Guillermo Zuany Portillo, de 38 años de edad, quien encabeza la Dirección de la Agencia Estatal de Investigación (AEI) en el estado de Chihuahua, hace un recuento de cómo inició su carrera de investigador, de cuando fue llamado para ser perito en balística pero terminó dirigiendo el grupo Anti Secuestros en los tiempos de “la guerra”, cuando todos los delitos de alto impacto se dispararon en Ciudad Juárez, con la cúspide en el 2010, cuando esta fue la urbe más peligrosa del mundo.
Desde su oficina de la primera comandancia en esta localidad fronteriza, hace un repaso de cuando perdió a dos de sus compañeros en una balacera que duró cinco horas, pero también recuerda a uno de sus preciados maestros y cuando realizó rescates de secuestrados que lo abrazaron como su ángel.
Tampoco deja de lado sus orígenes y comparte que fue repartidor de pizza.
También hace una reflexión sobre la sociedad actual y habla sobre el legado que piensa dejar en la AEI.
Norte Digital (ND) -¿De dónde es originario?
Guillermo Zuany Portillo (GZP) -De Chihuahua, Chihuahua, de la capital.
ND -¿Considera que fue buen estudiante?
GZP -Sí, alguien que se esforzó por sacar la escuela bien, aparte que tenía unos papás que eran látigo en eso, ellos siempre me dijeron: ‘te vamos a dar todo, lo único que te pedimos es la escuela’. Así que siempre le echamos ganas y la sacamos bien.
ND -¿Qué estudios hizo?
GZP -Soy licenciado en Criminología, soy licenciado en Derecho también, e hice la maestría en Derechos Humanos y perspectiva de género.
ND -¿Algún maestro que recuerde con afecto?
GZP -Creo que todas las personas dejan una huella en uno, pero por ejemplo en Criminología había un maestro que era policía ministerial que se tuvo que ir en aquellos tiempos de la guerra (años de violencia en Ciudad Juárez entre 2008 y 2011), lo atacaron, pero él me dejó muchas enseñanzas.
ND -¿Por qué?
GZP -Te platicaba de la calle, él nos daba clase de balística, pero al último la balística quedaba de lado y te platicaba cómo se vivía en esos momentos realmente la calle. Entonces yo creo que con sus experiencias se me quedaron muchas cosas grabadas que me ayudaron después cuando ya estaba aquí.

ND -¿Siempre pensó en ser policía?
GZP -No, de hecho mi intención era ser perito en balística, porque yo ahí estaba haciendo mis prácticas y un viernes el licenciado (Pedro) Aragonés, de Servicios Periciales, me dice: ‘tráete tus papeles el lunes porque el lunes ya te metemos a trabajar, vas a ser perito’.
Yo bien contento llego el lunes y lo acababan de matar. Entonces llego con el coordinador de balística y le pregunto qué va a pasar. Él me dice: ‘pues ahorita la única es que te metas a la academia, de ministerial’. En aquel tiempo mi novia estaba embarazada. La verdad eran los tiempos de ‘la guerra’, mi familia se puso como loca, eran finales del 2008, pero entré a la academia en enero del 2009 y pues ni hablar, había que comer. Me gustaba, yo ya era licenciado en Criminología, pero no era como que mi línea a seguir, más bien yo quería en periciales.
ND -¿En qué trabajaba en ese tiempo?
GZP -En ese tiempo era repartidor de pizza, estaba en Domino’s Pizza, ya había llegado a la gerencia de entrenamiento y me alejé de eso y me fui a la academia a rifármela y me enamoró esta carrera, la verdad. Yo creo que es una carrera complicada pero que te deja unas enseñanzas y unas satisfacciones bien chidas.
ND -¿Colecciona algo?
GZP -Fíjate que hay una tradición se puede decir, yo desde que entré he tenido demasiado contacto con las policía americanas, porque cuando yo entré se creó UMAS, Unidad Modelo Anti Secuestro, yo entré directamente ahí, entonces se hicieron vínculos con las policías americanas desde aquel tiempo y ellos son muy dados en entregarte una monedita de sus corporaciones. Yo creo que de eso y las placas, es lo que he coleccionado durante mis 16 años de carrera.
ND -¿Cree en Dios?
GZP -Sí, creo en Dios.
ND -¿Hay remedio para la descomposición de la sociedad?
GZP -Yo creo que todo tiene remedio, es complicado, creo que como padres tenemos mucha responsabilidad en que se vaya desgastando el tejido social. Ahora soltamos más la correa y es parte de la responsabilidad, pero creo que es un conjunto, del Estado, de los padres y de los ciudadanos en general.
ND -¿Cuál ha sido su trayectoria en la corporación?
GZP -Me gradué en mayo del 2009 de la academia. De mayo a diciembre fui agente de la Unidad Antisecuestros y en enero del 2010 me hicieron comandante de Anti Secuestros. De ahí me la aventé hasta noviembre del 2015 como comandante y en diciembre del 2015 me fui a la Ciudad de México a la Comisión Nacional de Seguridad, con Renato Sales y estuve trabajando hasta octubre del 2016 y fuimos invitados por el maestro César Augusto Peniche y toda esa administración estuve en Juárez, como coordinador regional de la zona norte y ya en el 2021 se me da la oportunidad de brincar a la Dirección de la Agencia Estatal de Investigación (AEI).

