rickettsiosis, explica Leticia Chavarría Villa, miembro del Comité Médico Ciudadano de Ciudad Juárez, es una enfermedad producida por la bacteria llamada rickettsia que se caracteriza por síntomas que aparecen de forma súbita, tales como una fiebre alta de 38.5 a 39 grados centígrados o más, cefalea, dolores musculares, de garganta o de estómago, así como malestar general.
Ese es, precisamente, el problema porque son síntomas muy inespecíficos que se pueden confundir con cualquier otra enfermedad y que no se distingue por algún dato clave, aunque después de algunos días aparecen manchas en la piel, principalmente en los brazos, explica.
Lo grave, continúa, es que si no se atiende dentro de los primeros tres días a partir del inicio de los síntomas, cada vez será más complicado que la persona sane; lo puede lograr, pero entre más se tarde el tratamiento, más difícil resultará.
“Hay un pronóstico que cada vez se va haciendo más grave para la función y para la vida del paciente, incluso cuando aparecen las manchas en la piel, que es un exantema, ahí se tienen que descartar (otras enfermedades), ahí se puede confundir con sarampión o rubeola, sobre todo en los niños”, especifica.
Un diagnóstico equivocado le negó a Danielito la oportunidad de vivir
David, el padre de Daniel, toma una bocanada de aire y comienza a relatar la difícil experiencia que vivió su familia.
Recuerda que lo primero que detectaron fue que el niño tenía una pequeña roncha en su codo izquierdo y, de ahí, no hubo otra gran manifestación, solo comezón y no le tomaron mucho sentido porque no era algo raro, diferente o que lo hiciera sentirse muy mal.
Sin embargo, luego de algunos días, presentó una erupción en esa área de su cuerpo, pero se le quitó después que le aplicaron varias pomadas.
Fue el día de su cumpleaños, el 15 de febrero, cuando el menor empezó a experimentar dolores de estómago, vómito, fiebre y cuadros diarreicos.
Enseguida lo llevaron con un médico particular para que lo revisara y estableciera qué estaba sucediendo, le prescribió medicamento para infección de garganta, tos, estómago y salpullido, pero nada de eso le quitó el dolor.
Como su malestar seguía avanzando, decidieron presentar a Daniel con otro médico para que le hicieran estudios de sangre porque ya se les hacía mucho y no registraba ningún avance en su mejoría.
“Seguíamos viendo que el niño tenía fiebre, cada vez se presentaba más fiebre, cada vez tenía más dolores en su estómago, cada vez nos decía que le dolía mucho su estómago, pero no sabíamos exactamente cuál era el problema”, comenta.
El 17 de febrero le aparecieron petequias (manchas), así que lo llevaron con otro médico particular, quien les dijo que posiblemente era hepatitis, pero que ese síntoma no correspondía a esa enfermedad.
Lo revisó y les dijo que era necesario hacerle análisis más profundos porque ya habían pasado seis días desde que comenzaron sus molestias.
También llevaron al menor con su pediatra, quien les dijo que lo trasladaran a urgencias y que solicitaran un análisis de sangre para establecer qué es lo que estaba pasando.
Ante el deterioro en su salud, la familia determinó ya no acudir con médicos particulares, sino solicitar la atención de algún especialista porque se podría agravar el problema, sobre todo cuando el niño comenzó a tener alucinaciones.
Esa noche, interviene Jazmín, detectó que la situación era muy grave luego que, en un momento determinado, su hijo presentó rigidez en su cuerpo.
Desde el primer síntoma que tuvo, ella dormía con el niño para monitorearlo de forma continua y le ponía compresas de agua en la frente para bajarle la temperatura, pero el medicamento no tenía efecto alguno en su alivio.
Le comentó a su esposo que era muy raro que los fármacos que le estaban suministrando no estuvieran surtiendo efecto y que el dolor siquiera avanzando.
“Lo toco a las tres de la mañana del día 18, le dije a mi esposo, ‘¿sabes qué? Está muy rígido… esto no está normal, está muy rígido, se me va a morir’. Mi esposo lo vio y dijo ‘vámonos rápido a urgencias, vámonos rápido porque se nos muere el niño’”, relata.
La familia radica cerca del aeropuerto y pensaron trasladarlo a una institución médica privada que se localiza en la avenida De las Américas, pero al darse cuenta de que estaba muy lejos, decidieron acudir a otra que se ubica en Teófilo Borunda y Paseo de la Victoria.
Llamaron a la pediatra, quien tardó unos 40 minutos en llegar, después de revisar al paciente, les dijo que lo que estaba ocurriendo era anormal y, por las petequias que presentó, determinó la posibilidad de que hubiera sido mordido por una garrapata y que estuviera sufriendo de rickettsiosis.