ND -El secuestro fue un delito que le pegó fuerte a Juárez ¿usted estuvo en ese tiempo?
R-Me tocó lo más feo, me tocó estar trabajando a las 4:00 de la mañana que no había ninguna autoridad en la calle, cuando se veían pasar los convoy de camionetas (de grupos del crimen), pero es un delito que yo creo que es el más atroz. Deja huella no solo en las familias y en los secuestrados, me atrevo a decirlo, sino también en nosotros que lo trabajamos. La verdad si es impactante. Vimos niños, vimos mujeres, vimos hombres, vimos viejitos, vimos de todos los secuestrados. También es una unidad de las que más satisfacciones deja, el solo hecho de que te abracen y sientas que eres el ángel que llegó a salvarlos, la verdad con eso se queda uno.
ND -¿Alguno de los momentos más difíciles que haya vivido como parte de su trabajo?
GZP -En todas mis facetas ha habido algo, pero yo creo que perder a los compañeros han sido los golpes más fuertes, porque más en Anti Secuestros vivíamos 24/7 juntos, aquí en las oficinas arriba, dormíamos por ratos y perdimos varios, pero hubo un evento que marcó yo creo a todos, un evento que fue en Camargo, que la balacera duró como cinco horas, ahí perdimos a dos compañeros, los dos súper queridos por mí, pero uno en especial que veníamos desde la academia juntos, se hizo mi hermano y ese sería yo creo el evento más pesado.
ND -¿Y de los momentos más satisfactorios?
GZP -Han sido muchos, yo creo rescatar a las personas eso es de lo más grande y todavía que salgamos nosotros avante, sin nadie herido ni nada, yo creo hay varios momentos, de aventuras muy suaves que dejaron huella para bien.
ND -¿En la escuela no se les prepara para ese tipo de cosas?
GZP -No, en la academia te dan lo básico y es un mundo totalmente distinto a cuando lo vives en la calle. Yo siempre he dicho que todas las zonas tienen sus complejidades, pero Ciudad Juárez es la universidad del policía, si tú quieres aprender realmente lo que es ser policía, (hay que estar en) Ciudad Juárez, porque aquí todo pasa. Es otro mundo, pero suave, aprendes muchísimo.
ND -¿Cuál es el legado que piensa dejar, cómo le gustaría que se le recordara?
GZP -No somos monedita de oro, lo que sí es que yo siempre he dicho que la Policía Investigadora la tenían muy abandonada en tema de dignificación policial, que implica uniformes, tecnología, cursos para los compañeros y yo creo que estamos dejando algo bien, ahorita yo creo que todo mundo identifica a la Policía Ministerial por el uniforme que tiene. Hemos elevado las investigaciones porque tenemos muchos cursos, incluso estamos apoyando a los administrativos de Chihuahua para crear un Instituto para preparar a puros policías investigadores y agentes del Ministerio Público bien preparados en temas de investigación y procuración de justicia (…), también dejar bien armada el área de inteligencia, porque cuando la recibí no tenía y ahora ya la tenemos, con tecnología de punta que antes de plano no se tenía (…) Estamos cambiando todo el armamento también, armas en mal estado las vamos quitando y metiendo otras. Todo eso queremos dejar, porque somos un equipo y estamos trabajando para dejar ese legado.


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