David retoma la plática ante el abatimiento que invade a Jazmín y agrega que en el hospital privado se negaron a internarlo a pesar de que ya habían depositado los 50 mil pesos que les exigieron para comenzar a darle atención.
Sus empleados argumentaron que no contaban con el medicamento ni con los aparatos que requerían, así que, de nuevo, tuvieron que movilizarse para buscar un sitio donde pudieran recibirlo.
Luego de algunas llamadas, decidieron trasladarlo al Hospital General Regional 66 del IMSS, pero para hacerlo, tuvieron que buscar y pagar el servicio de una ambulancia.
“Tuvimos que hacer un buen de cosas en cuestión de minutos, porque nos estaban presionando para sacar al niño del hospital. Sí me incomodé bastante por la mala atención que se le dio ahí y porque de entrada, me cobraron para poder atenderlo, aunque tengo seguro de gastos médicos mayores”, explica.
Un médico de esa misma institución los auxilió a conseguir el traslado, servicio que también tuvo que pagar en efectivo.
“Fue muy caótico todo ese proceso, hasta que pudimos moverlo a la 66, ahí lo atendieron superbien… aunque faltaron medicamentos que conseguimos en Estados Unidos, todo lo que se requería nosotros lo conseguimos por fuera para que se le diera toda la atención que se necesitaba”, añade.
Daniel requería el antibiótico doxiciclina vía intravenosa, cuya acción consiste en impedir el crecimiento y propagación de las bacterias; en el IMSS tenían, pero de suministro oral; aunque se lo administraron, no tuvo el efecto deseado.
Otra de las cosas que retrasó la atención, indica David, fue precisamente que invirtieron tiempo en conseguir el medicamento requerido y otras situaciones, ya que no se lo administraron de inmediato con el argumento de que se trataba de una sustancia controlada, así que tuvieron que hablar con el director y otras personas para informarles que ellos habían conseguido el medicamento.
“Ese lapso también afectó, todos esos factores… en la 66 luego, luego, nos dijeron que el niño ya iba muy mal… pasaron siete días y a los siete días él terminó”, expresa con el dolor reflejado en sus palabras.
Hace una reflexión en el sentido de que su esposa no quería hablar de lo que ocurrió, con nadie en general, pero David dice sentir una responsabilidad social para advertir a otros padres del peligro que representa que no se diagnostique a tiempo este padecimiento.
“Lo que yo quiero evitar es que alguien más pase por esta situación… estamos muy lastimados y nos sentimos incompetentes por no poder hacer nada y de que nadie nos haya ayudado”, enfatiza.
Se queja de que, a pesar de que llevaron a su hijo con varios médicos particulares y de Gobierno, ninguno les preguntó si había algo más que pudiera ayudar con el diagnóstico y no fueron más allá de lo básico.
“Deberían de preguntar si es que algo picó o mordió a los pacientes, ir más allá de lo obvio, deben hacer la revisión; aun cuando lo vieron, no supieron que era una mordida de garrapata”, acentúa.
Si se tarda en atender, resulta fatal
El tratamiento contra la rickettsiosis se aplica, en un principio, sin mayores complicaciones, administrando un antibiótico (doxiciclina) que no es tan difícil de conseguir y es de uso común, menciona la doctora Chavarría Villa.
Pero cuando no se detecta a tiempo, hay complicaciones severas, como la hospitalización del paciente, porque genera afectación a nivel de órganos al producirse una vasculitis (daño generalizado), entonces el caso se torna muy grave y se requiere un tratamiento intravenoso que sí es complicado conseguir, indica.
En esta fase, añade, el paciente enfrenta un pronóstico muy reservado para la vida y es cuando ocurren las defunciones.
“Aquí la clave es detectar o pensar en el padecimiento, en la etapa temprana, por eso en estos casos es muy importante la cuestión de la clínica y el interrogatorio, al paciente y a los padres del niño cuando se trate de uno, y el examen físico para ver si se puede detectar que haya tenido contacto con algún perro o gato y fuera mordido por una garrapata”, explica.
La garrapata es el vector para la transmisión de la rickettsiosis al humano y se puede encontrar en mascotas, pero también dentro o fuera de las casas, incluso en las que no se tienen animales, por eso es importante el interrogatorio, para tratar de ubicarse en alguna de las condiciones en las que pudo haber estado el paciente.
Un problema de salud pública
Durante los últimos años, en Ciudad Juárez se incrementaron los casos de este contagio, por lo que considera que es importante que se tenga conocimiento, tanto entre la comunidad, como en el gremio de la salud, con relación a que esta enfermedad está presente y para que realicen incluso biopsia de lesiones como parte del estudio para llegar a un diagnóstico.
“Se considera un problema de salud pública porque es una enfermedad, primero, transmisible, porque va de la garrapata que está en el animal hacia el humano para transmitir la bacteria, no se transmite de persona a persona… y se puede prevenir, eso es lo importante”, señala.
La especialista indica que, por sus síntomas, es posible que se confunda la enfermedad; por ejemplo, en tiempo de frío, se puede llegar a pensar que es un padecimiento respiratorio, pero el tratamiento es muy diferente al que se le debe de dar a un paciente con rickettsiosis.
La población que más afectada se ve, es la que está entre los 5 y 14 años, por lo que recuerda que en el Hospital Infantil de Especialidades se han registrado casos y algunas muertes precisamente porque los afectados son llevados a recibir atención médica cuando ya pasó tiempo, por diferentes circunstancias, y arriban en muy malas condiciones.
El periodo de incubación para la bacteria rickettsia es de tres a 14 días, que es cuando aparecen los primeros síntomas, si la persona es atendida como debe ser dentro de los tres primeros días de la infección, tiene muy buen pronóstico, informa.
Para que el padecimiento sea mortal, dice, depende de varios factores, como la etapa en que llega el paciente a recibir atención, porque incluso cuando hay complicaciones, tienen oportunidad de salir adelante, siempre y cuando reciban el tratamiento adecuado.
Norte Digital solicitó a la Secretaría de Salud estatal una entrevista con personal de la dependencia para hablar sobre la problemática, y aunque se agendó en dos ocasiones una reunión, ambas fueron canceladas. Tampoco se aportaron los datos solicitados para el trabajo.
No todas las garrapatas tienen rickettsia
Juan Felipe Figueroa Restrepo, médico veterinario zootecnista con 40 años de experiencia, ha atendido a miles de dueños de mascotas que tienen problemas con la infestación de garrapatas, ya sea en los animales o en sus patios.
También tiene conocimiento de la existencia de la bacteria rickettsia y que puede transmitirse al humano a través de diversos ácaros, principalmente las garrapatas, y aunque no todas la contienen, esa probabilidad no debe dejarse a la suerte porque es difícil determinar cuál la porta y cual no, advierte.
Estos parásitos llegan a contagiar varias enfermedades mortales, como la fiebre maculosa de las Montañas Rocallosas (rickettsiosis), erliquiosis, enfermedad de Lyme, tularemia, babesiosis, encefalitis, anaplasmosis, fiebre de Colorado y hasta parálisis.
Agrega que el contagio generado por la garrapata ocurre cuando el ácaro se queda prendido en la piel del animal o de la persona y, al chupar sangre escupe a la vez, al realizar esta acción, arrojan la bacteria al torrente sanguíneo de su proveedor.
El peligro se multiplica porque una hembra garrapata es capaz de poner entre 3 mil y 8 mil huevecillos, de los que sobrevive el 95 por ciento.
Aunque en tiempo de calor es cuando se reproducen más, afirma que en la región ya se tiene un mes con la presencia de estos parásitos porque el invierno no estuvo muy fuerte; en la temporada de frío, el ácaro se entierra y puede sobrevivir meses en espera de sentir calor en el subsuelo para salir, así que en esta temporada, duraron muy poco escondidos.
Otro detalle a contemplar es que el vehículo principal de las garrapatas en las áreas urbanas es el perro, lo que provoca que algunas personas se deshagan de sus mascotas cuando detectan la infestación, pero el animal en sí no es transmisor de la enfermedad, aclara.
A través de su experiencia, ha percibido que la rickettsiosis es un padecimiento difícil de detectar e incluso simplemente no se llega a su diagnosis.
Los médicos se confunden y determinan que, por ejemplo, los pacientes tienen leucemia, pero no, los síntomas de la rickettsiosis son similares a los de otras muchas enfermedades, por eso es importante hacer exámenes de laboratorio.
Entre los círculos en que se mueve el médico veterinario, dice, existe la creencia de que muchas muertes ocurridas en esta ciudad han sido producto de la rickettsia, pero son atribuidas a otros padecimientos de forma errónea.
Le ha tocado recibir testimonios de los dueños de mascotas con garrapatas que atiende en el sentido de que sus médicos les dicen que no se preocupen, que los ácaros solamente afectan a los perros.
“¿Cómo es posible que todavía sigan pensando así muchos doctores? Hay mucho desconocimiento todavía en el ramo médico, pero hay garrapatas en todos lados”, advierte.